Osvaldo Riganti—
Se cumple este año medio siglo en que se
consagró campeón el “Equipo de José”,
un suceso del fútbol argentino.
El Racing de esos tiempos tenía una
presencia altiva en el fútbol argentino. Había sido campeón en 1958 y 1961 y
subcampeón en 1959 con un juego que hacía honor al apodo de “Academia”.
En 1963 la campaña no fue buena y el
nuevo presidente Santiago Saccol entró sumándose a la consigna del fútbol
espectáculo que sustentaban Alberto J. Armando en Boca y Antonio V. Liberti en
River. Pero aquel equipo no respondió a las expectativas pese a comprar a
hombres de la talla de Bayo, Dorval (un delantero del Santos de Pelé), San
Lorenzo (el ex Chicago que fue uno de los mejores jugadores que pisó canchas
sabatinas) y Menotti. Con todo hubo jornadas de muy buen fútbol.
Pero las finanzas quedaron comprometidas
y Saccol se desprendió de los jugadores de más jerarquía. No andaban bien en
1965 y estaban cerca de los últimos puestos de la tabla. Pero en la segunda
fecha de la segunda rueda asumió la dirección técnica Juan José Pizzutti, un hombre
de la historia grande del club y Racing le ganó por 3 a 1, en Avellaneda, al
poderoso River de Renato Cesarini e inició una racha espectacular. Con las
primeras fechas de 1966 desafiando la hegemonía de nada menos que Boca, River e
Independiente,tomó el liderazgo de la tabla. Entonces, la parcialidad
racinguista comenzó a entonar su grito de guerra campeón: “¡Y ya lo ve… y ya lo ve…Es el equipo de José!”. Y como “José” rimaba
con uno de los nombres de su conductor, Juan José Pizzutti, el mundo lo pasó a conocer
como José Pizzutti. Racing parecía imparable.
Perfumo pasó de ser Nº 6 a Nº 2. Y
aunque no estaba convencido de la variante, José lo convenció: “Usted va a triunfar en ese puesto. Es más, en
él va a ser figura del Mundial de Londres y por eso me va a tener que traer de
regalo, como reconocimiento, un buen impermeable. ¡Pero de los mejores, eh!”.
Y vaya si se cumplió su vaticinio. Al flamante Mariscal no le quedó otra que
venirse con el regalo…
Basile pasó a jugar de Nº 6 tras haberse
desempeñado como Nº 5 y con Perfumo configuraron una pareja de marcadores
centrales inexpugnable.
En los primeros meses de 1966 llegó para
consolidar el equipo el “Bocha” Maschio, integrante de aquel trío ofensivo que
completaron Angelillo y Sívori en el inolvidable Sudamericano de Lima que ganó
Argentina, tras el cual estas figuras pasaron a revistar en el fútbol italiano,
de donde volvió Humberto Maschio.
El “Bocha” dirigía la batuta y colocaba
pases muy precisos para la entrada demoledora del “Chango” Cárdenas y J. J. Rodríguez,
sus goleadores. Tampoco escatimaba centros
que muchas veces definían con certeros golpes de cabeza el “Coco” Basile y el “Panadero”
Díaz, que llegaban de atrás como tromba.
Bajo los tres palos, Agustín Cejas se
reveló como el sucesor indiscutido de Rogelio Domínguez, el gran arquero que
tuvo el club casi una década antes.
Parecía que a Racing nadie lo podía
parar. Su fútbol no era de virtuosos, como el de sus anteriores equipos
campeones de 1958 y 1961, pero su mecánica era devastadora. Llevaba 39 fechas
sin perder y River lo esperaba en el Monumental. “¡Hay que cantarle las 40 a River!”, tituló la revista “Racing”. Pero
River cortó un invicto legendario.
Le ganó 2 a 0 y las enfervorizadas
huestes “millonarias” se fueron cantando “Ya
lo ve, ya lo ve…//el equipo de Renato es mejor que el de José”. Sin embargo
no fue así. River experimento una abrupta caída en 3 fechas y Racing le sacó
amplia ventaja en la tabla, con lo que se consagró campeón varias fechas antes
de finalizar el torneo, en medio del delirio de la “Guardia Imperial”, como se
denomina a su hinchada.
Fue el punto de partida para halagos
mayores. En 1967 ganó la copa Libertadores y la Intercontinental, erigiéndose
en el primer cuadro argentino que se clasificó campeón del Mundo. Accedió a tal
condición con el histórico gol que Cárdenas le hizo al Celtic de Escocia durante
el partido de desempate jugado en el Estadio Centenario, donde Racing le ganó 1
a 0 y la Argentina vibró. El famoso gol de Cárdenas aún hoy es motivo de evocación
y exhibición para la emocionada legión de hinchas académicos.
Roberto Perfumo |
La grata evocación del medio siglo que
se cumple de aquel inolvidable equipo se ha visto empañada en estos días por el
fallecimiento de uno de sus principales protagonistas, Roberto Perfumo, quién
además se destacó en la selección que jugó el Mundial de Londres, al punto de
ser considerado el “Mariscal”, el mejor Nº 2 del mundo.
Perfumo culminaría su gloriosa carrera
en River Plate, adonde lo llevó Ángel Labruna visualizando que podía ser una de
las principales columnas sobre las que el equipo de Núñez iba a asentar una
formación de poderío, para cerrar una racha de 18 años de infortunio. No se
equivocó el idolatrado técnico riverplatense. Junto a Fillol, J. J. López y
Alonso, Perfumo configuró la base del equipo que obtuvo ese año el bicampeonato
y siguió con una larga serie de títulos.
El recordado Nº 2 de Racing, River,
Cruzeiro y la Selección Nacional fue con los años un periodista futbolístico de
nota y también asumió como Secretario de Deportes durante el gobierno de Néstor
Kirchner.
Hoy
el fútbol argentino y la sociedad toda lloran la partida de un
deportista ejemplar, que fue fundamental para que el Racing de José y el River
del Feo (como llamaban con devoción los fanáticos riverplatenses a Labruna), se
reencontraran con sus mejores tradiciones en un momento crucial de sus historias.
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