lunes, 1 de abril de 2013

Un debate que cuestiona togas y pelucas

Sol Rodríguez Garnica--
Por una justicia legítima
Buenos Aires, Recoleta, Biblioteca Nacional. 27 de febrero de 2013, 13.30 horas. Trajes negros, grises, con camisas blancas, celestes, rosas; vestidos negros, azules o polleras marrones, rojas, verdes; zapatos de punta, cuadrados, con taco, de colores clásicos; carteras, bolsos, mochilas, con expedientes, carpetas, iPad´s, diarios y celulares que no paran de sonar. Mucho bullicio para una biblioteca.
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En diciembre de 2012, un comunicado conjunto de la Comisión Nacional de Protección de la
Independencia Judicial, la Junta Federal de Cortes y Tribunales Superiores de las Provincias
Argentinas y de la Ciudad de Buenos Aires (JUFEJUS), la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional y la Federación Argentina de la Magistratura, puso en jaque la tranquilidad de Tribunales. Ese escrito plasmó la “preocupación” de jueces y juezas por las “campañas difamatorias”, la falta de concursos y la presión que ejercen sobre ellos otros poderes del estado. Sólo cinco días después de este comunicado, el 11 de diciembre de 2012 apareció una solicitada en los diarios que abogaba por una “Justicia Legítima” e invitaba a profundizar el debate en cuanto al tono democrático que debe tener el Poder Judicial. Allí no sólo estaban los nombres y los apellidos de los firmantes sino también, dos fechas: 27 y 28 de febrero. Esas fueron las indicadas para abrir la discusión sobre el Poder Judicial que quieren los miembros que forman parte de él. A la primera solicitada, le siguieron dos más, donde los nombres de magistrados, funcionarios judiciales y académicos se fueron multiplicando. También se fueron multiplicando las reyertas entre los que no ven mayores problemas en el estado actual de la Justicia y los que creen que hacen falta medidas para garantizar un mejor Poder Judicial. Una democratización.
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Primeras filas en la Biblioteca Nacional
El primer piso de la Biblioteca Nacional está repleto de gente. Algunos jueces, asombrados y sonrientes, se abren paso tratando de llegar al auditorio “Jorge Luis Borges”. Unas jóvenes comienzan a acercar sillas a la pantalla colocada fuera del mismo. La gente se anota para los debates, consulta sus celulares, busca entre esas caras algún conocido. Alguien le habla a Alicia Ruiz (Ministra del Tribunal Superior de la Ciudad de Buenos Aires) apenas llega, le aconseja, le hace preguntas. Recorrer unos metros, que en un momento “normal” tomaría menos de medio minuto, ahora se convierten en cinco. Atravesar la puerta, llegar al auditorio, ver que está lleno.

Algunos se ponen a contar las butacas, ilusionados con la gente que hay. Otros tratan de calcular cuántos quedaron afuera y si dará el tiempo para que hablen todos lo que se están anotando. Imposible empezar a las dos, se le escucha decir a una de las organizadoras. La procuradora Alejandra Gils Carbó fue la encargada de abrir las jornadas y llamó a crear nuevos paradigmas en la justicia. A ese discurso encendido le siguió el de la referente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Entre el público que la escuchaba en total silencio, se encontraba Taty Almeida, de las Madres (Línea Fundadora), sentada en una de las primeras filas.

Lo que siguió fue una serie de exposiciones bulliciosas, de cinco minutos estrictamente controlados, donde fiscales, jueces y defensores, trataron de ejemplificar lo que querían para ese poder judicial al que pertenecen. Hubo voces a favor y en contra de pagar ganancias; otras que plantearon el ingreso por concurso o propuestas de un sistema alternativo; se debatió acerca de los juicios por jurados y sobre el papel del Consejo de la Magistratura. El encargado de moderar y avivar algunos discursos fue el fiscal de Cámara Félix Crous, que entre chistes e ironías varias, condujo esta especie de asamblea judicial. El punto más controversial de la jornada tuvo como protagonista a Julio Piumato, Secretario General de la Unión de Empleados de la Justicia Nacional (UEJN), que se encargó de recordar todas las luchas que encaró desde que preside la Unión (hace ya 23 años) y disparó contra algunos jueces, a quienes acusó de oportunistas ya que “nunca les interesaron los derechos humanos ni los derechos de los trabajadores”. Algunos abucheos, algunos aplausos, indiferencia general.

Alrededor de las siete y media de la noche habló la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez, y cerró la primera jornada. Para entonces, la mayoría de los periodistas había corrido hacia sus redacciones ya que unos minutos antes, en el grupo de Facebook de Justicia Legítima habían colgado el escrito con las conclusiones, si se quiere, de ese primer día. Allí manifestaban la “necesidad de mirar hacia adentro del sistema de justicia” y tener un rol más activo en cuanto a la formación de magistrados, funcionarios y empleados, para que haya una real conexión entre la sociedad civil y el Poder Judicial. Martínez, en un discurso de veinte minutos, hizo una afilada crítica a jueces, fiscales y defensores y hasta le alcanzó el tiempo para contar una anécdota, con la que ejemplificó por qué hay que confiar en la gente y cómo su participación pueda ayudar a modificar al Poder Judicial. En su carrera como defensora oficial, le tocó participar de un caso en que un hombre le robó a una señora el monedero con la jubilación. Tratando de evitar que a su defendido le aplicaran una pena mayor y considerando que él había conseguido trabajo en una fábrica de pulóveres, le ofreció a la mujer darle un saco tejido como compensación. Según Martínez, la jubilada miró a los jueces, al fiscal, a ella y les dijo: —¿Ustedes están todos locos? Si él me robó porqué no tenía para comer y ahora que consiguió trabajo lo obligan a tejerme un saquito, algo que usa para sobrevivir y poder comer, va a volver a robar. ¡Y lo que yo quiero es que no robe más, no quiero un saquito!
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Durante la segunda jornada, la del 28 de febrero, los asistentes se dividieron en cuatro paneles. Aquí la presencia del público disminuyó. El acto al que todos querían asistir era el del 27. El 28 todo fue más técnico, más de tipo jurídico, pero no menos apasionado. Los concursos para ingresar al poder judicial fue uno de los temas más debatidos. En cambio el panel sobre Transparencia Judicial fue de los menos concurridos, quizás porque pocos se animaron a hablar del pago de ganancias. Las ideas sobre cómo garantizar un acceso a la justicia para todos los sectores por igual fueron tantas, que varias veces se pidió que hablaran de a uno por vez, debido al entusiasmo de los participantes.

Hacia el final de los paneles, se insistió que la próxima fecha para la reunión de “Justicia Legítima será el 31 de mayo, en La Plata, donde intentarán nuclearse como una asociación dentro del Poder Judicial, por fuera de las otras asociaciones.

Camino a la salida sigo a unos jóvenes estudiantes de derecho y escucho lo que les comenta con una sonrisa que le ilumina el rostro, un pibe que va en el grupo: “me felicitó un fiscal por lo bien que estuvo mi propuesta en el panel que participé. A mí, dice, al más pinche del juzgado. Que un juez o un fiscal escuchen lo que tengo para decir sobre el poder judicial, ¿si eso no es democratizar, qué es?

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