Por Colectivo de Literatura Infantil y Juvenil
Imagen: Pablo Piovano |
Ya no te secuestran, ni te torturan. No te cuelgan, ni te
queman en la hoguera, no te electrocutan. Ahora te adiestran. Van limando
lentamente tu cabeza. Te acostumbran. Consiguen que lo más injusto, te resulte
natural.
Estamos metidos en un globo de sonrisa impostada, donde,
alarmantemente, muchas cosas empiezan a ser parte del paisaje, parte de una
escenografía repetida, que ya no te resulta tan extraña.
Van minando el Estado de Derecho. Empiezan a extinguirse las
garantías institucionales. En un país en que el presidente desconoce la
constitución, gobierna a través de decretos y persigue las instituciones que
garantizan el estado de derecho, también el “show” sirve para “alimentar” al monstruo.
Se pasaron por arriba todas las líneas divisorias. Ahora,
exigen a un pibe completamente vulnerable de apenas once años, coaccionado,
apretado y vaya a saber qué más, que “labure” de actor en una película de
terror que la gran mayoría “compra”.
Enterarse de lo que pasa de verdad, por debajo, requiere
valor, pero reunir valor para ser claro, conciso, saber cómo enfrentarlo desde
nuestras convicciones personales, no resulta tan fácil. No nos acostumbremos a
pasar por arriba el derecho que nos merecemos, que conquistamos después de años
de luchas. No perdamos ese horizonte, que es un bastión.
Son tiempos de decir y denunciar, desde nuestro lugar de
hacer. Somos el Colectivo de Literatura Infantil y Juvenil -escritores,
ilustradores, editores y narradores- que trabajamos para la infancia. Como
adultos, les debemos a los chicos, al menos, la palabra y el compromiso de
alzarla y denunciar, cuando los dejan sin derechos.
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