lunes, 17 de septiembre de 2012

A los dieciséis sí, a los dieciséis no

Mauricio Epsztejn--

Los jóvenes, la política y los derechos

Dentro del proceso de ampliación de derechos que en los últimos años se está llevando a cabo en la Argentina, ahora se abrió la discusión sobre la edad mínima para poder votar, un debate que formalmente comenzó en el parlamento y desbordó hacia la sociedad, lo que permite esperar un amplio y variado intercambio de opiniones.

Frente al proyecto presentado por el senador Aníbal Fernández, que además de la edad propone extender ese derecho a los extranjeros con más de dos años de residencia en el país, básicamente se pueden identificar por lo menos tres posturas. La de quienes lo apoyan tal cual fue presentado; la de los que en general respaldan la idea, pero proponen introducirle enmiendas y la de los que directamente lo rechazan. Hay una cuarta, la de los que lo rechazan porque hay que rechazar todo lo provenga del oficialismo, para mostrarse como los indiscutidos líderes de la oposición.

Dada la virulencia con que atacan el proyecto quienes se le oponen de plano, unoytres.com.ar cree conveniente tratar de analizar la consistencia de algunos de los argumentos que se esgrimen para cuestionar la legalidad de la propuesta y la capacidad de los jóvenes.

1-¿Es inconstitucional?

El artículo 37 de la Constitución Nacional señala expresamente en su primer párrafo: “Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio”.

Estimado lector, ¿acá se dice algo sobre la edad?

Donde se habla de edad es en la ley especial, el Código Electoral que sí le pone límites a la obligatoriedad y lo fija entre dieciocho y setenta años. Los de más de setenta, que ya tienen ese derecho, no lo pierden con la edad y el permiso de hacerlo voluntariamente, sino todo lo contrario, gran parte lo ejerce, concurre y vota.

Universal quiere decir para todos los ciudadanos, salvo los excluidos por ley. Cada uno debe hacerlo en persona, sin que “patroncito”, caudillo o lo que fuera pueda reemplazarlo. Igual, significa un ciudadano, un voto, sin importar raza, sexo, religión, ideología o, en general, nivel cultural o status social. No hay voto calificado. Secreto, es sobre todo una garantía para los económicamente más débiles.

2-¿Hay antecedentes de otros países en donde se aplique?

Sí, los hay y son vecinos nuestros. ¿Pero y si no los hubiera, qué? ¿Acaso sólo vale si antes se hizo afuera y si de acá hay que considerarlo de segunda, descartable?

3-¿Son biológicamente maduros?

¿Si pueden procrear y procrean, qué otros parámetros se pueden utilizar para respaldar este argumento?

4-¿Son sicológicamente maduros?

Si a los dieciséis años deciden qué quieren estudiar; si se organizan en centros de estudiantes; si reclaman y proponen mejoras en la educación; si discuten, argumentan y auspician determinados cambios sociales; si se pueden afiliar a los partidos políticos y suelen ser importantes actores en sus vidas internas y movilizaciones; si se pueden afiliar y votar en los sindicatos; si manejan e innovan en las modernas tecnologías mucho más rápido y mejor que sus padres y abuelos ¿por qué no se les reconoce el derecho de elegir a los gobernantes que ellos interpretan mejor los pueden representar? ¿Por qué no tienen derecho a elegir bien o a equivocarse, corregir el error, repetirlo o superarlo, como le sucede a cualquier ciudadano que los supera en edad? ¿Hace falta dar ejemplos?

¿Qué garantía de sicológicamente maduros dan los que, independientemente de la edad, circulan por la vida y votan, sin interesarse por nada de lo que sucede en el país y que ni siquiera saben cuándo es nunca?

5-¿Les falta experiencia?

Es posible que quienes sostienen este argumento, en cierta medida tengan razón. Sin embargo ¿cómo van a adquirir experiencia si se les niega ese derecho?

Además ¿quién puede sostener que sólo los años dan garantía de experiencia, sabiduría y sensatez?

¿No será que fue gente con experiencia la que nos llevó al 19 y 20 de diciembre de 2001, para sólo recordar hechos trágicos no tan lejanos?

6-No conocen de política.

¿Acaso se puede olvidar lo que le sucedió a este país, donde una generación fue diezmada por la dictadura y a la que le siguió, entusiasmada con la recuperada democracia, se la frustró en buena parte de sus esperanzas y se la expulsó hacia la antipolítica? Recién hace pocos años que vuelven a participar, a pesar de quienes otra vez les quieren cerrar el acceso a ese derecho.

7-Son ignorantes, manipulables.

Un argumento falso. En un clima donde reine la libertad, en el que se permita el acceso sin restricciones a la información, donde se puedan debatir todas las ideas, donde no haya ningún 0800-facho intimidatorio, cualquiera, no solamente los jóvenes, van a tener las herramientas para enfrentar a quienes los quieran manipular y mantener ignorantes.

Sería bueno que los principales medios de difusión abrieran sus espacios para conocer todas las opiniones. ¿Lo harán?

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