Por el profesor José Pecora—
La
humanidad, durante buena parte de su existencia, se ha quedado asombrada por
los niños prodigio, que son aquellos seres que a una temprana edad, pueden
hacer lo que a un ser humano normal le insume varios años de su vida. La
música, el ajedrez y las matemáticas, son tres de las ramas en la que con más
frecuencia se dan estas capacidades.
Mozart compuso música de indudable calidad y encanto antes de los ocho años y
se dice que a los tres años Karl Friedrich Gauss hacia cálculos matemáticos de cierta complejidad y antes de cumplir los
diez demostró ser un aritmético prodigiosamente veloz y serio.
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Wolfang Amadeus Mozart |
El Mozart del ajedrez fue sin ninguna duda Capablanca, quien a los cuatro años, sin que nadie le hubiese enseñado nada, le
corrigió un movimiento incorrecto a su padre en una partida que estaba
disputando. Cuando el niño cumplió los cinco años, su progenitor comenzó
a llevarlo al Club de Ajedrez de La Habana. A los mejores jugadores del club
les fue imposible derrotarlo. En diciembre de 1901, a la edad de trece años,
derrotó al campeón nacional cubano Juan Corzo, alcanzando el título de campeón de Cuba.
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Ex Campeón mundial José Raúl Capablanca |
Otro niño prodigio destacado
fue Paul Charles Morphy, quien a los doce años venció a todos sus contrincantes en Nueva Orleans,
resultado nada desdeñable en una ciudad que hacía bastante tiempo que contaba
con ajedrecistas de primer orden.
De Paul Charles Morphy podemos
decir además que se recibió de abogado a los veinte años con las mejores
calificaciones y como aún era menor y no podía ejercer la profesión decidió
invertir su tiempo libre en el ajedrez, llegando en menos de un año a ser el
mejor jugador del mundo. Tenía una retentiva extraordinaria, que le permitía
recitar el código civil de los Estados Unidos de memoria.
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Paul Charles Morphy |
En
épocas más actuales no podemos dejar de citar al genial Robert
James
Fischer, más conocido como Bobby Fischer, quien se comenzó a destacar
en el ajedrez superior a los 13 años y tenía un coeficiente intelectual de 187,
superior incluso al de Albert Einstein.
Sus triunfos son muy conocidos y llegó a ser campeón mundial de ajedrez en
1972.
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Bobby Fischer |
De todos ellos,
nos referiremos con mayor profundidad en futuras notas.
Aquí no deseo
dejar pasar la oportunidad de puntualizar el caso de Szmul Rezezewski, nacido en Ozerkow, cerca de Lodz en Polonia, el 26 de noviembre de 1911, que
fue más conocido como Samuel Reshevky, una vez que se trasladó a los Estados Unidos con su familia.
Aprendió a jugar a los cuatro años y sus progresos
fueron muy rápidos. Fue, en su época, el niño prodigio más famoso del mundo del
ajedrez. Sus padres lo explotaban, mostrándolo como niño de feria, dando
simultáneas y exhibiciones por toda Europa.
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Samuel Reshevsky niño dando simultáneas |
Las duras
condiciones que se vivían en su Polonia natal, después de
la primera guerra mundial, motivaron que sus padres decidieran emigrar a Estados
Unidos
donde inicio una nueva gira por diversas ciudades durante dos años, jugando
unas 1.500 partidas de las que solamente perdió nueve. Esta intensa actividad
motivó que no supiera leer ni escribir ya que nunca había estado escolarizado.
Un suceso interesante ocurrió en 1921, en ocasión de una sesión
de partidas simultáneas que Reshevsky
tenía que dar en el Athletic Club de Hollywood.
Fue llevado a
visitar los estudios de cine y en el set de filmación conoció a Charles Chaplin, que se encontraba filmando la película El Pibe.
Cuenta Chaplin en la biografía sobre su vida,
como fue su encuentro con Reshevsky: “Tenía un rostro pequeño,
pálido y delgado, con grandes ojos que clavaba desafiante cuando estaba reunido
con gente. Yo había sido advertido que era temperamental y que raras veces daba
la mano a alguien.”
Chaplin le preguntó al niño si le gustaban los duraznos.
“Sí”, contestó Reshevsky. “De
acuerdo, agregó el actor, tenemos un árbol lleno de ellos en el jardín, tú
puedes trepar y conseguir algunos y puedes traer uno para mí.” Quince minutos
después regresó, contento, con muchos duraznos. Ese fue el comienzo de nuestra
amistad.”
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El gran Carlitos Chaplin jugando con Reshevsky al ajedrez |
En 1922, cuando Reshevsky
contaba con once años, el gobierno de los Estados Unidos le quitó la
patria potestad a sus padres y lo obligó a para ponerse al día con los estudios, por lo que tuvo que dejar el ajedrez durante diez años. Es admirable
como pudo recomponer su vida, transformándola en una vida normal, quedando totalmente adaptado a la
sociedad, llegando a graduarse en contabilidad en la universidad de Chicago en
1934.
Retomó luego su
actividad ajedrecística, siendo un excelente jugador a lo largo de toda su
vida.
Reshevsky pudo por suerte liberarse de sus
aprovechados padres, pero no siempre es así. Cada vez más, se nota en la
sociedad en que vivimos, la desesperación que tienen los padres por lograr que
sus hijos consigan destacarse en el ámbito deportivo o artístico, con el fin de
conseguir mucho dinero de manera fácil. Todos piensan que su hijo es Messi
o Del Potro y desde muy pequeños los ponen a
trabajar para eso, presionándolos indebidamente y no dejándolos disfrutar
adecuadamente de su infancia.
Esto
está muy bien reflejado en la película que en nuestro medio se conoció como Jaque a la Inocencia, también llamada Buscando desesperadamente a Bobby Fischer,
que relata hechos de la vida real de un maestro de ajedrez llamado Joshua Waitzquin, en la cual se muestra
como el padre presiona a su hijo para que trate de ser como su ídolo Bobby Fischer.
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