viernes, 29 de noviembre de 2013

“FUENTE VACUNA” Y TODOS A UNA COMO AQUELLA VEZ


Mauricio Epsztejn--

Entrevista a Gustavo Potenzoni, director de “Res o no res”, el teatro comunitario de Mataderos

Gustavo Potenzoni en acción
No se apresure amigo lector, no nos estamos equivocando de animal: sabemos que una oveja no es una vaca y somos capaces de distinguirlas en vivo y en directo. Estamos informados que una la escribió Lope de Vega en la España de 1614 y la nuestra, la vacuna, fue creada por el grupo de teatro comunitario “Res o no res”, estrenada por estos pagos en el 2006 y repuesta hace unos meses; que la peninsular, la ovejuna, habla de lo sucedido en una localidad peninsular hace como cuatro siglos, mientras la local se refiere a lo ocurrido en enero de 1959 en Buenos Aires. Sin embargo, a pesar de las diferencias en espacio y tiempo, ambas sostienen su éxito y persistencia en que reflejan temas profundos y un mismo protagonista histórico, el pueblo, cuya continuidad se expresa en virtudes y defectos semejantes.

Fuente vacuna” recuerda la sublevación obrera y popular contra la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre, impulsada por el gobierno de Arturo Frondizi en enero de 1959, como avanzada de las que le siguieron. Los protagonistas fueron no sólo sus nueve mil trabajadores, sino la barriada de Mataderos entera, a la que acompañaron los barrios vecinos y la huelga general nacional solidaria, aplastada por los cerca de 2.000 efectivos policiales y militares, que con tanques y ametralladoras derribaron los portones e irrumpieron en las instalaciones defendidas sólo con piedras y puños obreros.



Es esa gesta la que evoca, a ritmo de murga uruguaya y texto cargado de humor mordaz, el conjunto “Res o no res”, durante un espectáculo que se puedesfrutar en espacios abiertos y gratuitos sobre los que cualquiera se puede informar a través de la página
www.resonores.com.ar , del teléfono 011-3535-3319 ó del correo electrónico info@resonores.com.ar).

unoytres.com.ar escuchó tantos comentarios sobre la obra que no resistió la tentación de verla y entrevistar a Gustavo Potenzoni, su director, nacido y criado en Mataderos, de juveniles 42 “Res o no res” y muchos otros vecinos, recibieron dentro del paquete heredado de alguna rama familiar, un gen particular, modificado por la historia de una barriada con tanta tradición, donde el frigorífico dejó su impronta en la memoria colectiva, de la cual “Res o no res”, es marca distintiva.
años, que trabaja como docente en una escuela pública de Lugano I y II, donde también coordina otras actividades, cuyo padre, si bien no fue obrero del frigorífico, tuvo relación con la empresa porque trabajaba con camiones que distribuían por la ciudad las menudencias y demás derivados de la faena vacuna. Se puede decir que tanto Gustavo, como la mayoría de los integrantes de

—¿Cómo te enganchaste con este asunto? —arrancó la entrevista.

—Cómo me enganché con este asunto decís, una situación nunca mejor definida —contesta y cuenta que al comienzo de 2002, todavía en medio de la crisis que vivía el país y en busca de un lugar donde canalizar su vocación artística y musical, se anotó en el taller de teatro de un Centro Cultural en Mataderos, de los promovidos gratuitamente por “Res o no res”. A partir de 2006 lo dirige, elegido por consenso de sus integrantes, cuando su primer director, Enrique Papatino, se retiró considerando cumplido su ciclo.
el Gobierno de la Ciudad, —donde pudiera ser sólo yo —dice —, sin la obligación de presentar planes anuales, ni tener que coordinar nada con otros docentes — y agrega que apenas empezó a cursar, quien dirigía ese taller les comentó sobre una próxima reunión en el Parque Alberdi con vistas a organizar un grupo teatral. Cuando ese sábado llegó a la convocatoria, se encontró con otros cuarenta que llevaban la misma inquietud, y se habían enterado por la carpa itinerante del grupo Catalinas Sur que anduvo en la zona o por la Comisión de Cultura del club Nueva Chicago. Es decir, participa del grupo desde su fundación, en marzo de 2002, cuando apenas era un proyecto sin nombre, al que luego bautizaron

—¿…y tu veta de actor?

—Al principio yo dirigía y actuaba, hasta que me di cuenta que era casi insalubre. Entonces, hace más o menos un año y medio sólo dirijo y el resto de mi vocación lo canalizo por otro lado.

—¿Por qué adoptaron el formato tipo murga uruguaya?

—Mirá, sobre esto influyeron dos factores: uno se debió al conocimiento aportado por uno de los participantes y el otro al lugar físico donde nos movíamos.

Nos explica que el teatro comunitario se nutre con los saberes aportados por cada uno hasta conformar el producto colectivo. Por eso, cuando buscaron a alguien que supiera de música, se contactaron con un muchacho que resultó ser hijo de uruguayos y conocedor de la murga uruguaya, distinta de la rioplatense y porteña. Él se la empezó a enseñar, gustó y quedó; a eso se sumó la dificultad de hacer teatro en un espacio abierto como el del Parque Alberdi, donde el excesivo ruido impide escuchar los diálogos y obliga a gritar. Ambas situaciones se combinaron para decidirlos a adoptar tal modalidad que desde entonces cultivan.

El grupo lo forman varias decenas de personas, de las cuales más de treinta participan en “Fuente vacuna”.

—¿Todos son de Mataderos?

—No. Tené en cuenta que el grupo ya lleva once años, entonces los que antes eran de Mataderos hoy pueden vivir en cualquier otro lado, pero siguen apegados a Mataderos por familia, amigos o lo que sea. A su vez algunos, como el caso de una de las dramaturgas, viven en otro barrio, pero desde hace años hacen trabajo social en la zona y participan de la murga.

—¿De qué trabajan los integrantes?

—Mirá, acá encontrás gente de oficios y profesiones más variados: psicólogos, músicos, empleados administrativos, dentistas, maestras, directoras de escuela, jubilados, niños, es decir, es la comunidad misma la que está representada en la murga.

—¿Rotan mucho los participantes?

Tené en cuenta que la base del teatro comunitario es la voluntad de integrarse. En estos once años se dio de todo: hay gente que se mudó, se casó, se embarazó, se alejó temporaria o definitivamente. Es decir, hubo recambios y nuevas incorporaciones. Estas circunstancias obligan a planificar las actividades con mucha anticipación, por ejemplo, para el lapso de un año, cosa que quien se compromete con una responsabilidad la pueda compatibilizar con las del resto de su vida.

—¿Vos tenés alguna formación política?

—No. Si bien simpatizo con el peronismo, y mi familia lo es, yo no soy afiliado, ni fanático. Apoyo lo que me parece aceptable y soy crítico de lo que creo criticable, pero estoy abierto a las ideas que me parecen correctas de otras corrientes. Se puede decir que la base de mi pensamiento tiende al socialismo, a que las cosas sean mejores para todos.

—En “Fuente vacuna” hablan de Sebastián, que es Sebastián Borro. ¿En el grupo conocen quién fue?

—Sí, incluso el hijo nos vino a ver varias veces. También por la zona hay un centro cultural que lleva su nombre. Nuestra relación con él parte de las lecturas y del estudio de la historia.

—“Fuente vacuna” habla de un hecho acontecido en 1959, es decir hace un montón de años. ¿Qué otra temática abordan, incluso más vinculada con la actualidad?

—“Fuente vacuna” la estrenamos en 2006. Sin embargo, como nuestro primigenio objetivo era rescatar las tradiciones y valores de Mataderos, la primera obra que hicimos fue “Desde el alma”, con la que incursionamos sobre las pequeñas cosas que caracterizan al barrio; luego hicimos “Perfume nacional-La Patria dejará de ser colonia”, en la que armamos un paquete que incluye desde las invasiones inglesas hasta el pacto Roca-Rúnciman; por último, en 2007, estrenamos “La bovina comedia”, que encara el tema de las promesas nunca concretadas, incluidas las que no se sabe si alguien prometió o sólo son una construcción que forma parte del imaginario colectivo.
Gustavo enumera varias, a la encabeza de las cuales está el sueño de lo qué sucederá el día que se traslade el Mercado de Hacienda, un tema tratado por multitud de proyectos que hasta tuvieron fecha oficial de ejecución. Sin embargo el Mercado sigue allí, incólume, con todo lo que significa en cuanto a higiene, olores, salud, seguridad y demás. “La bovina comedia” trata, en tono de farsa, el recorrido que hace una abuela con su nieta por un Cementerio-Parque donde se acumulan todas esas esperanzas, desde que iba a haber una universidad, hasta que iba a haber una ciudad judicial; desde que iba a haber un parque de diversiones, hasta que iba a haber un complejo hotelero; desde que iba a haber una ciudad universitaria, hasta que iba a haber… que iba a haber… que iba a haber… y la gente se la pasa esperando todo lo que iba a haber

Hasta ahora, la elaboración de los temas de las obras corrieron por cuenta de una “mesa chica”, de seis o siete personas, a las que se plegaba el resto. Para la próxima, no tienen definida la temática porque quieren que surja de una elaboración más amplia, más colectiva, algo que está pendiente y tras eso andan.

—¿Cómo se financian? —es una pregunta casi obvia.

Ninguno de los del grupo cobra remuneración alguna por su actividad, sino que viven de otro trabajo remunerado. Sólo el director musical recibe un sueldo que paga el Ministerio de Cultura de la Ciudad. Obtienen sus ingresos de subsidios otorgados por el Estado u otras instituciones privadas ante quienes rinden cuenta de esos fondos. Por eso, junto al resto de los teatros comunitarios de la Ciudad están impulsando un proyecto de ley de fomento a la actividad teatral para lograr incluirla en el presupuesto anual, un proyecto que ya se trata en la correspondiente comisión de la Legislatura y cuenta con el apoyo de un amplio espectro político.

Además, la Comisión de Cultura del club Nueva Chicago les facilitó el funcionamiento dentro de las instalaciones del Polideportivo donde la sala Juan Acosta es su lugar y a cuyo mantenimiento como a la compra de vestuario, maquillaje, utilería y otras necesidades, destinan el dinero que juntan en fiestas, gorra y donaciones.

—Durante estos once años no sólo hemos crecido, sino que nos hemos extendido —cierra la entrevista —Ahora también incorporamos otras actividades como “Reseritos”, para los más chicos, Teatro leído y Taller de música. Por supuesto que nos gusta actuar los domingos, cuando está la Feria, porque allí concurre gente del barrio y de afuera, que se asombra de vernos disfrazados y maquillados, para hablarles de cosas que no conocen, incluido que allí funcionó un frigorífico. Es un público que también nos agradece y nos lo devuelve en cordialidad, sorpresa, gratitud y emoción, algo necesario para sostener el entusiasmo con que fuimos creciendo.

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