Osvaldo Riganti—
Lisandro De la Torre |
Lisandro de la Torre nació en Rosario el 6 de diciembre de
1868. Se graduó de abogado en la Universidad Nacional de Buenos Aires y su tesis
doctoral versó sobre el “Régimen Municipal”.
Participó de la Revolución del Parque y otros levantamientos
radicales. Sus choques con Hipólito Yrigoyen lo llevaron a alejarse de esa
fuerza. Propuso la expulsión de Yrigoyen en un Congreso, siendo silbado y
abucheado. Se retiró indignado, diciendo que “merecemos un Roca”. Llegó a
batirse a duelo con Hipólito Yrigoyen durante el cual llevó la peor parte y sufrió
una herida en el mentón que lo condujo a usar barba por el resto de sus días.
Fundó la Liga del Sur, que pregonaba el derecho a elegir sin
distinción de nacionalidad las autoridades policiales.
No descuidaba sus tareas agrícola-ganaderas, al punto que
fue elegido para presidir la Sociedad Rural de Rosario, entre 1907 y 1910.
En el año del Centenario conoció a Georges Clemenceau —quien
presidió el gobierno francés y que por su actuación hasta la terminación de la
guerra del ‘14 recibió el nombre de “Padre de la Victoria”—. “He aquí el hombre
que deben seguir los argentinos” dijo.
En marzo de 1911 fue elegido por primera vez diputado provincial
en representación del departamento San Lorenzo (Santa Fe).
Hombres controvertidos como Hipólito Yrigoyen, Lisandro de
la Torre y Juan B. Justo coincidieron en despertar en el pueblo una conciencia
colectiva. Dirigieron tres corrientes políticas gravitantes en los albores del
siglo.
De la Torre aceptó dirigir el Partido Demócrata Progresista,
en que había sectores conservadores, entre ellos el señor feudal de Salta,
Robustiano Patrón Costas. Dijo que lo hacía “empujado principalmente para
evitar la posibilidad de un gobierno radical”. Sostenía principios de
liberación, laicización y progreso del Estado y la sociedad sosteniendo que
había que tomar alguna distancia de lo que consideraba –si bien no desechables–
absorbentes reivindicaciones obreras. Pese a lo cual sostendría la
participación de los obreros en las utilidades de las fábricas, limitación de
las grandes ganancias y de las grandes fortunas, pensiones a la vejez, seguro
de desocupación y otros puntos semejantes. Crecía la democracia progresista y
no pocos ciudadanos veían en él un hombre de energía y no gastado.
De la Torre-Carbó fue la fórmula demoprogresista en las
elecciones que instauraron el voto secreto y obligatorio y llevaron a Hipólito
Yrigoyen a la presidencia. Yrigoyen ganó pero la DP se convirtió en una fuerza
considerable. Con los años explicaría que “consideraba entonces como hoy que el
Partido Radical no conseguiría gobernar sino mediocremente”.
Concluido el mandato de Yrigoyen, la sucesión radical quedó
en manos de Marcelo Torcuato Alvear y De la Torre fue elegido diputado nacional
por la minoría de Santa Fe. Sin ser experto tratadista ni profesor en derecho
constitucional, se destacó en debates memorables. Defendió la industria de la
yerba mate misionera ante la política aduanera implementada por el ministro de
Hacienda de Alvear, que abrió el mercado argentino de la yerba mate al producto
brasileño.
En 1928 triunfó la fórmula Yrigoyen-Beiró. En setiembre de
1930 tuvo lugar el golpe de Uriburu, que contó con su anuencia. Uriburu y él
habían luchado juntos en la Revolución del 90 y Uriburu lo admiraba. De la
Torre desechó el ofrecimiento de asumir el ministerio del Interior que le hizo
el dictador. “Veremos” dijo, abriendo un compás de espera. Cuando el régimen de
facto convocó, como ensayo, a elecciones para gobernador en 1931, de la Torre
acompañó en los actos públicos a Uriburu que quería suprimir el sufragio
popular y establecer un sistema corporativo que, con una reforma constitucional
a medida, desembocase en 1932 con De la Torre como presidente constitucional. Sin
embargo, el triunfo radical en la provincia de Buenos Aires, no reconocido por
el uriburismo, significó el fin de la primera experiencia dictatorial. Eran
tiempos de elecciones fraudulentas en los que la fórmula de la Concordancia,
Justo-Roca (h) venció a la Alianza Civil de De la Torre-Repetto, amalgama de
demoprogresistas y socialistas. De la Torre sostenía en los actos: “Venimos a
rescatar el espíritu de la revolución triunfante”, por lo que, a pesar de su
coqueteo inicial con Uriburu, Lisandro se transformó en un tenaz crítico. Si
bien no tenía un pensamiento definido, era un luchador que lo volcó a ser
proteccionista cuando el gobierno de Alvear instrumentó un librecambismo, que
él no desechaba “a priori” pero consideraba de obtusa instrumentación, y a
librecambista cuando Uriburu esbozó un proteccionismo que veía insuficiente y
sumido en contradicciones.
En 1933 gobernaba el general Justo que levantó el estado de
sitio y permitió a Yrigoyen volver de su prisión en Martín García, mientras De
la Torre seguía siendo senador nacional por Santa Fe. En ese año, aprovechando
una revuelta organizada en esa provincia por el radicalismo (que terminó con la
detención de Alvear), el régimen justista la intervino y derogó la Constitución
provincial de 1921, de características progresistas. El coronel Perlinger fue
designado interventor y De la Torre clamó en el Senado contra el atropello,
protesta que hizo memorable cada sesión. Sostenía que “no podría decirse que la
Argentina se haya convertido en un dominio británico, porque Inglaterra no se
toma la libertad de imponer a los dominios británicos semejantes
humillaciones”.
El 1º de setiembre de 1934 reclamó en el Senado el
esclarecimiento de la situación en que se encontraba la exportación de carnes
argentinas, la verificación de los precios que los frigoríficos abonaban y las
ganancias que recibían en el exterior por sus productos. La Cámara designó una
comisión investigadora parlamentaria integrada por él y los oficialistas
Laureano Landaburu y Carlos Serrey, cuyo funcionamiento el gobierno entorpeció en
todo lo que pudo. Por ejemplo, el ministro de Hacienda doctor Federico Pinedo
dio orden a la Dirección de Réditos que no se brindaran datos. Los grandes
frigoríficos intentaron enviar sus libros fuera del país en el “Norman Attar”,
vapor dedicado a la exportación de carnes y Lisandro de la Torre descubrió el
ocultamiento de planillas e hizo arrestar a funcionarios de las compañías inglesas.
La distribución del 85% de las licencias de importación de carne le permitía a
la Corona inglesa consolidar la organización del trust de sus frigoríficos en
nuestro país, en detrimento del accionar de los pocos frigoríficos argentinos. Él
denunció que la ganadería se encontraba en ruina por obra del monopolio y el 20
de junio produjo un memorable discurso que demostró la conducta preferencial
del monopolio, que compró vacunos al ministro de Agricultura al mejor precio.
Además, puso al descubierto que Swift no había efectuado en
1933 la retención del impuesto a los réditos sobre sus dividendos y que la
compañía Anglo declaraba menos del 1% de sus ganancias y debía elevadas sumas
al fisco. El debate duró 5 tormentosas sesiones. Los senadores oficialistas
reconocieron los precios excesivamente bajos pagados a los productores y la
evasión de impuestos.
El 23 de julio tuvo lugar en el Congreso el memorable entredicho
entre Lisandro de la Torre y los ministros más comprometidos, Pinedo y Duhau.
Pinedo y De la Torre estuvieron a punto de irse a las manos y el senador demoprogresista
electo, Enzo Bordabehere, que presenciaba la sesión a la espera de la aprobación
de su diploma (reemplazaba al fallecido Francisco Correa) corrió en su auxilio.
Entonces, Valdez Cora (matón al servicio de los conservadores) disparó contra
Bordabehere, que se desplomó y, pese a las atenciones, llegó muerto al hospital.
Enzo Bordabehere había nacido en Montevideo y era un argentino
naturalizado que ya había tenido destacada participación parlamentaria junto a
Lisandro de la Torre. Defendió la gratuidad de la matrícula en las escuelas
primarias y se destacó por su intervención en la investigación de actividades
de la Caja de Ahorro.
El debate en el Senado se suspendió. De la Torre señaló:
“Sería absurdo pensar que el debate pudiera continuar con mi intervención
mientras subsisten en mi espíritu las dudas que mantengo acerca de que se trajo
a este recinto un guardaespaldas extraído de los bajos fondos para gravitar
sobre su resultado”.
Como coletazo de lo ocurrido De la Torre y Pinedo se
batieron a duelo.
Hubo una investigación, en la que 2 testigos pretendieron
mostrar a Bordabehere como agresor, pero la abrumadora mayoría testimonió lo
contrario. Fue importante en tal sentido el testimonio del presidente del
Senado Julio Roca (h). En cambio, presuntamente ajeno al hecho, el presidente
Justo participaba de una función en el teatro Colón. El diputado radical
Ernesto Sanmartino dijo que en medio de la conmoción estuvo en su palco con
“rostro plácido” y sin mostrar valor con “su espada vieja pero virgen todavía
de general de la Nación”.
Valdez Cora fue condenado a 20 años de prisión. Se comprobó
que concurría a la residencia de Duhau y que había estado allí poco antes del
crimen.
Los seguidores del partido de Lisandro de la Torre a partir
de la década siguiente marcharían de la mano con los asesinos de Bordabehere.
El debate y las expresiones en el sepelio fueron un juicio
contra la “Década Infame”- Lisandro de la Torre
responsabilizó del crimen a “planes y doctrinas públicamente sustentadas
por los que aspiran a asentar en la ilegalidad, en la violencia y en el crimen
el gobierno de la República”, palabras que resuenan hasta nuestros días.
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