A medio siglo del triunfo electoral de Arturo Umberto Illia
Osvaldo
Riganti
En este mes
se cumplió medio siglo del acceso de Arturo Illia a la primera magistratura del
país, como culminación de un cambiante proceso preelectoral.
Tras el derrocamiento de Perón, golpes de Estado,
proscripciones y anulación de elecciones signaban esos años.
Los radicales proclamaron su fórmula el 1º de marzo
de 1963. Arturo Illia-Carlos Perette era el binomio. También se postulaban Oscar
Allende y Álvaro Alsogaray.
El 2 de abril UDELPA (Unión del Pueblo Argentino)
proclamaba la fórmula Pedro Eugenio Aramburu-Arturo Echevehere. La democracia
progresista apoyó la candidatura del ex jefe de la Libertadora, pero llevando
candidato a vicepresidente propio, Horacio Thedy.
Aramburu pretendía mostrar una imagen
"aggiornada", tomando distancia de la Revolución Libertadora. Hablaba
de una mejor "distribución de la riqueza" asegurando que se inspiraba
en el modelo de planificación del general francés De Gaulle. Buscaba marcar
diferencias con el minoritario Partido de la Revolución Libertadora, que
proponía "llenar el Congreso de gorilas".
Frondizi emitía un pronunciamiento tras catorce meses
de prisión. Denunciaba la gravedad de la situación y remarcaba la necesidad de
formar un Frente Nacional y Popular.
El 24 de junio de 1963 el gobierno nacional -esa
ficción legalista que comandada por Guido había seguido al derrocamiento de Arturo Frondizi- sancionaba
el nuevo Estatuto de los Partidos Políticos. El peronismo como fuerza política
tenía vedada su actuación. Se aludía a su carácter totalitario.
A todo esto el Frente Nacional y Popular tomaba
forma. Contaba con el aval de Perón y la fórmula era Solano Lima-Carlos Silvestre
Begnis, Quedaban truncas las aspiraciones del neurocirujano Matera. Frondizi
desde su "Carta de Bariloche" apoyaba al binomio que parecía
configurar una solución política ante intentos de profundización de
"ideales de la Revolución Libertadora"
El 3 de julio el decreto 2713 ampliaba las
inhabilitaciones de candidatos que aceptasen el liderazgo o influencia de Perón. El Frente era
proscripto. Solano Lima fustigaba el rompimiento del “compromiso de honor de
las Fuerzas Armadas". Pedía la renuncia del ministro del Interior, general
Osiris Villegas, que creía que podría imponer a Aramburu, especulando con la
desorientación de la masa peronista.
Illia anunciaba la concurrencia radical a
elecciones. Atrás quedaban los compromisos de la Asamblea de la Civilidad, por
los cuales el radicalismo estaba dispuesto a no concurrir si existían
proscripciones.
Aramburu por esos días quería mostrarse como
síntesis del peronismo y la Revolución Libertadora."A nosotros nos
corresponde mezclar la sangre de los caídos en ambos lados y sus inspiraciones, en el vaso de la concordia
nacional" expresaba.
Unos enormes cartelones aparecían en las calles de
la ciudad, recordando aspectos del pasado accionar de Aramburu. Los firmaba
Susana Valle, hija del general Juan José Valle, fusilado en 1956 por encabezar
un levantamiento para derribar a su tiranía. Censuraba a Aramburu por reclamar
el voto de los argentinos "cuando aún no se han secado las lágrimas de las
viudas, de las madres, de los hijos, de los hermanos, de esos patriotas que Ud.
fusiló y asesinó porque querían con pasión argentina, alma limpia y mirada
visionaria evitarle a nuestra patria -por aberración también la suya- el grado
de humillación, de caos y de vergüenza en que ha sido sumida por Ud. y por los
que vinieron detrás suyo", recordándole que pesaba sobre "su
conciencia de Caín" la "sangre de patriotas y la humillación de la
República", que "la paz que usted propone no es otra que la de los
sepulcros" y que "la legalidad que usted promete" era la que
"creó los tribunales de guerra, las comisiones especiales, implantó y aplicó fríamente la
pena de muerte prohibida por la
Constitución y fusiló sin juicio previo ni sumario" finalizaba. "Por
eso no puede volver, por poderosas que sean las fuerzas antipopulares y
antinacionales que lo apoyan. Porque un aliento de tragedia aún flota en la República.
Porque no se han secado todavía ni la sangre de sus víctimas ni las lágrimas de
sus familiares. Porque en cada cementerio hay una tumba de un argentino abierta
con sus manos. Aunque una vez más le
haya sido vedada al pueblo la libertad de expresarse, elegirá cualquier camino
menos el suyo. Porque ya sabe que el suyo es un camino tenebroso de sangre, de
humillación y dolor. Porque ya sabe que sólo la antipatria y el odio podrán
poner en las urnas su boleta. El Pueblo no lo permitirá y usted no volverá
jamás a ensangrentar esta tierra".
Allende e Illia disputaron votos peronistas que
tenían por finalidad impedir el acceso de Aramburu a la primera magistratura. Illia los cosechó
en mayor cantidad. Las elecciones arrojaron casi dos millones de todos en
blanco. Pero el "voto blanquismo" esta vez -aún mostrando la potencialidad de la masa
peronista, era relegado por la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), con el
descripto aporte de votos peronistas. Aramburu quedaba tercero y Allende
cuarto.
Illia no había logrado mayoría absoluta, pero el 12
de agosto era proclamado triunfador por la Asamblea Legislativa. Allende había
desechado la maquinación del aramburismo para gestar una fórmula conjunta.
Con el 25% de los votos emitidos el médico cordobés
se constituía en el presidente menos votado de la historia argentina,
usufructuando la proscripción de la mayoría.
El 12 de octubre asumía la primera magistratura del
país. Los radiales llegaban al poder diferenciados entre múltiples tendencias
internas. Illia era adscripto a las posiciones del sabattinismo, que conservaba
la esencia de las más nítidas tradiciones del viejo partido en materia de
soberanía y de defensa de los desposeídos, pese a algunas contradicciones que
signaron su accionar.
En el gobierno de Illia ejercía la cancillería
Zavala Ortiz, imputado en el bombardeo de junio de 1955. En aquellos días, él,
Palmero y Gammond, al frente del radicalismo cordobés habían expresado su
"más decidida adhesión al movimiento" ("Sabbatinismo y
Peronismo-Partidos Políticos en Córdoba"-Tcach). Cumplidos diez años de la
Revolución Libertadora y ejerciendo el gobierno, Illia reivindicó ese hecho
mediante un comunicado en que expresaba su saludo a los ciudadanos "que
lucharon por su liberación".
Al asumir Illia anuló los contratos petroleros que
suscribió el gobierno de Frondizi, reputados de lesivos para ser interés
nacional. Levantó la proscripción que pesaba sobre el peronismo y amnistió a
dirigentes de esta tendencia. Pero se sucedieron muertes en las calles, las de
Mussi y Retamar (ambos peronistas) y
Méndez (comunista). Durante la interpelación en el Congreso Palmero
declaró que la "policía actuó
correctamente".
El Parlamento establecía prescripciones sobre actividades
subversivas, que devenían en encarcelamientos masivos de comunistas.
El 17 de octubre de 1964, 70 mil peronistas se
reunieron en Plaza Once escuchando un mensaje de Perón anunciando su inmediato
retorno. La desconcentración se produjo bajo una violenta represión policial.
En octubre de 1964 De Gaulle visitaba la Argentina.
Desfilaba junto a Illia, al tiempo que los seguidores de Perón ganaban las
calles cantando "De Gaulle, Perón/Tercera Posición".
El 1º de diciembre de 1964 Perón iniciaba el retorno
al país. Hacía escala en Río de Janeiro. Por sugerencia del gobierno de Illia
el país vecino obligó a Perón a retornar a España. Perón escribía a Cafiero,
según testimonio de "La Razón" de Chivilcoy: "Creo que ha
llegado la hora de tomar las medidas más enérgicas para desenmascarar a los
simuladores de una democracia que escarnecen".
Sin embargo en el verano de 1965 había elecciones de
gobernadores y legislativas, siendo los guarismos ampliamente favorables al
peronismo. Illia reconoció la validez de los resultados electorales. Esto
provocó escozor en los sectores más duros de las Fuerzas Armadas.
Bajo esa presión un intento de homenajear a Valle en
el lugar que descansaban sus restos fue desautorizado. Dirigentes y militantes
peronistas insistieron en su tesitura y fueron reprimidos. "El general Raúl
Tanco fue lastimado en la cabeza y una mano, el diputado Cornejo Linares fue
apaleado, el senador nacional Lauro Ramírez golpeado, hubo contusos, detenidos
y mojados. “Y todo por querer colocar un ramo de flores en un baldío a la
memoria de un difunto" reflexionó el historiador Salvador Ferla en
"Mártires y Verdugos".
El gobierno de Illia destinó el 23% del presupuesto
nacional a Educación, se sancionó el Salario Mínimo, Vital y Móvil y la llamada
Ley Oñativia, en homenaje al ministro de Salud Arturo Oñativia, aprobada por
todos los bloques, excepto UDELPA y la Federación de Partidos de Centro.
Establecía una política de precios y control de medicamentos. Tuvo lugar la
sanción de la disposición 2065 de la ONU, instando a Argentina y Gran Bretaña a
dirimir sus diferencias en la cuestión Malvinas en el marco de la diplomacia.
Hubo 94 votos a favor y 14 abstenciones. Ni los ingleses se animaron a votar en
contra. Pero desde ya que esta instancia no era grata a la alianza de yanquis e
ingleses.
La Sociedad Rural y la Unión Industrial atacaron al
gobierno, haciendo hincapié en el déficit del Estado. Y criticando los
controles de precios.
El gobierno de Illia debía convivir con su propia
debilidad, derivada del hecho de haber sido elegido en elecciones no libres, a
causa de la proscripción del peronismo.
La falta de reconocimiento de legitimidad se vio
agravada por la escalada del movimiento obrero, capitaneado por Augusto Timoteo
Vandor, que hizo algunos arreglos con los militares para derrocar a Arturo
Illia.
Vandor -que había introducido el slogan de
"peronismo sin Perón"- salió junto a Alonso y otros jerarcas gremiales en un primer plano,
especialmente invitados cuando Onganía tomó el poder.
Vandor se había destacado por su capacidad para
negociar. Sufrió prisión durante la Libertadora y amnistiado por Frondizi copó la
escena del sindicalismo a través de la UOM.
Comenzaban los tiempos de dictaduras militares en
América Latina, impulsada desde la Escuela de las Américas, instalada en
Panamá, dentro de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional. Como primer
paso los militares habían tomado en 1964 el gobierno en Brasil, al derrocar al presidente Goulart.
La corporación mediática había lanzado una campaña
de desprestigio contra el presidente, a quien mostraba como una tortuga. La CGT
llevó a cabo el "Operativo Tortuga", que consistió en desparramar por
las calles de Buenos Aires a esos animales, buscando denigrar al primer
mandatario.
Temas como el de "poner en vereda" a los
laboratorios que cometían abusos en su política en materia de medicamentos, la
legitimación del peronismo y decisiones en la arena internacional que no sabían
de condicionamientos, aceleraron la conjura.
Los factores de poder crearon una imagen de
inoperancia en torno a la gestión gubernamental e instrumentaron a las Fuerzas
Armadas en pos del consabido golpe.
Cuando el 28 de junio de 1966 las tropas que
respondían a Onganía se dirigieron a la Casa Rosada a desalojar a Illa, el
general Alsogaray invocó que representaba a las Fuerzas Armadas. "Usted no
representa a nadie, usted es un bandido", le replicó Illia, que calificó a
los uniformados de "salteadores nocturnos".
Radio Mitre entrevistó a Emma Illia -hija del
presidente depuesto - al cumplirse 44 años del golpe. Ella contó que cuando los
golpistas desalojaron a su padre le dijo al general Alsogaray: "Traidor,
te vamos a matar a vos y todos los de tu estirpe". Su padre le dijo que ni una sola persona iba a
morir por él.
Mariano Grondona en "Primera Plana" fue
uno de los más activos propulsores de esa campaña y fue autor de los
comunicados de los golpistas. Instaurado Onganía dijo en "Primera
Plana" del 30 de junio de 1966 que
configuraba una "apuesta vital". "A mí me derrocaron las veinte manzanas
que rodean la Casa de Gobierno" dijo Illia años después del golpe.
Una de las principales características que destacan
los adictos a Illia es su honestidad, ejemplificando con que vivió toda la vida
en su casa de Cruz del Eje. Luego de finalizado su gobierno mantuvo su militancia política y
rechazó la jubilación que le correspondía como ex presidente.
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