Por el profesor José Pecora—
Si bien no soy
un experto en historia, como el ajedrez ha sido parte importante de muchos
acontecimientos legendarios en los últimos seiscientos años, muchas veces tengo
que referirme a ellos, para ilustrar adecuadamente estas breves líneas.
Tal es el caso
de Cristóbal Colón, que gracias al ajedrez y con la ayuda de la reina Isabel de
Castilla, consiguió que el rey Fernando, aprobara el proyecto y la financiación
del mismo, para poder lanzarse a la aventura del descubrimiento de nuevas
tierras.
Como
cualquier gran proyecto empresarial actual, el de Colón no estuvo ausente de dificultades en
la búsqueda de patrocinadores que garantizaran una financiación
suficiente para hacer viable su expedición. El
proyecto no era otro que encontrar una nueva
ruta que llegase a las costas del continente asiático navegando hacia el
occidente, es decir, atravesando el Océano Atlántico, en esos
tiempos más conocido como Mar Océana o Mar Tenebroso.
La razón de la búsqueda de esas nuevas rutas fue la ocupación de Constantinopla por los otomanos, zona de obligado paso para los países
europeos hacia el comercio de la especiería,
por lo que para poder adquirir esas mercancías deberían de hacerlo bajo su
permiso y supervisión, algo que era inaceptable. La idea empezó a rondar la cabeza de Colón con la lectura de
ciertas obras y documentos que sugerían esa posibilidad de llegar a las Indias
por el occidente y en las que se hacían cálculos sobre las posibles distancias
a recorrer y también por los viajes emprendidos por el famoso mercader y
explorador veneciano Marco Polo, narrados
en todo detalle en el libro que
escribió a la vuelta de su viaje a China y regreso por Malaca, Ceylán, India y
Persia.
Marco Polo,
famoso explorador (Venecia, 1254 – Venecia, 1324)
Otro de los motivos por el que el genovés se embarcó en
tamaña aventura pudo ser un encuentro casual con un náufrago en la isla de Porto Santo,
lugar donde Colón vivió varios años. Una leyenda cuenta que en este lugar Colón
recogió a un náufrago de nombre Alonso Sánchez, marinero español, que le confió
que una tormenta arrastró su pesquero océano adentro hasta unas costas
desconocidas. En ellas fueron recibidos muy amablemente por indígenas de
extraña apariencia y que tras una breve estancia prepararon la nave para su
regreso, lográndolo tan sólo este valiente marinero. Pero Alonso llegó tan
maltrecho y enfermo que finalmente murió mientras Colón le acogía en su casa,
hecho que también ha azuzado las malas lenguas afirmando que fue Colón quien le
mató para que el secreto no se transmitiera y, consecuentemente, sacarle todo
el rendimiento posible. Es la historia del Prenauta o Predescubridor, contada por el Inca Garcilaso de La Vega en uno de sus famosos “Comentarios Reales”.
Monumento de
Alonso Sánchez, en Huelva, España.
Entre 1480 y
1484, el navegante genovés, le ofreció por primera vez su propuesta al rey Juan
II de Portugal, que entonces era la más importante potencia marítima y estaba
muy interesada en el tema de la ruta de las especies. Sin embargo, el monarca
rechazó el plan de Colón e instruyó a sus navegantes para que investigaran la
posibilidad de llegar a la India bordeando el continente africano. Este
objetivo finalmente fue alcanzado después de varios años por el navegante
portugués Vasco Da Gama, después que
Bartolomé Díaz, descubriera el denominado Cabo de Buena Esperanza, en 1488, que
unía el océano Atlántico con el océano Indico.
Retrato del célebre navegante portugués Vasco Da Gama,
primero en llegar a la India
desde Portugal, pasando por el Cabo de Buena Esperanza
Sin embargo, el segundo hijo de Colón , Hernando de
Colón , narra en su “Historia del Almirante”, que Juan II envió secretamente una carabela siguiendo el rumbo
que su padre había indicado, pero regresó sin haber conseguido llegar a ninguna
tierra nueva.
Esta situación indujo a Colón a emigrar de Portugal y
alrededor de 1485 se dirigió junto a su hijo Diego, a España, al reino de
Castilla.
Al llegar allí, hizo amistad con los monjes del Convento de
la Rábida, en principio con fray Antonio de Marchena y unos años después con
fray Juan Pérez. Colón le confió al fraile sus planes y esta circunstancia fue
fundamental, ya que éste sacerdote por intermedio del confesor de la reina,
fray Hernando de Talavera, logró convencer a Isabel de las virtudes y
beneficios que le podría reportar a España el proyecto del navegante.
Una vez presentado el proyecto, en principio fue desestimado
por las grandes exigencias planteadas por Colón y porque las arcas reales
estaban exhaustas por la Guerra de Granada, que culminó con la victoria de los
cristianos contra los moros.
Pero la reina no se dio por vencida y esperó una oportunidad
más propicia para reflotar el emprendimiento.
Y ahora es cuando comienza a formar parte de la leyenda el
tema del ajedrez, narrada la historia por el secretario del rey Fernando y su
biógrafo y cronista, Hernando del Pulgar, reflejada en la revista cultural
América Hispánica.
Portada de uno
de los libros de Hernando del Pulgar, cronista de los reyes católicos
La vieja revista
cultural América Hispana, relata en una nota de E. P. Duclos, cuyo facsímil
reproducimos más abajo, la historia que nos ocupa.
Facsímil de la
revista América Hispana, que narra con lujo de detalles toda la historia
A los efectos de que quede bien claro el
tema, vamos a hacer un breve resumen.
El rey Fernando era muy aficionado al
ajedrez y como acostumbraba a hacerlo, solía divertirse jugando con sus
“victimas acostumbradas”, entre las que se encontraba Juan Rodríguez de
Fonseca, que era el capellán real.
Juan Rodríguez
de Fonseca
Mientras esa
tarde estaban disputando la partida, fray Juan Pérez le preguntó a la reina
como estaba el tema de Colón y al
consultarle al rey si ya había tomado una resolución al efecto, éste, molesto,
le contestó que cuando finalizara su partida le respondería, ya que su
situación en la misma era bastante mala y estaba a punto de perder.
Isabel
comprendió que el momento no era oportuno y esperó a que la partida avance, con
la esperanza que la cosa mejorara y esto hiciera al rey cambiar de humor.
Y milagrosamente
esta situación se produjo, ya que cuando todo parecía perdido y Fernando estaba
a punto de abandonar, porque el mate era inminente, Isabel vio una combinación
ganadora y acercándose al rey le dijo, señor has ganado, ya que tienes mate en
cuatro jugadas. Contento el rey, se puso a pensar y encontró la combinación
ganadora.
La posición a la
que habían arribado en la partida era la siguiente: (en el facsímil de la
revista, no están bien los colores de las piezas y el mate no es en cuatro,
sino en cinco jugadas).
Juan Rodríguez
de Fonseca
Rey Fernando de Castilla y Aragón
Juegan las blancas y dan mate en 5 jugadas
Solución:
La solución es muy simple, ya que las respuestas del negro son obligadas
porque siempre hay jaque: 1.Tg8+, Txg8;
2.Tf8+,Txf8; 3.e7+, Tf5; 4.Axf5+, De6; 5.Axe6, mate.
Gracias a haber alcanzado esta
victoria, Fernando se puso tan contento que dio su aprobación para la propuesta de Colón, por lo que la reina
inmediatamente lo mandó a llamar para comunicarle la buena nueva, pudiendo
iniciarse de este modo, el proceso que dio origen al descubrimiento del nuevo
mundo.
Muy completo informe. Con veracidad histórica contado a lo Pecora...sin duda un trabajo testimonial de la época
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Margarita. Para hacer la nota tuve que hacer un trabajo de investigación histórica que me llevó bastante tiempo, pero creo que el resultado fue bueno.
EliminarMuy bueno profesor, gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarEl rey no había asistido a tus clases, no había hecho ejercicios
ResponderEliminartáctico, sino tenía que sacarlo solito.