Una feria hecha fiesta

Por Gustavo Viera*—

Grupo musical

Decidida y construida con el aporte y voluntad de sus feriantes, la Feria de Artigas comienza a constituirse como punto de encuentro de la economía social en la Comuna 7. El sábado 5 de abril tuvo su estreno bajo esta nueva organización, que promete renovarse todos los primeros sábados de cada mes. Los invitamos a adentrarse en un mundo horizontal.

La lluvia arremete fuerte en la Ciudad y no hay visos que cese su incesante caída. Un sábado encapotado no estaba en la idea de nadie de los que hace meses se juntan todas las semanas para armar la Feria de Artigas en la calle, un encuentro que reúne a artesanos y emprendimientos autogestivos en Artigas y Morón, barrio de Flores. A pesar del mal tiempo que obligó a los feriantes a refugiarse en el edificio del Centro de Formación Profesional N°24 (CFP), la lluvia no pudo frenar la motivación de emprendedores por hacer su primera feria organizada por ellos mismos, con el acompañamiento indispensable de la escuela.

Unos 50 puestos estuvieron ofreciendo sus productos y creaciones a los visitantes, que van desde objetos fabricados con residuos reciclados, productos que comercializan cooperativas y empresas recuperadas, cuadros, ropa, comidas varias. La feria contó con la presencia de la Red de Puntos Verdes en la recepción de papel, cartón, vidrio, plástico, telgopor y demás materiales destinados al reciclado por parte de la Cooperativa de Recicladores Urbanos. Todo esto acompañado de diversos eventos que le dieron color y calor, como la radio en vivo del CFP hecha por los mismos estudiantes, el show en vivo de “Leyenda Urbana”, una banda de rap y hip hop oriunda de Morón, clases abiertas de tango a cargo de la Milonga de Artigas y talleres de reciclado y compostaje.

El origen del encuentro

La Feria de Artigas no es un fenómeno nuevo en la Comuna 7. Cada vez que culminaba el ciclo cuatrimestral, el CFP 24 organizaba junto con la cooperadora la feria con el objetivo de mostrar y poner en valor las distintas producciones de los talleres y se invitaba a distintos emprendedores a promocionar sus producciones. A partir de este año, se intenta subir la puesta y abrir el juego: “Nos dimos cuenta que las ferias estaban asistiendo nuevos emprendedores y artesanos y nos parecía que era bueno abrir el espacio para que se apropiaran para poder generar un espacio colectivo y de autogestión que es algo que nos representa mucho más que sea la escuela la que habilita el espacio para la feria”, cuenta Gonzalo Trunsky, Regente del CFP 24 y uno de los promotores de esta articulación entre la escuela y los feriantes.
En esto radica su novedad. Ahora, los feriantes se reúnen semanalmente en asamblea estableciendo los preparativos para cada una de las ferias, que tendrán lugar los primeros sábados de cada mes: desde la estrategia de comunicación para el diseño, impresión y distribución de afiches y volantes, la convocatoria de los artistas y la decoración del espacio, hasta el armado de la grilla de eventos. Todo horizontalmente, y con cierta autonomía de la escuela, que se convierte en un actor más que participa y levanta la mano.
Marisa, una de las impulsoras más activas en la organización, analiza que “el espíritu de la feria intenta ser antes que nada una construcción colectiva en donde entre todos podamos autogestionarla, sustentarla, que puede implicar desde venir, barrer, armar los puestos, decorar. Que no sea venir, poner el puesto y nada más. La idea es crear vínculos, conocernos, vernos en reuniones: armar la feria entre todos”. En este sentido, resalta que este proceso genera un aprendizaje para todos ya que viene mucha gente que no tiene incorporado este tema de ser autogestivos y solidarios. Participa con su emprendimiento “Ropa Pancarta”, con particularidades en el diseño asociados al cuidado de los animales porque ella es vegana.

La feria fue declarada de interés comunal por la Junta de la Comuna 7, lo que habilita el espacio de la calle Morón para que la fiesta sea en su lugar natural: la calle.

Algunos de los protagonistas

Muchos son los puestos que despliegan sus producciones a lo largo del pasillo de la feria. Y más allá de lo concreto, todos quieren transmitir un mensaje que instaure una nueva relación entre productor y consumidor. Investiguemos un poquito más sobre esto.

La Red Tacurú y Colectivo Solidario comercializan productos de la economía social, de fábricas recuperadas y cooperativas de todo el país. Azúcar, yerba, té, cerveza, son algunos de los ofrecimientos de estos dos puestos. Plantean un desafío: que los consumidores se responsabilicen de sus consumos y que se lo cuestionen: desde la calidad del producto, el precio, quién es el productor. “Nuestro objetivo apunta a que el consumidor consuma mejores productos y que esos productos se hagan con trabajo que no sea esclavo, que sea en conjunto, un grupo de gente produciendo y la organización del trabajo y de los consumidores. Que el consumidor no se sienta afuera de la cadena de consumo porque es el principal y el productor que sea consiente de qué está produciendo y ambos responsables de la relación”, apunta Nacho.
Manuel tiene un micro emprendimiento llamado “Multi-estampa”, cuyo objetivo es estampar distintas superficies: remeras, bolsas, carteras, papel, bolsas. Las superficies son lugares de mensajes, por ejemplo fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte ecológico.
“Estaba buscando una manera de que se conozcan mis dibujos a través de algo utilitario”, afirma Diego, artista plástico que por medio de sachets de leche y cartones de tetra brik produce billeteras y demás objetos para el uso diario.
Así es la Feria de Artigas: todos haciendo cosas diversas y obteniendo distintos resultados, pero un hilo conductor los junta y los hace parte de una organización que demuestra que existe otra forma de encontrarnos y de construir los vínculos.
Más información: www.facebook.com/feriadeartigas
*Lic. Gustavo Alejandro Viera es editor responsable de la revista “La Taba Cooperativa de trabajo Ltda.”