jueves, 31 de marzo de 2016

Julio Morresi y Aldo Ferrer

Osvaldo Riganti-

Dos sentidas bajas en el campo nacional y popular

En estos momentos, caracterizados por una feroz ofensiva de los grupos económicos sobre los trabajadores y los militantes sociales, marzo ha registrado la sensible pérdida de dos patriotas.
Uno fue Julio Morresi, Padre de Plaza de Mayo y miembro de “Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Politicas”. Militante apasionado desde los albores del movimiento de Perón, perdió a su hijo Norberto Julio, de 17 años, integrante de la UES, asesinado en 1976 por la dictadura militar. Su otro hijo, Claudio, jugó al fútbol en River Plate y formó parte del equipo que conquistó en 1986 y hasta ahora, el único campeonato mundial de la institución. Además fue Secretario de Deportes durante el gobierno de Néstor Kirchner y candidato a legislador porteño en las recientes elecciones de la ciudad.
Julio Morresi fue distinguido como “Personalidad destacada de los Derechos Humanos” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2009 y al año siguiente recibió el premio “Azucena Villaflor” por su destacada militancia en la materia.
En 1990 se alejó del PJ formando parte de las fuerzas que acompañaron a Chacho Álvarez cuando Menem liberó a los genocidas y adoptó un giro liberal a contramano de las mejores tradiciones peronistas.
Retornó a esa fuerza en los últimos tiempos, buscando afianzar la jefatura del movimiento nacional por parte de Cristina. Y pocos días antes de su fallecimiento estuvo en la calle a la cabeza de los reclamos por Milagro Sala, la dirigente social que el macrismo tiene como rehén.
Pocos días después de Julio, falleció Aldo Ferrer. Fue un destacado economista que tuvo en la materia
un paso notable durante una de las mejores gobernaciones de la historia en la Provincia de Buenos Aires: la del doctor Oscar Alende. El gobierno de Levingston lo encontró librando desde el Ministerio de Economía una obstinada lucha contra los monopolios y como activo propulsor de la ley
de “compre nacional”. Enrique Martínez —coordinador del Instituto para la Producción Popular— dijo para el suplemento económico de Página 12 (VerCash 13/03/2016) que “dicha ley constituyó una piedra en el zapato de los intereses multinacionales” pese a que “nunca se la respetó, ni siquiera en parte”  pero que “cuando hay que hacer referencia a acciones estructurales de base para defender la producción  nacional, esa ley aparece como el faro intelectual”.
En el mismo suplemento el economista Matías Kulfas señala que su libro “La economía argentina” constituye “una obra ineludible una época y definió un estilo” a los efectos de “analizar la historia económica del país”.
Restaurada la democracia fue presidente del Banco Provincia en tiempos de Alfonsín.
Tuvo una figuración destacada entre los economistas que presentaron el plan Fénix como respuesta al neoliberalismo que llevó a la Argentina a la catástrofe económico-social de comienzos del milenio. Alejandro Vanoli, miembro de dicho Plan, apunta que su accionar estuvo “en las antípodas de la liberalización comercial y financiera, la desarticulación del Estado, políticas regresivas en la distribución del ingreso, la desarticulación de programas científicos y tecnológicos” que lleva adelante Mauricio Macri. Y exhorta a “tomar la posta de Aldo para que el pueblo sepa de qué se trata y hagamos realidad el país para el que él trabajó y soñó”.
Como Morresi, Ferrer seguía dando batalla en defensa de concepciones que alentó toda la vida. 86 años Julio, 88 Aldo. Ninguno de los dos supo de renunciamientos en su apasionada defensa de la línea nacional.

Se fueron de este mundo con la desazón de ver extraviada a la patria amada. Pero queda el compromiso de ambos como testimonio firme para las futuras generaciones.

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