lunes, 31 de diciembre de 2012

De cuando Argentinos Juniors expulsó a un genocida

Osvaldo Riganti--
Guillermo Suarez Mason

Guillermo Suárez Mason, uno de los más sombríos personajes que nos deparó el llamado Proceso de Reorganización Nacional, tuvo una larga vinculación con Argentinos Juniors.

Socio de la institución, inclusive revistó en las divisiones inferiores como arquero.

Participante de cuanta tentativa golpista asoló a la patria, el régimen videlista le dio el espaldarazo. Desde el Cuerpo I de Ejército, que comandó, fue dueño y señor de vidas y llegó a la Secretaría de Estado Mayor en esos años.

En pleno apogeo represivo no se olvidó de Argentinos Juniors, club que lo tenía como un socio destacado. En medio de una turbia ligazón con grupos empresarios, principalmente petroleros, ya que en esa época llegó a presidir YPF, aprovechó para derivar alguna ayuda hacia esa institución.
Así la Comisión de Apoyo de los "bichos" lo contó entre sus más prominentes figuras y en tiempos de Próspero Cónsoli se le concedió una mención honorífica como asociado. La nominación de quien fuera apodado "Pajarito" es parangonable a lo acaecido en River Plate, donde pluralidad de pájaros de igual o mayor vuelo fueron homenajeados como "socios honorarios" e invitados en forma permanente al lujoso Monumental. Aconsejaba al titular del club Aragón Cabrera el entonces vocal Osvaldo Di Carlo (un hombre de arraigada vocación democrática, molesto con estas presencias), que con los años ocupó su sillón por unos meses: "No nos traiga tanto a esta gente, don Rafael, un día nos van a volar el palco o el estadio". Afortunadamente, no ocurrió.

Pero eran tiempos en que estos personajes "pisaban fuerte" y los clubes de fútbol no podían ser la excepción.

Hasta que el luctuoso Proceso entró en picada. En la Argentina se reinstalaron las instituciones democráticas y el doctor Alfonsín enjuició a los responsables del horror, entre ellos a este personaje.

Fue uno de los beneficiados por los indultos de Menem, pero con los años —al igual que tantos individuos de su cofradía —a raíz de la intensa preocupación de sectores de hondo compromiso democrático volvió a quedar preso. En medio de un confuso vaivén, organismos de derechos humanos y asociados del club de la calle Boyacá pusieron el grito en el cielo ante su aparición en un asado que tuvo características de festejo de su cumpleaños. Es más, parece que se lo llegó a ver entrar a las instalaciones muy entusiasmado, en medio de odaliscas imaginablemente atractivas.

Así las cosas, el atinado accionar de los denunciantes y las autoridades de Argentinos Juniors devino en una saludable resolución. El 7 de enero de 1999 "Pajarito" Suárez Mason fue expulsado como socio del club, advirtiendo que su presencia en el mismo era incompatible con la dignidad institucional.

Bien dijo el entonces presidente Oscar Giménez en manifestaciones públicas: "Pagamos una deuda con la sociedad", tal como consigna el diario "Clarín" del 9 de ese mes.

El otrora temible represor realizó un original alegato. Según él la medida era violatoria de los Derechos Humanos, esos derechos humanos que pisoteó y la acción de cuyos organismos pertinentes subestimó. Como no había nadie para recibirle su insólita presentación, ni siquiera la pudo dejar en ventanilla. Tampoco quisieron molestarse en recepcionar el papel los de la empresa de seguridad del club, a pesar que el dueño de la misma era un pariente suyo.

Suárez Mason decidió jugar su última carta y quiso apersonarse a los directivos de la entidad el día en que se trataba su expulsión, pero no encontró ninguna receptividad. Y —sobre llovido mojado —su poca gratificante presencia fue advertida por algunos socios del club, que lo sacaron carpiendo. Para Pisano, que en ese momento era vicepresidente, tal presencia lo demostraba como un individuo totalmente carente de vergüenza, conforme lo declaró en el mismo periódico (como Di Carlo en River, a Pisano siempre le molestaron las apariciones de un personero de la dictadura en Argentinos Juniors).

Algo más de un lustro después el jerarca de la dictadura falleció, sin figurar ya en los registros de socios de Argentinos Juniors, para suerte del club que concita la fervorosa adhesión de la barriada.

2 comentarios:

  1. Sobre Suárez Mason y Argentinos Juniors escribí casi una decena de artículos en Página 12, los primeros entre 1998-99, y le dediqué al tema un capítulo (El club del señor Suárez) de mi primer libro: Donde manda la patota (Ágora, 1998). Algunos datos volcados por el autor son erróneos, como que Giménez queda bien parado y no tuvo un papel destacado en la expulsión. También se omite un elemento fundamental de esta historia: la buena relación del actual presidente del club, Luis Segura, con Suárez Mason, en su etapa como vicepresidente de Cónsoli. Una fotografía que publiqué en uno de mis artículos lo demuestra.
    Con el afán de sumar a la memoria colectiva y deportiva en especial. Los saluda atte.
    Gustavo Veiga

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  2. No se trataba de dejar bien o mal parado,simplemente busqué reflejar el episodio,con citas a expresiones del entonces titular del club.
    Y simplemente busqué exponer sobre cómo se precipitaron episodios cuando se tomó aquella oportuna decisión en el club de La Paternal.
    La intención no era efectuar un aporte de la magnitud como el que usted efectuó, indudablemente de otro alcance, mayordensidad y en definitiva más útil para profundizar en lo concerniente a la situación que nos ocupa.
    Evidentemente asociados del club de La Paternal y organismos de Derechos Humanos fueron los que "fogonearon" la histórica decisión adoptada.
    Discrepancias que puedan haber surgido al margen, le quedo agradecido por la lectura de la nota y le expreso mi reconocimiento por su contribución al esclarecimiento de las andanzas de personajes que tanto dañaron a la sociedad argentina.
    Atte.

    OSVALDO RIGANTI
    ===============

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