domingo, 24 de febrero de 2013

Argentina: elecciones 2013

Mauricio Epsztejn--

A nivel nacional, las elecciones de este año serán las “medio término”, es decir, las que se realizan entre una y otra presidencial. Como el mandato del Ejecutivo dura cuatro años, las próximas deberán hacerse en 2015.

Sin embargo, las de ambas Cámaras difieren en los mandatos que renuevan: como los senadores se eligen por seis años, la Cámara a la que pertenecen se renueva por tercios cada dos; en cambio el de los
diputados dura cuatro años y cada dos se renueva la mitad de los integrantes.

Este año finalizan su mandato 24 senadores elegidos en 2007 y 127 diputados de 2009.

Los senadores son 72 en total y los 24 que este año se van corresponden a 7 provincias (Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego) más la Ciudad de Buenos Aires. En cambio los diputados, son 257 y este año se renuevan 127 de los 24 distritos, quedando los otros 130 para el 2015.
En el Senado están representados los 23 estados provinciales en cuanto a tales, más la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) que a estos efectos es considerada un estado más. En total son 24 distritos y a cada uno le corresponden tres (3) senadores, independientemente de la cantidad de habitantes, de los cuales dos (2) los obtiene el partido con más sufragios y uno (1) el que le sigue.

El sistema electoral que rige para la Cámara de diputados es proporcional (el sistema D´Hont). A diferencia del Senado, estos legisladores representan directamente a los ciudadanos de sus distritos, donde el número total que cada provincia manda al Congreso debería estar relacionado con la cantidad de habitantes. Sin embargo, las cosas no son del todo así, ya que la legislación vigente le garantiza a cada distrito un mínimo de cinco (5) diputados. Además, dado que censo tras censo varía, para más o para menos, el número de los habitantes, sin que suceda lo mismo con el total de la Cámara que se mantiene en 257, se producen una serie de distorsiones. Una de ellas es que como la suma total de diputados que cada provincia tiene en el Parlamento no puede ser menor a los de la composición anterior, la cantidad de votos necesarios para elegir a los legisladores cuyos distritos tienen un crecimiento demográfico mayor, aumenta respecto a los que mantienen o disminuyen la cantidad de habitantes. Es decir que un voto de los distritos más poblados termina valiendo menos que uno que mantuvo o bajó en la cantidad de habitantes.

En consecuencia eso de que, a la hora de elegir, el voto cada ciudadano vale lo mismo, no es así.

Vayan unos ejemplos: un voto (1) de la Ciudad de Buenos Aires, vale más que una vez y media (1,55) lo que uno de la Provincia de Buenos Aires; uno de Santiago del Estero, vale como 1,30 de sus vecinos tucumanos; un voto de CABA, equivale casi a 1,30 de un santafesino.

Los ejemplos más extremos de lo que afirmamos, son los de la Provincia de Buenos Aires y Tierra del Fuego: en la primera, se elige un diputado por cada 223.000 habitantes aproximadamente, mientras que en la otra la relación es de uno por cada alrededor de 25.300.

Es decir, si las elecciones para Presidente y Vice toman al país como distrito único, las legislativas nacionales lo dividen en veinticuatro (24) distritos.

Veamos el escenario ante las de 2013

En las próximas elecciones de senadores, el Frente para la Victoria y sus aliados, ponen en juego19 bancas (13 del FV y 6 de aliados) o sea el 79,2% de las 24 en disputa (54,2% FV y 25% aliados); la UCR 4 bancas (16,7 % de las 24) que representan el 25% de su bloque y la restante le corresponde a la Senadora Estensoro, ex Coalición Cívica y hoy aliada del FAP, que completa las 24.

En Diputados, la situación es la siguiente:
Tabla diputados
Fuente: “ramble tamble”- 23/08/2012- Cons. Equis de Artemio López.

 Juego abierto y disputa dura

Para comparar lo que se juega en las elecciones entre ambas Cámaras es necesario considerar que el Senado renueva a los electos en 2007, un año bueno para el oficialismo. En cambio en Diputados, la referencia son los comicios de 2009, pobres para el oficialismo y excelentes para una oposición que venía envalentonada por la disputa contra la Resolución 125.

Hasta acá las cifras. Desmenuzarlas puede servir para analizar cuánto arriesga cada partido, coalición o grupo, sobre todo en las internas no formales con que se manejan las negociaciones de la oposición en dirección a posicionarse hacia las presidenciales de 2015.

También medirá la fortaleza del gobierno para continuar con lo central de la política que viene aplicando desde 2003, en el contexto de la aguda crisis mundial cuyo centro está en Europa y E.E.U.U.

Dados los distintos puntos de partida (2007 en el Senado y 2009 en Diputados), analistas cercanos al oficialismo consideran que si en la Cámara Alta el kirchnerismo y aliados logran mantener la actual composición, sería satisfactorio. En cuanto a la Cámara Baja, visualizan la posibilidad de crecer e incluso alcanzar una mayoría más holgada.

Un factor a considerar en la oposición es que hasta ahora, sólo los unifica la pelea contra el kirchnerismo. Se oponen a cuanta propuesta se impulsa desde las filas oficialistas, sea la que fuere y sin presentar alternativas.

El único que de a poco va mostrando sus cartas es Macri y quienes lo siguen. Mientras trata de presentarse como el opositor más acérrimo del gobierno, se trate del Fútbol para Todos, el tema AMIA, los juicios por crímenes de la dictadura, el metrobús, el subte, la asignación universal por hijo y más, más, más… va desnudando que su única propuesta es volver a las políticas neoliberales que desembocaron en el desastre de 2001.

Por eso, si pretende llegar a disputar con posibilidades de triunfo la presidencia en 2015, sus candidatos están obligados a tener un muy buen desempeño no sólo en las elecciones de la Ciudad,  sino mostrar que el PRO es capaz de superar el nivel municipal y transformarse en una fuerza nacional. De que lo logre o no, depende en buena medida su propio proyecto presidencial.

Si el programa de gobierno del PRO, su propuesta política y de gestión, se reducen a lo que muestra en la Ciudad de Buenos Aires y a lo manifestado por su candidato estrella en Santa Fe, Miguel del Sel, parecerían no bastar para inquietar al kirchnerismo.

En cuanto al resto de los opositores, también en esta oportunidad juegan sus chances a ocupar un espacio, del que por ahora están ausentes, para entrar en la disputa del 2015 con chances. Sin embargo, este conglomerado donde conviven sectores desde los que se consideran a si mismos de centro-izquierda, hasta jugadores líberos a quienes cualquier bondi los deja bien, cargan con una mochila de plomo que les va a resultar complicado levantar, como la de haber sido parte de ese conglomerado opositor que hegemonizó e inmovilizó al Parlamento entre el 2009 y el 2011 y hasta le negó al gobierno la sanción del presupuesto, en una clara maniobra desestabilizadora propia de un golpismo de nuevo cuño.

Un factor no desdeñable a considerar dentro de este abanico opositor es que la mayoría de los líderes también juegan en esta pulseada, por razones biológicas, por edad, la posibilidad de seguir siendo referentes políticos o pasar a integrar el conglomerado de personajes a quienes se les tiene conmiseración, lástima, pero no se los toma en cuenta.

A todo esto, desde hace ya bastante tiempo, por lo menos desde la pelea por la Resolución 125, los principales ideólogos y fogoneros de un armado opositor contra el gobierno pasaron a ser los grandes medios de comunicación, especialmente los diarios Clarín y La Nación. Sin embargo, como a pesar de sus esfuerzos no logran unificar un polo opositor potable para el electorado, ni encuentran candidatos que superen el brillo de lo fugaz, en su desesperación cada vez tienen menos reparos en tirar por la borda los más elementales principios de la ética política y periodística y hacer de la calumnia, la mentira y lo procaz el instrumento preferido de su acción.

Aunque está demostrado que en política las sorpresas suelen ser un ingrediente bastante frecuente, hasta ahora al oficialismo parecen rendirle buenos frutos enfrentar con serenidad y firmeza la desesperación opositora que busca y no encuentra una tabla de salvación providencial.

Todo parecería indicar que la disputa electoral del año circulará por estos carriles.

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