lunes, 29 de febrero de 2016

Con los chicos no

Mario Méndez—
Como es por todos sabido, hace poco menos de un mes, en la Villa 1-11-14, en el transcurso de un operativo, efectivos de la gendarmería dispararon con balas de goma sobre los integrantes de la murga Los auténticos reyes del ritmo, donde había niños, que fueron heridos. Y lo hicieron a pesar de que se les avisó que en esa plaza, en esa murga, había chicos. Este hecho, más la respuesta de las autoridades, que se preocuparon antes que nada por la salud de los gendarmes y tardaron lo que pareció un siglo en hacerse cargo de lo que había ocurrido con los chicos atacados (un “hacerse cargo” bastante relativo que, por ahora, no ha producido ninguna acción efectiva de castigo a los responsables: al menos no se la ha comunicado públicamente) provocó la reacción de muchísima gente, entre los que nos contamos muchos de los que formamos parte del mundo de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ).
Conmovidos por el atropello del que fueron víctimas los chicos de la murga, un grupito de escritores identificados con la literatura para niños y jóvenes decidimos organizar una movida en las redes, publicando el texto de Silvia Schujer, que va en otro espacio de esta edición, que se viralizó y obtuvo más de 3000 “compartidas” en Facebook, así como parte de las firmas solidarias que recogió en un primer momento de muchos de los principales escritores, ilustradores, editores, especialistas, narradores y demás trabajadores que se mueven en este mundo de la literatura para niños y jóvenes. El texto llegó también al diario Página 12 y a unos cuantos medios digitales. Y junto con esta declaración original, surgieron las poesías, los relatos, las reflexiones y las ilustraciones de numerosos compañeros, que fueron subidos a la Web y esperan su oportunidad de ser expuestos, de formar parte de alguna muestra que, esperamos, se concretará a la brevedad.

Junto con el texto de Silvia, originalmente promovido por Márgara Averbach, Sandra Comino, Alejandra Erbiti, Silvina Rocha, quien escribe la presente nota y obviamente la autora, Silvia Schujer, fuimos recibiendo las obras. Muchos fueron los aportes, de gran calidad, de gran compromiso. Hoy unoytres77 tiene el agrado de mostrarles algunos, que Silvina Rocha, recopiladora de textos e ilustraciones, seleccionó para nosotros como un aperitivo antes de la muestra, que viene marchando…

Martín Morón y Florencia Stamponi

Desde el patio

Cuando me duele el alma

y me hacen una herida,
al mundo se la hacen.

Cuando matan mi silbo a plena madrugada,
asesinan el silbo del planeta.

Cada vez que mutilan a un niño en la vereda,
es a mi que me trizan y me tuercen el ánimo.

Con cada desamparo me despueblan
y abortan el ombligo en baldíos sin madre.

Soy huérfano asolado en la cuna sin casa,
en las cárceles tiesas,
en el loquero tenso con paredes roídas.

Por eso es que entre llagas
vuelvo a salir al patio,
a buscar en el baile una guitarra abierta,
una cuerda a los vientos,
tu boca con el beso
y los hijos jugando.

Porque vale la pena este parto chiquito,
este paso contiguo,
este apenas nosotros apostando al abrigo,
defendiendo la sombra que hacemos en el piso.

Porque me duele el mundo
y también la rodilla,
y porque soy dichoso
con el hombro y el pecho.

Hoy levanto lo propio 
y custodio mi risa,
con lágrimas y vísceras;

y salgo al nuevo día
con redondez de vientre.

Texto: Luciano Ortega
<Del libro “Con apenas lo puesto”>

Ilustración: Fernanda Bragone

Murga
Era un baile en la calle.
El carnaval los llamaba
desde el rumor de febrero.
Después,
las balas.
Sobre caras y manos diminutas.
Sobre el principio abierto
de la alegría.
Sobre las padres y las madres
y los músicos.
Sobre el futuro.


Texto: Márgara Averbach
Ilustración: Rodolfo Fucile

En el barrio

Unos niños que jugaban

en los trajines del barrio.
Y llevaban tamboriles, 
lentos soles, 
baile en pasos.
Y tenían pocos años, 
silbidos en los bolsillos,
camisetas de trabajo.
Y llevaban alto el cielo, 
en los ojos, 
los zapatos.
Unos chicos que jugaban 
y el maestro y los hermanos 
y las madres en la orilla, 
en la orilla 
del milagro.
Platillos y redoblantes 
y alegría que no calla,
que ser chico era una fiesta, 
redoblante, 
la metralla, 
proyectiles que abren huecos 
en la piel de la manzana,
y es la piedra de la noche 
matando la madrugada.
Se sabe que hasta la muerte,
avergonzada en los charcos,
cerró los ojos al ver
hombres grises 
disparando.
Unos chicos y sus sueños,
chispa y risa, risa y canto. 
Petalitos de contento, 
grupo lindo, agua de barrio.
Textos: María Critina Ramos.
Ilustración: Emilia Provenzano

Taller Azul de Literatura  

Al carnaval de la murgalo 
apagan balas ajenas
le han robado la alegría
lo único que les queda.

Ilustración: Silvia Katz



Una tarde de verano

Los chicos se sabían la letra; era fácil, pegadiza. Era clásico el comienzo: “Esta murga se juntó, una
tarde de verano…”. Apenas empezaban a cantar cuando los monstruos aparecieron en la plaza, y los chicos corrieron. La plaza, sin los chicos, quedó sembrada de replicantes, de banderas, de bastones, de instrumentos.
Unos días después, los chicos volvieron. Ellos no solo sabían la letra: también sabían que a los monstruos solo se los derrota si se sigue cantando. Levantaron lo que los monstruos habían pisoteado. Desarrugaron, estiraron, plancharon, compusieron. Y recomenzaron.
Los chicos se sabían la letra. Empezaba con un clásico: “Esta murga se juntó, una tarde de verano…”, y seguía tal y como ellos querían que siguiera, sin que nadie viniera a interrumpir la fiesta.
Texto: Mario Méndez
Ilustración: Paula Alter

Son niños

Retumban los parches

Las voces corales
de un pueblo que canta.
Que irrumpe
que estalla
de alegría
que abraza.

Son niños
que bailan
que corren
que saltan
que  cantan
que  sueñan

Son niños
con ojos
de esperanza.

Se escuchan disparos.
Las risas son llantos
Los cantos son gritos
Y el espanto
duele.

Pero más
duele el silencio.
Interminable.
Como bestia salvaje
los que deben cuidar,
atacan.

Y entonces
hay  alguien que grita.
No disparen.
Son niños bailando
Son niños cantando
Son  niños soñando.

 Son niños.

Texto: Verónica Parodi
Ilustración: Verónica Fradkin

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