Mario Méndez—
Es sabido que, con determinados directores,
autores de sus obras, verdaderos artistas, uno espera siempre mucho. Por lo
tanto, si lo que entregan es correcto, está bien, es lindo… no nos alcanza. Al
menos a mí, fan y seguidor del grandísimo Woody Allen me pasa eso: cada vez que
voy a ver una película suya espero una obra de arte, y aunque en los últimos
tiempos (lo que va del siglo) he salido de la sala más bien decepcionado la
gran mayoría de las veces –con honrosas excepciones, entre las que destaca, por
lejos, la excelente Match point– nunca pierdo las esperanzas.
Con esas esperanzas renovadas, ese cheque en
blanco que siempre le extiendo, fui a ver Hombre irracional. Había leído
algunas críticas aprobatorias, cuando no directamente elogiosas, acerca del
planteo ético (una vez más, el tema de la culpa, la moral absoluta o la
relativa, el giro dostoievskiano, como en Match point, como en esa obra maestra
que es Crímenes y pecados); acerca del casting (había leído que era una gran
elección Joaquin Phoenix, con pancita de cuarentón borrachín incluida, y que
Emma Stone, nuevo amor cinematográfico del director, era poco menos que la
reaparición mágica, cuarenta años después, de la gran Diane Keaton de Annie Hall);
e incluso había oído maravillas de la fotografía de Darius Khondji. Pues bien,
con ese bagaje fui a ver la película, aún a sabiendas de que cuando hay demasiada
expectativa uno suele desencantarse.
¿Y entonces? Entonces ni. Los actores están
muy bien, sí. La fotografía es bella y el argumento, si bien tiene algunos
puntos un tanto flojos, es convincente, logra atrapar, sobre todo al final. Sí:
la película es buena. La historia, que va creciendo, desde algunos lugares
comunes muy caros a Woody Allen hasta un final que logra meterte en la angustia
y el suspenso, tiene gancho. ¿Y entonces? ¿Por qué salí con la sensación de ni?, me vuelvo a preguntar. Porque es el
gran Woody Allen, por eso. Y si ya no espero Crímenes y pecados, ni Manhattan,
ni Broadway Danny Rose, ni Zelig, ni… al menos sí esperaba (sobre todo porque
conocía más o menos el argumento más o menos parecido) algo que estuviera a la
altura, o casi, de Match point. Pero no, no lo está. Es correcta, está bien,
pero no brilla, no deslumbra. ¿Es injusto pedir tanto? Qué sé yo, quién sabe.
Tal vez sea una injusticia, sí. Pero, paradójicamente, él tiene la culpa. Él me
acostumbro a esperar la magia. Y ya no me conforma con la corrección.
Hombre
Irracional (Latinoamérica)
Ficha
técnica
Fotografía: Darius Khondji
Montaje: Alisa Lepselter
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