Mauricio Epsztejn—
El primer año del gobierno macrista de Cambiemos cerró con
presos políticos, como Milagro Sala y sus compañeros en Jujuy, a lo que se suma
la violación de los compromisos del Estado argentino con el sistema jurídico
internacional, las balas de goma contra los inundados de Pergamino y los que
protestaban por los despidos en el sector público en Villa Traful, más la
redoblada persecución mediática y del Partido Judicial contra Cristina
Fernández de Kirchner y otros integrantes de su gobierno. Todo en medio de una
crisis del “mejor gabinete en 50 años” (Macri dixit) y de una exigencia del
presidente por mayor ajuste.