Por
el profesor José Pecora—
En
el siglo XVIII, el célebre Café de La Regence de París, era uno de los más
famosos templos dedicados al culto de la diosa Caissa, ya que la mayor parte de
la sociedad ilustrada parisina concurría al mismo, pasando largas veladas
jugando al ajedrez entre otras cosas. (Ver nota de unoytres77, de abril de 2015: “El ajedrez en el siglo de las luces”
Entre sus asiduos concurrentes, se
encontraba un joven teniente muy ambicioso, llamado Napoleón Bonaparte, quien
años después, en 1804, llegó a emperador de Francia y en su apogeo alcanzó a
dominar buena parte del mundo.
Napoleón
Bonaparte, emperador de Francia entre 1804 y 1815
El fuerte jugador inglés y escritor
George Walter en sus artículos fue muy crítico con respecto al juego de
Napoleón y dijo lo siguiente: ”Jugaba
francamente mal las aperturas y se impacientaba si su adversario se detenía
demasiado a considerar un movimiento” y
agregó “Napoleón nunca llegó a
ser un gran jugador de ajedrez aunque jugó con verdadera pasión durante toda su
vida y llevó el juego allí donde fue, a sus batallas en Egipto o en Rusia y por
toda Europa jugando constantemente con sus ayudas de campo y con los generales
de sus ejércitos…”
“…si
bien su nivel destreza no aumentó con el tiempo, sus victorias fueron más numerosas después de que asumiera
el poder supremo del imperio. Sus adversarios y sus subalternos a menudo
consideraban inoportuno ganarle sobre el tablero”
Tal era
la pasión de Napoleón por el ajedrez que aceptó desplazarse en 1809 a Viena
para jugar con el famoso Automaton (El autómata, llamado "El turco").
La fama de este artilugio se había extendido por toda Europa y muchos fueron
los que creyeron que podían vencer a esta máquina infernal... aunque muy pocos
lo consiguieron (ver nota de unoytres77, de mayo de 2013 “El turco, la
máquina que venció a Napoleón”)
Napoleón
conocía la fama de la máquina y no se pudo resistir a jugar con ella varias
partidas, perdiendo todas.
Por
dentro "El turco" estaba lleno de mecanismos y su autor sostenía que
funcionaba a base de campos magnéticos, pero la realidad era que dentro de
la máquina había escondido un jugador que movía las piezas.
Napoleón
jugó tres veces con "El turco" y perdió las tres partidas, pero lo
que no sabía es que en realidad había perdido con Johann Allgaier (fuerte
jugador de la época). Tras la 3ª derrota, Napoleón perdió el dominio de sí
mismo y golpeó el tablero haciendo que todas las piezas se desparramasen por la
habitación.
El gran jugador
austríaco Johann Allgaier quien se escondía dentro del turco
Siendo
emperador, como ya hemos dicho, ninguno se atrevía a ganarle y le sucedía,
salvando las distancias, lo mismo que le pasó a Yrigoyen en nuestro país muchos
años después, que le hacían un diario especial para él. A Napoleón no le hacían
ningún diario, pero como tenía pasión por el ajedrez, le organizaban encuentros
y partidas sencillas con rivales que se dejaban derrotar fácilmente o que le
pudieran proporcionar satisfacciones de otro tipo, como el caso que veremos a
continuación.
Eran
célebres sus partidas contra madame de Remusat, quien era una cortesana al
servicio de su esposa la emperatriz Josefina. Una de las partidas disputadas
fue la siguiente, conduciendo las piezas blancas Napoleón:
1.Cc3, e5; 2.Cf3,d6; 3.e4,f5; 4.h3?,….
Una jugada errónea, que no le aporta nada
al blanco.
4…,fxe4; 5.Cxe4,Cc6; 6.Cfg5,…
Una jugada aventurada,
que ante un juego correcto del negro podría ocasionar al blanco pérdidas
materiales.
6…,d5;
7.Dh5+,g6; 8.Df3,Ch6??
Grave error que le permite al blanco ganar con
facilidad.
9.Cf6+,Re7; 10.Cxd5+, Rd6; 11.Ce4+,Rxd5;
Daba más resistencia
11…,Rd7. Ahora Napoleón da mate en tres jugadas.
12.Ac4+!, Rxc4;
13.Db3+, Rd4; 14.Dd3,mate.
Hasta
aquí hemos transcripto el desarrollo de la partida, simplemente con algún
comentario técnico, pero esto no nos ilustra adecuadamente la situación. Para
tener más claro lo sucedido, por suerte
podemos recurrir a un cuadro obra
del pintor húngaro Sándor Badacsony, que inmortalizó la forma en que se disputaban dichas partidas.
Napoleón Bonaparte
vs. Madame de Remusat
En
dicho cuadro se puede apreciar claramente que madame de Remusat aparte de jugar
mal al ajedrez seguro que tenía otras virtudes, ya que era bastante bonita y no
tenía ningún problema en jugar desnuda ante el emperador. Además en el cuadro,
aparece la figura de un violinista, lo que le daba un toque romántico al
encuentro. Este en algún momento tocaría el violín, ya que en la escena de la
pintura parece concentrado en contemplar la figura de madame de Remusat. Desconozco lo que sucedía al terminar la
partida, aunque no es difícil de imaginar.
Cuando
Napoleón perdió el poder y fue desterrado a la isla de Santa Elena,
aprovechando que su afición al ajedrez era conocida y no despertaría sospechas,
sus partidarios le enviaron un juego de ajedrez de piezas de marfil, las cuales
escondían en su interior un plan detallado para que pudiera escapar de la isla.
Napoleón jugó muchas partidas con este ajedrez, pero no llegó a descubrir el
secreto que ocultaban sus piezas, ya que el oficial encargado de entregárselas
murió durante la travesía y no pudo informar de su contenido.
Napoleón en la isla de Santa Elena, jugaba
habitualmente con el general Bertrand
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