Osvaldo Riganti—
Fueron 21 años de sufrimiento en el
Bajo. Excursionistas ascendió a la “B” en 1994 y descendió rápidamente.
En lo que va del milenio estuvo rondando
el ascenso tres veces pero en esas oportunidades todo terminó en frustración.
En 2001, bajo la presidencia de Camilo
Scorpaniti, se adjudicó el título pero un absurdo torneo reducido para dirimir
el ascenso lo relegó. En 2005/6 estuvo
cerca de adjudicarse la Promoción que lo catapultara hacia el destino ansiado
pero tras vencer a Defensores de Cambaceres por 1 a 0 en su cancha, perdió 3 a
1 en Ensenada. En 2009/10 encabezaba holgadamente las posiciones pero perdió
llamativamente en las últimas fechas todos los partidos de visitante, debiendo
desempatar con Barracas Central, el club que hace mucho tiempo está bajo la
égida del hoy conocidísimo “Chiqui” Tapia (yerno de su par de Independiente,
Hugo Moyano), que le ganó 1 a 0 durante el partido de desempate y en tiempo suplementario.
El club había estado merodeando la “D”,
pero una coalición de la agrupación Círculo
de Amigos Guillermo Black (que levantaba las banderas de este histórico
presidente –ya fallecido– y al presidente campeón, Camilo Scorpaniti), junto a la
1º de Febrero, del entonces
presidente Mainoli, permitió formar buenos equipos. Sin embargo surgieron
divergencias y el Círculode Amigos Guillermo
Black se hizo cargo de la conducción del club siendo la marcha más
homogénea. Hubo un vigoroso despegue social y progreso general sostenido, el
cual hoy le permite lucir orgullosamente una cancha de césped sintético.
No obstante, cuando el club parecía
marchar hacia mejores destinos, a fines del año pasado se produjeron episodios
violentos que volvieron a oscurecer el panorama y dejaron al club al borde de
una quiebra institucional.
En ese momento difícil aparecieron
figuras como el directivo Javier Sayegh, junto a hombres de predicamento
—hablamos del vice Baquero, del secretario Fígoli y de otros como Alvarez, Diego
Houseman (hijo del mundialista René), Seoane—a quienes se sumaron jóvenes
dirigentes como Javi Méndez, los hermanos Acerbi y gente que no supieron de
renuncios, junto a figuras de dilatada trayectoria en la institución que se
sintieron convocados, como el caso de Masciotra, que motorizaron el gran
repunte, tomaron el destino en sus manos y brindaron respaldo al DT, el
legendario “Búfalo”Szeszurak, integrante del equipo que logró el ascenso en
1994.
Guillermo Szeszurak jugó en las
inferiores de River bajo la conducción técnica de figuras de arraigo en
infantiles y juveniles “millonarios” como Gabriel Rodríguez y Curti y luego fue
a Excursionistas, donde con Pablo Centrone debutó en primera; luego jugó en
varios clubes e incluso incursionó en el fútbol portugués. Fue ídolo de los
hinchas del Bajo y dejó su impronta como técnico con los ascensos de Deportivo
Riestra y Argentinos de Quilmes.
Su llegada para conducir a
Excursionistas generó una mística que los más identificados con su figura compararon
con el retorno apoteótico de Angel Labruna a River Plate, en un proceso similar
a cuando el viejo crack de la Máquina movilizó a los riverplatenses con su
consigna:”Si vuelvo lo saco campeón”
Así Szeszurak fue modelando un equipo de
fuste en la categoría, cimentado en hombres como el eficaz arquero Navarro Arias, el defensor
Ramiro Montenegro y el talentoso, al par que contundente, Leonardo “Cachete”
Ruiz, a quien muchos hinchas que en el Bajo peinan canas parangonan con los grandes jugadores que pasaron
por allí en más de medio siglo, como Omar Higinio García, Hugo González,
Fonseca Ruiz, Alves de Souza y Carlos López.
Cuando a pocas fechas de la finalización
del certamen Excursionistas volteó en su cancha por 4-2 a Laferrere, que
parecía inconmovible puntero, partido en el que “Cachete” Ruiz fue figura
descollante y el “Ramiro del Bajo” resultó una tromba, la populosa barriada
comenzó a aferrarse a la gran ilusión.
Los triunfos se sucedieron sin solución
de continuidad, hasta que en la última fecha, frente a un durísimo Sacachispas,
el estadio del Bajo Belgrano fue escenario de la consagración largamente
anhelada.
En el primer tiempo no se había abierto
el score y su figura clave, “Cachete” Ruiz, estaba en el banco lesionado. Pero
Szeszurak jugó la carta brava. En el complemento lo mandó al ruedo a jugarse el
resto y fue el factor desequilibrante de un partido trabado. Así asístimos a la
enésima definición de Ramiro Montenegro, el Ramiro del Bajo (por su similitud
con los goles salvadores de Ramiro Funes Mori, en River Plate, llegando como él
en forma fulmínea del fondo de la defensa). Ocho mil almas aclamaron la vuelta
olímpica que por fin se concretó. De la mano de una dirigencia que supo
encaminar al club y de una Dirección Técnica que supo ensamblar figuras que
adquirieron dimensiones ciclópeas para la evocación agradecida de una
parcialidad fiel al viejo club de Pampa y Miñones que hoy se ciñe orgulloso la
corona de la “C”.
fonseca gomez, no fonseca ruiz.... saludos!!!
ResponderEliminar