miércoles, 5 de diciembre de 2012

Argentinos Juniors

Aquel gran equipo de 1960, que pese a no terminar ganando el campeonato puso de pie al barrio de La Paternal

Osvaldo Riganti--

Argentino Juniors
La irrupción de quien fue el mayor astro de su historia, Diego Armando Maradona le confirió identidad a Argentinos Juniors durante estas décadas, al margen de que su paso no fuera tan prolongado, ya que un lustro después de su primera incursión en la primera de los "bichos" volaba en una alfombra de dólares hacia Boca Juniors primero y el fútbol europeo después, tras una crisis económica desatada en Boca, que como derivación de una compleja operación inicial determinó que el club conducido en esos momentos por Próspero Consoli volviera a negociarlo en otras latitudes.

Paradójicamente los momentos de mayor esplendor tuvieron lugar en el Argentinos Juniors post-Maradona.
Ángel Labruna lo había tomado a su cargo a fines de 1982, peleando con un incómodo promedio de descenso. Pero quien fue denominado "Eterno" en su trayectoria como jugador y luego alumbró   grandes equipos como DT, armó rápidamente un cuadro que tuvo un despegue vigoroso. En el torneo de 1983 eliminó nada menos que al club que tanta gloria le brindó como jugador y como técnico —River Plate —, y luego fue eliminado ajustadamente por Boca. El logro no paró allí: llegó al año siguiente a la cima de América y a la máxima instancia mundial en Tokio ante el Juventus, resignando sus chances recién con posterioridad al tiempo reglamentario, árbitros mediante, por la ejecución de penales que favorecieron al cuadro en que por entonces rayaba a gran altura Michel Platini, en la misma posición en que brilló un cuarto de siglo atrás Enrique Omar Sívori. Batista y Borghi —con el acople de otros elementos de fuste — configuraron las presencias futbolísticas de más alto vuelo en aquel recordado ciclo. El celebrado "Bichi" Borghi, dirigió hace unos años al último campeón del   club de la calle Boyacá.

Pero el barrio de La Paternal se puso de pie varias décadas atrás. Fue con una formación que dio mucho que hablar en 1960, en tiempos no muy habituales para que un cuadro de los denominados "chicos" se erigiera en animador de un torneo.

Argentinos Juniors había vuelto al círculo superior un lustro antes y a dos años de su retorno realizaba la hazaña de vencer al River casi invencible de Carrizo, Rossi, Labruna, etc. quitándole el invicto de varias fechas, con un categórico 4 a 1, en un campeonato que le venía resultando un cómodo "galope".

En aquel 1960 Argentinos pudo plasmar una formación que conmocionó a la barriada. Fue la época que Boca Juniors y River Plate se lanzaron a la política del "fútbol espectáculo", con contrataciones significativas y costosas, que provocaron en un principio gran arrastre, aunque los resultados no fueron muy satisfactorios en definitiva. En ese marco, la transferencia de Pederzoli —su figura del momento —a River le permitió a Argentinos Juniors embolsar una considerable suma de dinero y potenciar al mismo tiempo su estructura futbolística, con elementos que el club de Núñez dio como parte de pago y tuvieron una actuación muy destacada en aquella alineación. Tales los casos de los defensores Valentino y Malazzo y el centromedio Ramacciotti, que actuó con gran suceso. Moreno, Valentino y Ditro: Saiz, Ramacciotti y Malazzo; Canceco, Pando, Carceo, Hugo González y Sciarra formaron aquel histórico equipo. Que tenía su punto más fuerte en esa línea delantera, sin figuras rutilantes, pero con un nivel futbolístico considerable y una singular contundencia.

El pico culminante fue un brillante triunfo sobre Boca Juniors, con un 2 a 0 que reflejó la superioridad de los "bichos", con un Pando erigido en formidable estratega y un Valentino que maniató al ascendente y temible cañonero boquense Valentim.

Los graves incidentes que se produjeron esa tarde configuraron la nota amarga del partido jugado en la vieja cancha del barrio. Ante la percepción de la irreversible derrota y avanzado el segundo tiempo, grupos violentos adictos al poderoso rival protagonizaron los desmanes. Un puñal arrojado desde la tribuna visitante cayó en la cancha, cerca de Valentino. Fue el momento culminante de la batahola ("Ese ser inferior, ese criminal nato convive entre nosotros. La mano de la justicia no lo ha alcanzado aún. Hay que estar alerta" sentenciaba al día siguiente con entendible indignación Alberto Laya, un periodista de nota, Jefe de Redacción de la Sección Deportiva de "La Nación"). Por los desbordes, el partido se interrumpió y la cancha de Boca fue lógicamente suspendida. Pero, paradójicamente, fue Argentinos Juniors quién pagó los “platos rotos". La intensa presión conjunta que venían realizando Boca Juniors y River Plate acerca del "aprovechamiento integral de los estadios" encontró en la magnitud de estos desbordes su mejor argumento. Escenarios como la cancha de Boyacá, alegaban, no garantizaban ningún tipo de comodidades y seguridades, con lo que lograron sacar de su reducto a Argentinos Juniors cada vez que lo debieron enfrentar, forzándolo a ejercer su localía en otras canchas.

Gallardo puntero durante un prolongado lapso del certamen, ese equipo se desbarrancó en las fechas finales. El punto de partida fue una inesperada derrota en su cancha ante un Lanús que en la temporada anduvo por los últimos peldaños de la tabla.

Argentinos Juniors había perdido su invicto ese año a manos de River Plate, precisamente en La Paternal. Un River que venía muy mal, en la antepenúltima colocación en la tabla. Un diario advertía en su sección futbolera del domingo:"Argentinos Juniors tendrá un difícil rival en River Plate". Se habían invertido los papeles, Argentinos era el candidato y River el "partenaire “a vencer. Pero esa tarde el millonario salió triunfador, con una considerable superación de su pobre desempeño hasta entonces, más allá del exiguo 1a 0. Y fue River el que sepultó en la segunda rueda en el Monumental las aspiraciones de Argentinos Juniors al campeonato, despachándolo con un categórico 5-1 que lo mostró en el punto culminante de la gran levantada que había comenzado exactamente una rueda atrás. Gran levantada que hasta le permitió clasificarse subcampeón, a dos puntos del campeón, Independiente. Fue el inicio de una larga racha de segundos puestos, en medio de la frustración de 18 años sin campeonatos.

Argentinos Juniors debió conformarse, en medio de sus inesperadas caídas de las últimas fechas, con la tercera colocación final. Que no era "moco e´ pavo" precisamente, en un fútbol hegemonizado por los denominados “cinco grandes". Dejaba el recuerdo de uno de los equipos más afines al buen estilo futbolístico que caracterizaron al club de La Paternal. También la evocación de quienes con prescindencia de simpatías futboleras hoy portamos crecientes canas y recreamos nuestro buen gusto futbolístico recordando a aquel gran equipo que mostraba la calidad de Valentino en el fondo de la defensa, Ramacciotti en el medio y el gran despliegue de una delantera en la que Canceco, Pando, Carceo, Hugo González y Sciarra le confirieron brillo a la época.

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