viernes, 30 de junio de 2017

Elecciones 2017 con todas las cartas sobre la mesa

Mauricio Epsztejn—
A esta altura las cartas electorales están echadas y los jugadores dispuestos jugar su suerte en todos los distritos.
Una interpretación sesgada tiende a subestimar los comicios de medio término porque en ellos no se elige al Poder Ejecutivo Nacional que, por deformación institucional e historia relegó al Legislativo y Judicial. Sin embargo tales antecedentes no implican que el Parlamento nacional y las legislaturas provinciales sólo tienen como función controlar y poner límites al Ejecutivo y aprobar o no sus proyectos, sino que constitucionalmente es el ámbito donde se discuten las leyes, sea cual fuere el lugar en que se hayan generado las iniciativas y, si cuenta con las mayorías necesarias, su aplicación es obligatoria para el Ejecutivo y el Judicial que, además de ejercer el control de legalidad, debe garantizar su cumplimiento.
Pero, más allá de lo legal, las elecciones de medio término tienen un valor político adicional, porque miden el grado de adhesión o rechazo que cuentan las políticas que el Ejecutivo viene aplicando, particularmente en este caso, donde gobierna la Alianza Cambiemos, cuya entronización no sólo significó un giro de 180 grados respecto a las políticas aplicadas por la anterior administración anterior, sino que resultó una verdadera estafa al contrato social que ellos comprometieron con sus electores. 
De allí que las próximas elecciones pueden ser cruciales para el destino del país y su pueblo, porque de su resultado depende alcanzar una fuerza institucional que empiece a ponerle un freno al daño que ya le infligió al país y revertir la dirección elegida por la derecha más furibunda, que la composición del actual Parlamento convalidó en lo esencial, no sólo con el lógico respaldo de su propia bancada, sino con la aquiescencia de otras, incluidos muchos parlamentarios que llegaron a las bancas enancados en las listas del Frente para la Victoria y a la hora de la verdad, claudicaron, le dieron la espalda al mandato recibido y, en nombre de la “gobernabilidad”, votaron a favor del saqueo impulsado por el oficialismo que, con lo ya hecho durante menos de la mitad de su mandato, compromete el futuro de varias generaciones, porque su modelo económico es el de la dictadura y los gobiernos constitucionales que la sucedieron y se sometieron al mandato del Fondo Monetario Internacional, que ahora vuelve a campear por estas pampas.
Cualquiera tiene derecho, y en muchas casos razón, para cuestionar aspectos parciales de la gestión kirchnerista, algunos incluso muy criticables, pero nadie, salvo el gorilaje más cerril y los más rancios representantes y usufructuarios del privilegio, encarnados por la Alianza Cambiemos, puede negar el balance general positivo, a favor de las grandes mayorías, de sus doce años de gestión. El contraste entre ambas perspectivas es fenomenal en todos los terrenos.
Hasta ahora, con sus movilizaciones, el movimiento social ha demostrado reiteradamente su potencialidad, sin haber encontrado el modo de plasmarla en una construcción política capaz de disputar la conducción del Estado y ponerlo al servicio del interés general y no de la plutocracia internacional. La conformación de Unidad Ciudadana puede saldar la deuda que arrastra cierta dirigencia por no haber entendido antes la gravedad de lo que está en juego. A esta altura está en manos de la ciudadanía, usar su movilización y su voto para castigar con un baño de realidad y despabilar o descartar, a los que consciente o inconscientemente siguen extraviando el rumbo.
Para unos y otros el tiempo es cada vez más escaso pero, una reflexión sobre la reciente experiencia, permite ver que todavía existe la posibilidad de crear un bloque capaz de inclinar la balanza electoral a favor del campo nacional, popular y democrático.
Por lo que hasta ahora se ve, hay cuatro bloques político-sociales que participarán de la contienda en octubre. En cada uno de los distritos pueden tener nombres o integrantes diferentes, pero que en última instancia responderán a un armado común. El primero es el unificado oficialismo de Cambiemos, hegemonizado por el PRO. En otro revistan los abiertamente opositores, identificados como integrantes del campo nacional, popular y democrático, cuya fuerza principal debe ser Unidad Ciudadana, que el 20 de junio realizó su acto de presentación en la cancha de Arsenal y que encabeza la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sigla con el que competirá junto a Jorge Taiana por la senaduría nacional en la decisiva provincia de Buenos Aires y otros lugares del país. El tercero, que intenta mostrarse como alternativa a los dos anteriores, lo impulsa el Frente Renovador, de Sergio Massa, junto a Margarita Stolbizer, dejando afuera a Libres del Sur, desde la asunción de Macri actuó como oposición amigable. Un cuarto bloque lo conforman alianzas de izquierda que repiten ir por separado aunque ideológicamente se referencian en el trotzkismo.

Las plataformas electorales de las dos coaliciones principales

La de Cambiemos no es novedosas: promete un paraíso futuro dentro de ignotos semestres, mientras sus principales voceros no trepidan en sintetizar de modo prosaico: después de octubre a nuestro presente terrenal le aguardan nuevos ajustes, iguales o peores a los ya aplicados desde hace 19 meses.
En cuanto Unidad Ciudadana, (alianza electoral cuya base legal son los partidos con reconocimiento nacional Kolina, Nuevo Encuentro, Partido para la Victoria, Compromiso
Candidatos bonaerenses
Federal y Frente Grande), más un conjunto de organizaciones no partidarias y destacados dirigentes políticos y sociales, incluida una nutrida falange del P.J.—que en la decisiva Provincia de Buenos Aires encabeza su presidente, Fernando Espinoza— se plantea impulsar antes y después de las elecciones, desde el Parlamento y fuera de él, una lista de 15 temas, apenas un punteo (ver la Propuesta completa en otro lugar de esta misma edición) a partir del cual, si se abre a la participación más amplia permitirá diseñar iniciativas concretas y detalladas que encausen positivamente la resistencia social y política a los planes anunciados por el oficialismo, iniciativas que lleguen al Parlamento en hombros de actores sociales y políticos reales y movilizados, que las empujen con fuerza y no las dejen dormir el sueño de los justos en la mesa de entrada de las respectivas Cámaras legislativas. Es decir, hasta ahora, este Frente no parece estar concebido como una reposición del Frente para la Victoria cambiado de nombre, ni la propuesta debería quedar reducida a un conjunto de abstractas promesas de campaña electoral, sino servir de guía para la acción, momento y lugar que debe incluir ideas que aporte cada comunidad, cada barrio y localidad, además de cómo lograrlo y de dónde saldrán los fondos que lo sustenten, para transformarlo en un plan de gobierno. La masividad y organización que logre la Propuesta, es la mejor herramienta que el movimiento popular puede oponer a la desaforada ofensiva ya lanzada por el aparato comunicacional de la derecha, irreemplazable por un par de canales de TV, más algunas radios y diarios.

Acerca de las PASO que no fueron

En la actual coyuntura nacional también queremos referirnos al rol del peronismo partidario, casi borrado de la escena nacional, que conserva una fantasmal cúpula burocrática incapaz siquiera de fijar una posición común respecto a Cambiemos, un gobierno que en menos de dos años arrasó con las condiciones de vida y derechos de las mayorías para favorecer a un pequeño grupo de multimillonarios. Hoy por hoy, buena parte de esa estructura la componen figuras que van y vienen según sopla el viento o reaparecen para intervenir en el único debate que les interesa: el lugar que aspiran ocupar en alguna lista de candidatos, cuando en todo este tiempo ni siquiera se los escuchó cuestionar lo que viene haciendo el oficialismo y menos aún participar de las movilizaciones y luchas con que millones de compatriotas lo enfrentaron. Por el contrario, no pocos le dieron aire o abrevaron en sus quinchos. Si el macrismo no avanzó más o a veces fue obligado a retroceder, en nada influyeron tales personajes.
Hasta el cierre de las listas se plantearon dos posturas respecto a las próximas elecciones: por un lado está el sector tras el cual se encolumnaron quienes hoy forman parte del por fin concretado frente Unidad Ciudadana, cuya principal referente es Cristina Fernández de Kirchner. Por el otro, se encuentran los que promovieron a Florencio Randazzo, eficiente ex ministro de CFK en la ejecución de las políticas que le fueron encomendadas, pero se recluyó en un llamativo silencio a partir de haber sentido desairadas sus aspiraciones a la candidatura presidencial, a pesar de lo que pasaba a su alrededor. Es difícil explica que actuara así sólo por despecho.
A esta altura es una incógnita cuánto incidirá la postura de Randazzo y su sector sobre los resultados de los próximos comicios. Sin embargo, quien escribe esta columna cree que poner justo ahora en debate el tema de los por qué de la derrota sufrida en 2015, aunque no esté saldado y en algún momento deba analizarse, es extemporáneo, sin sentido, porque desvía la atención sobre cuál es el enemigo principal y, objetivamente, resulta funcional al macrismo que tratará de ahondar la brecha, sin pagar costo. Más aún, el proceder de Randazzo y sus aliados es por lo menos un error, cuando hay señales evidentes de que en el campo nacional, popular y democrático va surgiendo una nueva dirigencia, con peso y méritos propios, que ha encabezado la resistencia en todos los campos desde el primer día en que el neo liberalismo llegó al gobierno, que acepta y reconoce el liderazgo mantenido por Cristina entre amplios sectores de la sociedad, pero que es refractaria a aceptar sumisamente los dedazos. En la Provincia de Buenos Aires, la composición de las listas de candidatos al Senado nacional y a la Cámara de Diputados que el frente Unidad Ciudadana promueve, en gran parte refleja esa nueva realidad.
Por eso, con todas las dificultades y posibles errores que implica esa construcción, si Unidad Ciudadana, sus candidatos y militantes, centran su atención, acción y prédica en impulsar la Propuesta que le dio razón de ser a su nacimiento, sin caer en la trampa de enredarse en polémicas que distraigan al campo popular, no cabe duda que el oficialismo de Cambiemos se las verá negras.

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