Pedro C. Fernández—
Arturo Pérez Reverte |
Hombres buenos, la
última novela de Arturo Pérez Reverte, nos transporta nuevamente al viejo
continente europeo. Ambientada a finales del siglo XVIII, en el Madrid
ilustrado de Carlos III y en el París prerrevolucionario, esta novela histórica
finalizada en enero del 2015, nos cuenta el viaje de dos miembros de la Real
academia de letras de España que, orientados por las luces de la razón, marchan
a París en vísperas de la Revolución francesa a la búsqueda de los 28 volúmenes
de la Encyclopédie de D’Alembert y Diderot, donde deben enfrentarse a las ideas
conservadoras y de la vieja inquisición que seguían vigentes en su patria. En
salones y cafés también participan, junto a personajes reales de la Revolución
francesa, de tertulias donde alternan los temas filosóficos con los de
agitaciones políticas. El relato incluye hasta la impecable y minuciosa
narración de un duelo a espada, que utiliza razones de honor patriótico como
excusa para la disputa por los favores de una aristocrática y seductora dama
parisina. También es destacable la descripción detallada de la Real Academia de
Letras y sus personajes, sus debates y protocolos académicos.
A esta fascinante novela, en la cual se mezclan la aventura
y la historia, se suman otros títulos de su prolífera producción literaria,
donde sus obras permiten una lectura amena y reconfortante como: El Asedio, Cabo Trafalgar, Territorio
Comanche, La sombra del águila, El húsar, Un asunto de honor, El pintor
de batallas. Incluso en este rango se puede considerar a la propia serie
del Capitán Alatriste, por estar
mezclada con personajes reales y de ficción del siglo XVII, como Lope de Vega y
Francisco de Quevedo. No son los únicos títulos de este miembro más joven de la
Real Academia. Nacido en 1951 en Cartagena, España, también es “Caballero de la
Orden de las Letras y Artes” de Francia, y en Argentina integra la Academia
Argentina de Lunfardo, entre otros galardones que fue obteniendo durante su
trayectoria. Muchas de sus obras se llevaron al cine, como la Tabla deFlandes, El Maestro de esgrima y El Club Dumas. A la televisión llegó La Reina del Sur, una obra realizada con rigor de detalles y narraciones que recurren a la jerga habitual del tráfico de drogas en Méjico y España, pues ese lenguaje nutre a un casi dialecto que, de cierta manera, no está totalmente al margen en lo que a lengua española se refiere debido a la cantidad de vocablos y usos idiomáticos que se diferencia entre ambos países y regiones. También describe algunos personajes de vigencia actual, como el Chapo Guzmán, y muchas historias de ese particular sub mundo, un trabajo que le insumió seis años de investigación y cuya adaptación para la TV tuvo mucho éxito en EE.UU., pero recibió algunas críticas en España.
En su narrativa, Pérez Reverte describe con rigor y
precisión lugares, acontecimientos y épocas reales, y lo hace combinando
ficción literaria con historia real. Amante de la náutica, navega con su velero
por el mar mediterráneo, siendo un avezado conocedor del vocabulario naval,
tanto actual como antiguo, sea mercante o de guerra, que le permitieron novelas
como: La carta esférica, Los Barcos se pierden en tierra y la
nombrada Cabo Trafalgar basada en la
histórica batalla, por la cual hasta ahora fue el único civil condecorado por
la Armada Española.
El ajedrez también está presente en varias de sus obras,
como La tabla de Flandes, El asedio, El tango de la vieja guardia (capítulos 5 y 9, “Una partida aplazada” y “La variante Max”). Licenciado en periodismo,
su trayectoria como corresponsal de guerra lo llevó a campos de batalla desde
Líbano a Croacia, pasando por El Salvador, Nicaragua, el Golfo Pérsico, zonas
de África y, curiosamente, también la guerra de Malvinas. A partir de esas
experiencias toma definitivamente la pluma narrativa y de ficción en 1995,
reflejando en Territorio Comanche y
en El Pintor de batallas sus
experiencias. Sus publicaciones lo ubican actualmente entre los más leídos de
la lengua hispana, con 15 millones de libros vendidos, muchos de ellos en
nuestro país, donde incluso participó en la feria del libro donde presentó Hombres buenos. Disciplinado,
trabaja 8 horas por día, y se traslada personalmente a los lugares donde
transcurren los hechos de sus novelas. Además de libros realiza tareas
periodísticas para “El País semanal”, el suplemento dominical del diario “El
País” de Madrid, bajo el pseudónimo de Patente de Corso y para la revista “La Nación”,
de Bs. As.
Criticado en algún momento y con un distanciamiento de la TV
española —donde hasta lo quisieron cuestionar por su plaza en la Real Academia
Española de Letras—, su producción permanente no se detiene y después de
publicar en 2015 Hombres buenos,
inició un proyecto por acercar la historia de la guerra civil española a los
jóvenes, intentando hacerlo sin partidismos, algo bastante difícil pues esa
tragedia produjo una conmoción que aún perdura en España y el mundo. El trabajo
vio la luz en noviembre de 2015 bajo el nombre “La guerra civil contada a los jóvenes”. Editada en España por
Alfaguara, aún no llegó a nuestro país. Se trata de una reseña histórica, con
30 breves capítulos ilustrados por el dibujante Fernando Vicente, con anexos de
mapas del conflicto, un panorama de uniformes y un glosario, aunque quizás no sea
la novela ambientada en esa época que algunos lectores esperában. Cuando“Hombres buenos” se publicó en Buenos
Aires, Pérez Reverte se definió como un “escritor
cazador que se juega y sale del territorio” (Telam, 23/04/2015), y es
evidente que se juega con esta reseña al elegir un tema tan polémico, como lo
hizo siendo corresponsal en cerca de 30 guerras civiles. Esta obra, que le
llevó 6 meses, es considerada “con
adjetivos, y sin opinión del autor” —según se señala en la entrevista que
publicó “El país semanal” el 05/11/2015—. Allí
declaró “que tenía que haber
hecho esto antes”.
En muchos caso sus novelas fueron ambientadas en conflictos
de la historia de España lejanos en el tiempo, donde la contradicción era con
un enemigo exterior. En este último trabajo, el conflicto es relativamente reciente,
sin la irresuelta polarización que subsiste hasta hoy dentro de su propia
sociedad y en otras latitudes, como en Argentina, con grandes colectividades
españolas que fueron muy sensibles durante la contienda y que quizás por eso
mismo provoque polémicas.
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