lunes, 17 de septiembre de 2012

José Gervasio Artigas

Otro invisibilizado por la historia liberal

José Gervasdio de Artigas
El 23 de setiembre próximo se van a cumplir 162 años de la muerte de José Gervasio Artigas (Montevideo 19-06-1764- Asunción 23-09-1850).

Artigas nació en el seno de una familia rural en la que desde chico se familiarizó y dedicó tanto a las tareas del campo como al comercio de cueros.

En 1797 se incorporó como soldado al Regimiento de Blandengues cuya principal misión era combatir el contrabando organizado por los portugueses desde Brasil. Durante la invasión inglesa de1806 participó en la reconquista de Buenos Aires y en la defensa de Montevideo.

Si bien el 25 de mayo de 1810 no estuvo en Buenos Aires con los revolucionarios, en cuanto el virrey Javier de Elío le declaró la guerra a la Primer Junta, Artigas se puso al servicio de la revolución, sublevó a la Banda Oriental y después de derrotar a las tropas realistas cerca de Montevideo, le puso sitio a la ciudad último refugio de las fuerzas españolas en la Banda Oriental. Cuando el Primer Triunvirato, que por entonces gobernaba Buenos Aires, firmó un armisticio con el virrey y le ordenó levantar el sitio, Artigas se sintió defraudado por ese gobierno y allí se produce la primera gran controversia con Buenos Aires que lo llevó a retirarse con sus tropas de gauchos hacia Entre Ríos, acompañado en masa por la población, unos dieciséis mil, incluidos ancianos, mujeres y niños, en lo que se conoce como el Éxodo del Pueblo Oriental, con sus enseres y ganados cruzan el río Uruguay y acampan en las márgenes del arroyo Ayuí, cerca de lo que hoy es la ciudad de Concordia. Recién después de que el Primer Triunvirato es derrocado y asume el Segundo que reanuda el sitio de Montevideo, Artigas se le pliega con sus fuerzas.

De todos modos, sus contradicciones con el centralismo porteño no cesan y se manifiestan frente a la convocatoria de la Asamblea Constituyente de 1813 a la que envía sus diputados con precisas instrucciones para que la Asamblea declare la inmediata independencia, que le país se organice bajo el sistema republicano y federal, inspirado en el tipo estadounidense, que el nuevo país reconozca la libertad civil y religiosa y que la sede del gobierno central se establezca fuera de Buenos Aires. Como los representantes artiguistas son rechazados y reemplazados por otros afines al gobierno porteño, el caudillo rompe con ellos y repliega sus fuerzas hacia las costas del río Uruguay desde donde empieza a controlar todo el territorio oriental y la provincia de Entre Ríos.

En 1814, con los mismos propósitos que guiaron las instrucciones a sus diputados rechazados por Buenos Aires, organiza la Liga de los Pueblos Libres en la que participan lo que hoy son las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes, Misiones más el territorio del Uruguay que por ese entonces incluía parte del sur brasileño. La Liga se enfrenta al centralismo porteño que propugnaba el “libre comercio” que impulsaba Inglaterra y que en la práctica significaba el libre ingreso de los productos industriales ingleses con la consiguiente ruina de las incipientes producciones de las provincias. Los socios y principales beneficiarios locales de esa política eran los dueños del puerto de Buenos Aires, cuestión que en buena medida explica las posteriores políticas gubernamentales de atar a la región a los intereses británicos.

Con el fin de ir organizando el territorio, en 1815 la Liga convocó al Congreso de los Pueblos Libres que se reunió el 29 de junio en Concepción del Uruguay (Entre Ríos).  Como primer punto se discutió y proclamó la independencia de España, se adoptó como bandera del nuevo proyecto nacional la creada por Belgrano cruzada en diagonal por una franja punzó en diagonal, símbolo del federalismo, la misma que hasta hoy identifica a la Provincia de Entre Ríos.

Ese Congreso también empezó a pensar en el desarrollo agrario y el comercio tanto interprovincial como exterior. En cuanto a la Provincia Oriental, le encomendó a Artigas la redacción de lo que se llamó “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados”, sancionado el 10 de setiembre de 1815, hace hoy 97 años, que muchos consideran la primera ley de reforma agraria de América Latina, ya que, entre otras cosas resolvió expropiar tierras y repartirlas entre los que la trabajaban.

En su artículo sexto decía:

“Artículo 6º. Por ahora el señor alcalde provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia.”

El Reglamento planteó quienes serían objeto de expropiación, le puso límite a los predios y fijó el uso que se le debía dar a la tierra. En su articulado señala:

“Artículo 12: Los terrenos repartibles son todos aquellos de emigrados, malos europeos y peores americanos, que hasta la fecha no se hallan indultados por el jefe de la provincia para poseer sus antiguas propiedades.

Artículo 17: Se velará (...) para que los agraciados no posean más que una suerte de estancia (...).

Artículo 19: Los agraciados ni podrán enajenar ni vender estas suertes de estancia, ni contraer sobre ellos débito alguno, bajo la pena de nulidad (...).”

Como se puede apreciar a través de esta esquemática síntesis, el ideario y las acciones de Artigas lo ponían en sintonía con los sectores morenistas, con Belgrano y San Martín que lo enfrentaban al centralismo porteño, por lo cual no es de extrañar los conflictos que tuvo con la dirigencia de Buenos Aires y el odio con que lo trataron.

Esos conflictos, más su arraigo entre los sectores populares, junto a sus ideas de hacia dónde debía orientarse el desarrollo de los futuros estados independientes, explican buena parte del odio que se ganó de parte de quienes detentaban el poder en Buenos Aires, en esa época a cargo del Director Supremo Gervasio Antonio Posadas, que con el apoyo de su pariente, el General Carlos María de Alvear, el 11 de febrero de 1814 emitió el siguiente decreto:

“Art.1 - Se declara a don José Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la Ley y enemigo de la Patria.
Art. 2 - Como traidor a la Patria será perseguido y muerto en caso de resistencia.
Art. 3 - Es un deber de todos los pueblos y las justicias, de los comandantes militares y de los ciudadanos de las Provincias Unidas perseguir al traidor por todos los medios posibles. Cualquier auxilio que se le dé voluntariamente será considerado como crimen de alta traición. Se recompensará con seis mil pesos a los que entreguen la persona de don José Artigas vivo o muerto.”


Aislado y jaqueado militarmente por el complot entre los directoriales y el imperio portugués de Brasil, ambos aliados de Inglaterra, lo derrotan en 1819 y obligaron a buscar refugio en Paraguay, donde falleció después de treinta años de exilio.

2 comentarios:

  1. No deberíamos olvidar que si bien es cierto que estaba enfrentando a portugueses y porteños, quién le infligió la última derrota fue el entrerriano Ramírez. Esto sucedió mientras éste se dirigía a enfrentar a los porteños, cambiando de idea y resolviendo enfrentar al protector de su provincia, a quién finalmente derrotó. Luego de esto, sí Artigas se dirige al Paraguay, donde pide asilo. Considero que la revisión histórica que está poniendo en su debido lugar a quién en algún momento se definió como argentino de la Banda Oriental, es un paso muy importante hacia la consolidación de la Patria Grande.

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  2. Efectivamente, la puntualización sobre el papel de Pancho Ramírez es correcta, sin embargo ese fue sólo el último capítulo del drama de Artigas como jefe de los Pueblos Libres, una Liga que se fue desgranando por la acción conjugada de varios factores, el principal de los cuales fue el elemento corruptor utilizado por los poderosos de Buenos Aires sobre las élites del interior que a cambio de mantener sus privilegios poco a poco se le fueron subordinando. Es el país que terminó de diseñar la generación del 80 y que cuesta tanto modificar.

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