miércoles, 31 de julio de 2013

Arturo Umberto Illia-Los dos años y ocho meses en el ejercicio del gobierno y su posterior caída

A medio siglo del triunfo electoral de Arturo Umberto Illia

Osvaldo Riganti
En  este mes se cumplió medio siglo del acceso de Arturo Illia a la primera magistratura del país, como culminación de un cambiante proceso preelectoral.
Tras el derrocamiento de Perón, golpes de Estado, proscripciones y anulación de elecciones signaban esos años.
Los radicales proclamaron su fórmula el 1º de marzo de 1963. Arturo Illia-Carlos Perette era el binomio. También se postulaban Oscar Allende y Álvaro Alsogaray.
El 2 de abril UDELPA (Unión del Pueblo Argentino) proclamaba la fórmula Pedro Eugenio Aramburu-Arturo Echevehere. La democracia progresista apoyó la candidatura del ex jefe de la Libertadora, pero llevando candidato a vicepresidente propio, Horacio Thedy.
Aramburu pretendía mostrar una imagen "aggiornada", tomando distancia de la Revolución Libertadora. Hablaba de una mejor "distribución de la riqueza" asegurando que se inspiraba en el modelo de planificación del general francés De Gaulle. Buscaba marcar diferencias con el minoritario Partido de la Revolución Libertadora, que proponía "llenar el Congreso de gorilas".

Frondizi emitía un pronunciamiento tras catorce meses de prisión. Denunciaba la gravedad de la situación y remarcaba la necesidad de formar un Frente Nacional y  Popular.
El 24 de junio de 1963 el gobierno nacional -esa ficción legalista que comandada por Guido había seguido al  derrocamiento de Arturo Frondizi- sancionaba el nuevo Estatuto de los Partidos Políticos. El peronismo como fuerza política tenía vedada su actuación. Se aludía a su carácter totalitario.
A todo esto el Frente Nacional y Popular tomaba forma. Contaba con el aval de Perón y la fórmula era Solano Lima-Carlos Silvestre Begnis, Quedaban truncas las aspiraciones del neurocirujano Matera. Frondizi desde su "Carta de Bariloche" apoyaba al binomio que parecía configurar una solución política ante intentos de profundización de "ideales de la Revolución Libertadora"
El 3 de julio el decreto 2713 ampliaba las inhabilitaciones de candidatos que aceptasen el liderazgo   o influencia de Perón. El Frente era proscripto. Solano Lima fustigaba el rompimiento del “compromiso de honor de las Fuerzas Armadas". Pedía la renuncia del ministro del Interior, general Osiris Villegas, que creía que podría imponer a Aramburu, especulando con la desorientación de la masa peronista.
Illia anunciaba la concurrencia radical a elecciones. Atrás quedaban los compromisos de la Asamblea de la Civilidad, por los cuales el radicalismo estaba dispuesto a no concurrir si existían proscripciones.
Aramburu por esos días quería mostrarse como síntesis del peronismo y la Revolución Libertadora."A nosotros nos corresponde mezclar la sangre de los caídos en ambos lados y sus  inspiraciones, en el vaso de la concordia nacional" expresaba.
Unos enormes cartelones aparecían en las calles de la ciudad, recordando aspectos del pasado accionar de Aramburu. Los firmaba Susana Valle, hija del general Juan José Valle, fusilado en 1956 por encabezar un levantamiento para derribar a su tiranía. Censuraba a Aramburu por reclamar el voto de los argentinos "cuando aún no se han secado las lágrimas de las viudas, de las madres, de los hijos, de los hermanos, de esos patriotas que Ud. fusiló y asesinó porque querían con pasión argentina, alma limpia y mirada visionaria evitarle a nuestra patria -por aberración también la suya- el grado de humillación, de caos y de vergüenza en que ha sido sumida por Ud. y por los que vinieron detrás suyo", recordándole que pesaba sobre "su conciencia de Caín" la "sangre de patriotas y la humillación de la República", que "la paz que usted propone no es otra que la de los sepulcros" y que "la legalidad que usted promete" era la que "creó los tribunales de guerra, las comisiones  especiales, implantó y aplicó fríamente la pena de muerte prohibida  por la Constitución y fusiló sin juicio previo ni sumario" finalizaba. "Por eso no puede volver, por poderosas que sean las fuerzas antipopulares y antinacionales que lo apoyan. Porque un aliento de tragedia aún flota en la República. Porque no se han secado todavía ni la sangre de sus víctimas ni las lágrimas de sus familiares. Porque en cada cementerio hay una tumba de un argentino abierta con  sus manos. Aunque una vez más le haya sido vedada al pueblo la libertad de expresarse, elegirá cualquier camino menos el suyo. Porque ya sabe que el suyo es un camino tenebroso de sangre, de humillación y dolor. Porque ya sabe que sólo la antipatria y el odio podrán poner en las urnas su boleta. El Pueblo no lo permitirá y usted no volverá jamás a ensangrentar esta tierra".
Allende e Illia disputaron votos peronistas que tenían por finalidad impedir el acceso de Aramburu  a la primera magistratura. Illia los cosechó en mayor cantidad. Las elecciones arrojaron casi dos millones de todos en blanco. Pero el "voto blanquismo" esta vez -aún  mostrando la potencialidad de la masa peronista, era relegado por la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), con el descripto aporte de votos peronistas. Aramburu quedaba tercero y Allende cuarto.
Illia no había logrado mayoría absoluta, pero el 12 de agosto era proclamado triunfador por la Asamblea Legislativa. Allende había desechado la maquinación del aramburismo para gestar una fórmula conjunta.
Con el 25% de los votos emitidos el médico cordobés se constituía en el presidente menos votado de la historia argentina, usufructuando la proscripción de la mayoría.
El 12 de octubre asumía la primera magistratura del país. Los radiales llegaban al poder diferenciados entre múltiples tendencias internas. Illia era adscripto a las posiciones del sabattinismo, que conservaba la esencia de las más nítidas tradiciones del viejo partido en materia de soberanía y de defensa de los desposeídos, pese a algunas contradicciones que signaron su accionar.
En el gobierno de Illia ejercía la cancillería Zavala Ortiz, imputado en el bombardeo de junio de 1955. En aquellos días, él, Palmero y Gammond, al frente del radicalismo cordobés habían expresado su "más decidida adhesión al movimiento" ("Sabbatinismo y Peronismo-Partidos Políticos en Córdoba"-Tcach). Cumplidos diez años de la Revolución Libertadora y ejerciendo el gobierno, Illia reivindicó ese hecho mediante un comunicado en que expresaba su saludo a los ciudadanos  "que  lucharon por su  liberación".
Al asumir Illia anuló los contratos petroleros que suscribió el gobierno de Frondizi, reputados de lesivos para ser interés nacional. Levantó la proscripción que pesaba sobre el peronismo y amnistió a dirigentes de esta tendencia. Pero se sucedieron muertes en las calles, las de Mussi y Retamar  (ambos peronistas) y Méndez (comunista). Durante la interpelación en el Congreso Palmero declaró   que la "policía actuó correctamente".
El Parlamento establecía prescripciones sobre actividades subversivas, que devenían en encarcelamientos masivos de comunistas.
El 17 de octubre de 1964, 70 mil peronistas se reunieron en Plaza Once escuchando un mensaje de Perón anunciando su inmediato retorno. La desconcentración se produjo bajo una violenta represión policial.
En octubre de 1964 De Gaulle visitaba la Argentina. Desfilaba junto a Illia, al tiempo que los seguidores de Perón ganaban las calles cantando "De Gaulle, Perón/Tercera Posición".
El 1º de diciembre de 1964 Perón iniciaba el retorno al país. Hacía escala en Río de Janeiro. Por sugerencia del gobierno de Illia el país vecino obligó a Perón a retornar a España. Perón escribía a Cafiero, según testimonio de "La Razón" de Chivilcoy: "Creo que ha llegado la hora de tomar las medidas más enérgicas para desenmascarar a los simuladores de una democracia que escarnecen".
Sin embargo en el verano de 1965 había elecciones de gobernadores y legislativas, siendo los guarismos ampliamente favorables al peronismo. Illia reconoció la validez de los resultados electorales. Esto provocó escozor en los sectores más duros de las Fuerzas Armadas.
Bajo esa presión un intento de homenajear a Valle en el lugar que descansaban sus restos fue desautorizado. Dirigentes y militantes peronistas insistieron en su tesitura y fueron reprimidos. "El general Raúl Tanco fue lastimado en la cabeza y una mano, el diputado Cornejo Linares fue apaleado, el senador nacional Lauro Ramírez golpeado, hubo contusos, detenidos y mojados. “Y todo por querer colocar un ramo de flores en un baldío a la memoria de un difunto" reflexionó el historiador Salvador Ferla en "Mártires y  Verdugos".
El gobierno de Illia destinó el 23% del presupuesto nacional a Educación, se sancionó el Salario Mínimo, Vital y Móvil y la llamada Ley Oñativia, en homenaje al ministro de Salud Arturo Oñativia, aprobada por todos los bloques, excepto UDELPA y la Federación de Partidos de Centro. Establecía una política de precios y control de medicamentos. Tuvo lugar la sanción de la disposición 2065 de la ONU, instando a Argentina y Gran Bretaña a dirimir sus diferencias en la cuestión Malvinas en el marco de la diplomacia. Hubo 94 votos a favor y 14 abstenciones. Ni los ingleses se animaron a votar en contra. Pero desde ya que esta instancia no era grata a la alianza de yanquis e ingleses.
La Sociedad Rural y la Unión Industrial atacaron al gobierno, haciendo hincapié en el déficit del Estado. Y criticando los controles de precios.
El gobierno de Illia debía convivir con su propia debilidad, derivada del hecho de haber sido elegido en elecciones no libres, a causa de la proscripción del peronismo.
La falta de reconocimiento de legitimidad se vio agravada por la escalada del movimiento obrero, capitaneado por Augusto Timoteo Vandor, que hizo algunos arreglos con los militares para derrocar a Arturo Illia.
Vandor -que había introducido el slogan de "peronismo sin Perón"- salió junto a Alonso y otros   jerarcas gremiales en un primer plano, especialmente invitados cuando Onganía tomó el poder.
Vandor se había destacado por su capacidad para negociar. Sufrió prisión durante la Libertadora y amnistiado por Frondizi copó la escena del sindicalismo a través de la UOM.
Comenzaban los tiempos de dictaduras militares en América Latina, impulsada desde la Escuela de las Américas, instalada en Panamá, dentro de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional. Como primer paso los militares habían tomado en 1964 el gobierno en Brasil, al  derrocar al presidente Goulart.
La corporación mediática había lanzado una campaña de desprestigio contra el presidente, a quien mostraba como una tortuga. La CGT llevó a cabo el "Operativo Tortuga", que consistió en desparramar por las calles de Buenos Aires a esos animales, buscando denigrar al primer mandatario.
Temas como el de "poner en vereda" a los laboratorios que cometían abusos en su política en materia de medicamentos, la legitimación del peronismo y decisiones en la arena internacional que no sabían de condicionamientos, aceleraron la conjura.
Los factores de poder crearon una imagen de inoperancia en torno a la gestión gubernamental e instrumentaron a las Fuerzas Armadas en pos del consabido golpe.
Cuando el 28 de junio de 1966 las tropas que respondían a Onganía se dirigieron a la Casa Rosada a desalojar a Illa, el general Alsogaray invocó que representaba a las Fuerzas Armadas. "Usted no representa a nadie, usted es un bandido", le replicó Illia, que calificó a los uniformados de "salteadores nocturnos".
Radio Mitre entrevistó a Emma Illia -hija del presidente depuesto - al cumplirse 44 años del golpe. Ella contó que cuando los golpistas desalojaron a su padre le dijo al general Alsogaray: "Traidor, te vamos a matar a vos y todos los de tu estirpe". Su  padre le dijo que ni una sola persona iba a morir por él.
Mariano Grondona en "Primera Plana" fue uno de los más activos propulsores de esa campaña y fue autor de los comunicados de los golpistas. Instaurado Onganía dijo en "Primera Plana" del 30 de   junio de 1966 que configuraba una "apuesta vital". "A mí me derrocaron las veinte manzanas que rodean la Casa de Gobierno" dijo Illia años después del golpe.

Una de las principales características que destacan los adictos a Illia es su honestidad, ejemplificando con que vivió toda la vida en su casa de Cruz del Eje. Luego de finalizado su  gobierno mantuvo su militancia política y rechazó la jubilación que le correspondía como ex presidente.

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