Por el profesor José Pecora—
Por mucho tiempo el ajedrez fue un deporte teóricamente
limpio en el que imperaba el fair play, mientras que el atletismo, la natación,
el levantamiento de pesas y el fútbol, entre otros, sufrían graves escándalos
por el dopaje.
El ajedrez de competición siempre se mantuvo alejado de este
tipo de problemas, sin embargo, al igual que en otras actividades, la necesidad
de triunfar, ya sea por razones de tipo económico o de otra índole, hacen que
esa realidad haya cambiado un poco. El mundo es de los triunfadores y del que
pierde o sale segundo, nadie se acuerda.
Esa necesidad de triunfo hace que, a veces, alguno se sienta tentado
a utilizar todo tipo de artimañas, con tal de alcanzar el objetivo buscado.
Hoy en el llamado deporte ciencia, han aparecido algunos
casos de trampas de distinto tipo, siendo la mayoría de ellas, basadas en
cuestiones de tipo tecnológico, por medio de la utilización de dispositivos
electrónicos, tales como celulares o transmisores. Es el denominado doping
electrónico.
Micrófonos en los oídos de los ajedrecistas, celulares con
potentes programas de computación que sugieren la jugada ideal, son ejemplos de
elementos que parecen usados por el mítico agente 007, James Bond y que son
parte ya del mundo del ajedrez.
Receptor
invisible para colocar en el oído