viernes, 29 de enero de 2016

La interna del Partido Justicialista y el Frente para la Victoria

Mauricio Epsztejn—
Antes de mayo el Partido Justicialista (PJ) debe regularizar su situación institucional, pues de lo contrario podría ser intervenido por la justicia, faena para la cual ya hay varios que se frotan las manos y afilan los colmillos porque huelen sangre y piensan quedarse con una gran tajada de la “fiera” descuartizada.
El mundo político y la sociedad en su conjunto también están pendientes de la resolución de esa interna, porque no se trata de un partido cualquiera más. De su seno salieron los cinco presidentes anteriores a Macri (tres interinos después de la huida delarruista y ambos Kirchner); de una u otra manera lo toman como referencia los actuales líderes de las principales centrales obreras; tienen un paquetazo de gobernadores de varias líneas internas y aunque la mayoría responde al Frente para la Victoria, otros no, e incluso están los que militaron en contra, como De la Sota que se jugó por Macri y los votos que hacia allí traccionó le dieron el triunfo; y la lista sigue…
Con eso de que el PJ no echa a nadie, muchas veces da la imagen de una puerta giratoria, donde el apego a una doctrina da para la libre interpretación del usuario y el respeto a la disciplina partidaria es muy débil. A veces es difícil de entender la convivencia en el mismo partido de personas con una larga y consecuente trayectoria en defensa de los intereses populares, con un Menem o un Aldo Rico.
En estos días hubo dos reuniones donde el tema fue el mismo: una en San Juan, de los gobernadores de ese espacio y la otra en Santa Teresita, con los intendentes bonaerenses. En ninguna de las dos participó Scioli en persona, sino a través de emisarios.
En la de San Juan, por fuera del tema de la interna se discutió que hacer respecto al manotazo de Macri a favor de la CABA, sobre los impuestos coparticipados. Y lo que puso en debate Urtubey fue si se iba a colaborar con el gobierno nacional o no.
¿Colaborar en qué y para qué? No quedó muy claro.
De la desocupación, de los derechos humanos, de la represión, del encarcelamiento a Milagro Sala, del FMI, de los buitres, del endeudamiento externo, de la paralización de obras públicas y así de seguido, ni una palabra.
Algo más picante fue el encuentro de Santa Teresita, pero nada respecto a la catarata de medidas antipopulares del macrismo.
Los que sí están junto a los que resisten y luchan, son los de La Cámpora, del Movimiento Evita y otras corrientes peronistas que integran el Frente para la Victoria junto a sectores que no lo son. Pero por el lado de buena parte de la dirigencia del PJ sólo se escucha atronar el silencio. Y callarse ante una situación tan grave como la que se vive, cuando la gente necesita tener una orientación clara y ver a los dirigentes a la cabeza, es peligroso.
Entonces, qué es lo que se disputa en la próxima interna.
Una de las cosas es la propia existencia del Frente para la Victoria, que sin el PJ quedaría muy debilitado.
Otra es la posesión de los símbolos, que son un sentimiento, tienen contenido y arrastran votos.
Por último, el manejo de la estructura partidaria y la caja, que no es poca cosa.
¿Pueden los amigos del peronismo popular, combativo, rebelde y transformador actuar como simples espectadores en esta disputa? Es posible que, si lo hacen reciban el reproche por mezquinos y ombliguistas, pero lo más grave es que puede derivar en una debacle del movimiento popular. Ante lo cual sólo cabe una actitud: jugarse.


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