jueves, 31 de julio de 2014

¿Se acabó el partido...?

Mauricio Epsztejn—

Se acabó el Mundial, mejor dicho, el Mundial de fútbol 2014, sobre el que unoytres.com.ar trata mejor en otras notas aunque, como al igual que el 99% de los argentinos, de carne somos y seguiremos pendientes de si el ciclo de Scolari llegó a su fin, después de haberse enterado que el cabalístico número 7 sonrió para otro lado; o del destino reservado a Sabella y su equipo; o si el modelo teutón sobrevivirá y otro montón de cuestiones que aportarán material para que la prensa gráfica, radial y televisiva se ocupe durante los próximos cuatro años, hasta que el “pito” de turno en aquel momento decrete el cierre del capítulo moscovita y abra paso a nuevas incógnitas.
Pero dado que la función de esta columna no es hablar de deportes y al autor ni se le cruza por la cabeza opinar sobre cuestiones de las que participa sólo como aficionado, este prólogo llega hasta acá y pasa a ocuparse de lo que a él le compete.

Porque, además del Mundial, en Argentina, en Brasil y en el mundo pasaron cosas… y vaya si pasaron. Algunas las vamos a tratar en el marco de lo que permite esta nota.

Buitres

Pasado el 26 de junio, día en que la República Argentina depositó los fondos correspondientes a la cuota del día 30 del acuerdo alcanzado con los bonistas que entraron al canje de deuda en 2005 y 2010, recrudeció la campaña de los buitres contra nuestro país, una campaña que cuenta con aliados locales de nota. A esta altura del partido, los campos están claramente delimitados: de un lado están los buitres y sus aliados y del otro quienes defienden los acuerdos y el interés nacional. No hay lugar para supuestos neutrales.

La deuda es una realidad y aunque se puede y se debe seguir hablando sobre ella, sobre su legitimidad, sus beneficiarios y víctimas, a esta altura del partido no se la puede negar porque desde 1983 fue avalada por los sucesivos gobiernos constitucionales y los títulos originales se diluyeron en ventas, reventas, fraccionamientos, nuevas concentraciones y multitud de maniobras que hicieron imposible remontarse al origen de cada bono, hasta que llegó 2001 y todo voló por el aire para, recién en 2003 — con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno apoyado en la escasa legitimidad del 22% de los votos —empezar la reconstrucción del país desde la pila de escombros que dejaron sus predecesores.

En este punto vale la pena señalar que durante la debacle perdió la mayoría, pero no todos. Hubo un reducido grupo, el que provocó la catástrofe y lucró con ella, que ganó y hoy forma parte de la quinta columna que hoy aquí tienen los buitres.

Cuando Néstor Kirchner llegó al gobierno le tocó, como a cualquiera que recién asume, hacerse cargo de la herencia que le dejaron, aunque no le haya gustado, porque el legado tenía origen en gobiernos electos democráticamente. Eso hace a la esencia de la continuidad jurídica de los Estados. Es lo que debió hacer e hizo, pero frente al default declarado por Rodríguez Saá y la imposibilidad de pagar la deuda, encaró su reestructuración que en 2005 alcanzó al 76% de adhesión por los acreedores y en 2010 llegó al 92,4%, ya bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. Es recordado el planteo de Néstor Kirchner en la ONU sobre que la Argentina quiere pagar, pero para eso deben dejarla vivir, “porque los muertos no pagan”, dijo. Desde entonces, nunca se dejaron de pagar las deudas reestructuradas. Esos son los acuerdos que quieren voltear los buitres, con la complicidad del estado norteamericano. Y pretenden alcanzar ese objetivo porque el negocio de ellos es que la deuda externa de eternice para seguir dominando y exprimiendo a los países que la sufren. Para ellos la Argentina es un mal ejemplo que no pueden tolerar y por ello debe recibir un castigo ejemplar, transformarse en un caso testigo, para que nunca más nadie se atreva siquiera a soñar con hacerles frente.

Sin embargo, como la Argentina y el mundo de hoy ya no son los de 1976, de 1983, ni de 2001, el tiro les puede salir por la culata y transformarse en un caso testigo de justamente lo opuesto, no porque seamos “más machos” que otros, sino porque las políticas que se han aplicado han robustecido las espaldas del país, a pesar de los consejos de los sabiondos que no pusieron al borde de la disolución nacional; a su vez el mundo también es otro y exige, por su propio futuro, un cambio de paradigma que ponga límite al accionar de lo más parasitario y guerrerista del capital financiero. Es un mundo multipolar, en el que nuestro país encuentra cada vez más respaldo.

¿Qué, a quién y cómo pagar?

Para responder esta pregunta vale leer completa la declaración que el 26 de junio leyó el ministro Axel Kicillof  al anunciar el pago que el Estado argentino hizo a través de las cuentas que el Banco New York Mellon tiene en el Banco Central de la República Argentina, que finaliza con un párrafo que dice textualmente: “Por último, la República Argentina reafirma su compromiso de honrar sus deudas con el 100 por ciento de los acreedores de manera justa, equitativa y legal”.

Es un texto donde nadie va a encontrar palabras grandilocuentes o floridas, sino sólo aquellas milimétricamente medidas que explican por qué, a quiénes y cómo se les va a pagar.

En la Argentina actual cualquiera tiene derecho a ser desde fanáticamente oficialista hasta marcadamente opositor, pero lo que no puede ser es enemigo del país, importarle un rábano su destino y jugar para los buitres, como hacen algunos personajes ya medio pasados de maduro que rebuznan contra el “jovencito y la señora” para repetir el libreto que le hicieron llegar quienes aconsejan hincarse ante los buitres para hacer lo que ellos mandan a través de las resoluciones de un juez cuya actual capacidad para razonar y discernir está en duda y actúa guiado por los fondos buitre, como lo constató y señaló Silvina Sterin Pensel, corresponsal de TN en Nueva York, presente en la reunión convocada por Griesa el 22 de julio, cuya grabación se puede escuchar haciendo Ctrl+clic sobre el enlace que está a continuación.


Pese a que el gobierno pagó su compromiso con quienes aceptaron la reestructuración de la deuda, el juez le impide cobrar sus acreencias a esos bonistas.

A su vez, como una reafirmación de que Argentina cumple sus compromisos reestructurados y tiene capacidad de pago, el gobierno le giró al Club de París el 28 de julio la primera cuota del respectivo acuerdo.

A pesar de esos hechos, tanto los buitres, el grupo de tareas especiales que enviaron al país para hacer lobby (la American Task Force Argentina- ATFA), y así como sus socios y voceros locales siguen agitando el fantasma del default, como si Argentina fuera la de 2001.

Fotos de 1945 y de 2014

En una nota de hace un mes mostrábamos el verdadero rostro de los “laburantes” y “jubilados” locales, celebrando lo resuelto por el juez Griesa. En esta oportunidad le vamos a agregar a los que se candidatean para presidente y a los grupos empresarios y ONG que juegan para los buitres.

Ahora, en 2013/2014, a la cabeza de los presidenciables que apoyan a los buitres se ubica Mauricio Macri, porque no tienen inhibiciones y habla sin filtro. Dice y repite, que el país debe aceptar sin chistar las imposiciones de Griesa y pagar.

Sergio Massa no termina de confesarlo y se atraganta, pero al final lo dijo: “pagar (la deuda) es la oportunidad de dar un gesto como país".

La ATFA, el grupo de tareas lobista que los buitres enviaron a la Argentina, hizo público a los que prefieren como futuro presidente del país. Sus preferencias oscilan entre Macri, Massa o Scioli, aunque éste último hizo público su rechazo a ese grupo.

Del ámbito empresario, descuellan los capitostes del Foro por la Convergencia Empresaria, con la Sociedad Rural Argentina haciendo punta.

Entre las ONG está la filial argentina de Vital Voice, entre cuyas promotoras y fundadoras está la diputada del PRO Laura Alonso, una fundación que recibió por parte de Paul Singer (el del fondo buitre NML que litiga ante Griesa contra la Argentina y que en Ghana embargó la Fragata Libertad) una primera donación de U$S 100.000= (cien mil dólares).

¿Cómo era la cosa en 1945/1946? En esa oportunidad, el embajador norteamericano Spruille Braden aportó mucho dinero (está la prueba de los cheques) a la campaña electoral de la Unión Democrática y los diarios La Prensa y La Nación le dieron la cobertura y apoyo mediático, con la Sociedad Rural y los grandes empresarios en la misma vereda.

El apoyo mediático esta vez lo encabeza el incombustible diario La Nación, asociado con Clarín y otros menores que les hacen coro.

¿Aislados del mundo?

Hubo una época en que para la oligarquía argentina y sus voceros estar aislados del mundo era no ser tenidos en cuenta por Londres o París. A los sucesores de aquellas élites no se les puede negar que enriquecieron su horizonte incorporando a Washington, Berlín y Bruselas.

Sin embargo, la geografía económica, política, cultural, social y de otros campos, hoy supera en amplitud ese circuito y es en ese mundo que sus anteojeras no les permite ver, donde se ubica la Argentina y es tenida en cuenta como un actor cada vez más relevante. Y no es sólo por su fútbol.

Tanto en cuanto a Malvinas, como respecto al conflicto con los buitres o por su proyección económica, nuestro país cuenta con socios y aliados importantes. No es casual, sino que se debe a una visión de política exterior independiente que ha encontrado su lugar por fuera del viejo orden que está haciendo agua por los cuatro costados. Se va perfilando un nuevo alineamiento internacional más horizontal, donde el crecimiento del conjunto empieza ser visto como condición necesaria para el logro de cada uno de sus integrantes.

No es ni será un proceso lineal, uniforme, ni exento de contradicciones porque son sociedades desiguales, con recursos desiguales y puntos de partida desiguales. Sin embargo el debate apunta a resolver las diferencias negociando y creando mecanismos que acoten las tendencias hegemónicas que engendran las diferencias de volumen.

Argentina participa del Mercosur y UNASUR; forma parte del Grupo de lo 20; junto con el resto del subcontinente participó en el reciente encuentro de los BRICS; tiene relaciones económicas, comerciales y culturales con la mayoría de las naciones; junto al resto del Mercosur se dio nuevo impulso al Banco del Sur y los recientes convenios con Rusia y China le abren puertas para colocar sus productos e intercambiar tecnología de punta. A su vez, Argentina ha resuelto conflictos de vieja data como el que arrastraba con el Club de París y recibe la creciente solidaridad de pueblos y estados en su demanda por recuperar las Malvinas y ante el conflicto con los fondos buitre. Entonces, ¿cuál es el aislamiento de Argentina que tanto preocupa a los personeros de la dependencia y el sometimiento?

Les convendría desechar prejuicios que les impiden mirar el mundo tal cual es hoy y no como acostumbraban verlo.

Porque si no, cuidado, les puede pasar como a algunos durante el último Mundial, donde creían ser número puesto y debieron empacar sus cosas antes de los octavos de final.

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