Mauricio
Epsztejn—
A
esta altura las cartas electorales están echadas y los jugadores dispuestos jugar
su suerte en todos los distritos.
Una interpretación sesgada tiende a subestimar los comicios de medio término porque en ellos no se elige al Poder Ejecutivo Nacional que, por deformación institucional e historia relegó al Legislativo y Judicial. Sin embargo tales antecedentes no implican que el Parlamento nacional y las legislaturas provinciales sólo tienen como función controlar y poner límites al Ejecutivo y aprobar o no sus proyectos, sino que constitucionalmente es el ámbito donde se discuten las leyes, sea cual fuere el lugar en que se hayan generado las iniciativas y, si cuenta con las mayorías necesarias, su aplicación es obligatoria para el Ejecutivo y el Judicial que, además de ejercer el control de legalidad, debe garantizar su cumplimiento.
Una interpretación sesgada tiende a subestimar los comicios de medio término porque en ellos no se elige al Poder Ejecutivo Nacional que, por deformación institucional e historia relegó al Legislativo y Judicial. Sin embargo tales antecedentes no implican que el Parlamento nacional y las legislaturas provinciales sólo tienen como función controlar y poner límites al Ejecutivo y aprobar o no sus proyectos, sino que constitucionalmente es el ámbito donde se discuten las leyes, sea cual fuere el lugar en que se hayan generado las iniciativas y, si cuenta con las mayorías necesarias, su aplicación es obligatoria para el Ejecutivo y el Judicial que, además de ejercer el control de legalidad, debe garantizar su cumplimiento.