Osvaldo Riganti—
La floja actuación en el Sudamericano ha dejado sin consuelo
a la afición futbolística.
Argentina no impuso en ningún momento la superioridad de su
fútbol ante Chile. Y puesto a patear penales le fue mucho peor. Perdió 4 a 1.
En el partido decisivo dominamos por momentos pero sin
encontrar los caminos para circular o llegar con claridad. No se trata de tirar
al arco por tirar ni abusar de “centritos”. Pero en los momentos en que no se
llega por abajo, hay que “mechar” otras alternativas. Nos diluimos y el Chile del argentino Sampaoli pudo
controlarnos y hasta llegó, si bien aisladamente, a controlar el trámite e
inclusive estuvo en posición de gol.
Si bien son jugadores que vienen jugando hace rato juntos,
no alcanzamos a conjugar un equipo homogéneo. Tenemos en Mascherano un
batallador incansable, que frena avances “a rolete” en la zona media. Y después
depositamos nuestras esperanzas en Messi como generador de fútbol y hasta
definidor por antonomasia. Pero lo suyo no alcanza a ser desequilibrante.
“Messi deprimido y recluido en Rosario” dice Crónica del 6 de julio. Aun así y
pese a los compañeros de largas campañas que había en la cancha, careció de
acompañamiento y hombres para la descarga. Además, en más de un pasaje lo
“bajaban” sistemáticamente.
Encima hay jugadores que acusan ya el peso de campañas.
Perdimos una magnífica oportunidad de cosechar un lauro que
hubiera revitalizado el título de subcampeones mundiales y hubiera brindado la
imagen de una selección enjundiosa y transitando otra vez un camino exitoso. No
fue así, sacando el partido de semifinales con Paraguay no estuvimos nunca a la
altura de lo que imponían las circunstancias. Y así las cosas, ya suman 3
sudamericanos resignando nuestras posiciones en las finales. Entonces ¿habrá
que empezar de nuevo?
El Suplemento “Líbero” de “Página 12” se lo plantea: “¿Hay
que iniciar una nueva etapa para el plantel o continuar en la insistencia que
llevó al seleccionado a otro encuentro decisivo?”
El columnista Juan José Panno se manifiesta en oposición a
las “decisiones drásticas”, aunque también advierte: “Martino deberá revisar lo
actuado, ver en que se equivocó, replantear eso de que ´fuimos superiores´
(porque no es verdad) y reiniciar su trabajo en silencio, sabiendo que no le va
a resultar fácil remontar la cuesta”.
Quizás el año que viene se juegue el Sudamericano
Extraordinario de Estados Unidos. Será una nueva oportunidad. Pero para que
nuestras chances tengan un cimiento razonable, habrá que conformar un equipo
con “hambre de gloria”, con concentración plena en el objetivo y con distintas
variantes en materia futbolística.
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