domingo, 30 de agosto de 2015

El ajedrez y el dinero

Por el profesor José Pecora—
Para quitarle el dinero a la gente se ha probado de todo a lo largo de la historia de la humanidad y el ajedrez no ha podido quedar ajeno a esto. Desde que el ajedrez fue introducido por los árabes en Europa en la Edad Media, vivillos, tahúres y embaucadores trataron de utilizarlo junto con otros trucos, para tratar de sacarle el dinero a los incautos que quisieran hacer algún tipo de apuesta en su contra. Todavía en esa época, el ajedrez se practicaba con las reglas antiguas, dictadas por los árabes, es decir no existía la reina. Era un juego muy popular entre el clero, las clases altas y la nobleza, pero muy poco practicado por el pueblo en general.
Cuadro de Henri Brispot llamado “La partida de ajedrez” en la que se ve a miembros del clero en una habitación muy lujosa jugando y otros dos observando

Las trampas se basaban fundamentalmente en poner posiciones en las que un bando era aparentemente un fácil ganador, cuando eso no era lo que sucedía en la realidad y se le daba a elegir al ingenuo con qué color deseaba apostar y jugar. Para poder desplumarlo mejor, estos estafadores algunas veces le dejaban ganar alguna que otra vez para entusiasmarlo y tentarlo con una apuesta más importante.
En aquélla época toda clase de juego donde se apostase estaba mal vista, sobre todo por la Iglesia Católica. Pronto el ajedrez estuvo en el punto de mira de las autoridades eclesiásticas, que a pesar de recomendarlo como juego, su práctica era mal vista por culpa de las apuestas que se cruzaban en las tabernas o en las calles. Por eso, la Iglesia decidió tomar una decisión polémica: prohibir el ajedrez en toda Europa.
Por fortuna para el ajedrez, la prohibición fue derogada en 1513 por el Papa León X. Este pontífice era muy aficionado al juego y no pudo aguantar más una prohibición que se antojaba injusta. La explicación que dio dicho pontífice nos muestra como este juego llega a calar hondo en todo aquel que se adentra en su universo: "Apenas puedo creer que los mortales hayan sido capaces de inventar el ajedrez sin mediar inspiración del cielo"
Retrato del papa León X, hijo de Lorenzo de Medicis, muy aficionado al ajedrez

Con distintas variantes y modalidades, este tipo de engaños se han producido en todas las épocas y actualmente siguen sucediendo. Siempre está el crédulo que piensa que juega bien y el inescrupuloso que trata de aprovecharse de eso para ganar dinero fácil.
Hace unos años, yo estaba de veraneo por Mar del Plata y detrás del Casino y El Hotel Provincial, en la rambla, estaba una persona con cinco tableros dando unas simultáneas con aquellos que deseaban jugar. Como disponía de un poco de tiempo y el ajedrez siempre tira, me acerqué a mirar.
Por su manera de jugar, me pareció que era un jugador bastante mediocre y si bien les ganaba a las personas con las que estaba jugando, pensé que no sería para nada difícil derrotarlo y en cuanto quedó un tablero libre, pedí jugar.
Como me lo había imaginado, no me dio mucho trabajo y le gané con bastante facilidad. Me pidió la revancha, a la que accedí gustoso y nuevamente le volví a ganar sencillamente. Me paré para retirarme y me dijo son $4 porque yo cobro $2 pesos por partida. Le contesté que era la primera vez en mi vida que habiendo ganado tenía que pagar, ya que lo veía justo si hubiera perdido, pero no habiendo ganado. Además, nunca me había dicho que por jugar había que pagar, aunque yo debería habérmelo imaginado.
Entonces, como con vergüenza, agarró un trofeo de los varios que tenía en exhibición y me lo dio por haberle ganado, pero reclamó sus $4 pesos.  
Le pagué y como quien no quiere la cosa me desafió a jugar por dinero “en otra parte” Allí me di cuenta que el individuo estaba “haciéndome el entre” y se había dejado ganar. En realidad es lo que él pensaba que es el entre, porque a mí  no me conocía y no sabía que yo me dedicaba al ajedrez.  Pero aun así y no por miedo a perder, le respondí que yo no jugaba por dinero y que me daba por satisfecho con las victorias que había logrado.
Esto nos lleva a preguntarnos si se puede vivir  decentemente y ganar dinero con el ajedrez sin intentar timar a nadie y por supuesto que la respuesta es afirmativa, ya que existen varios caminos para ello, algunos más sencillos que otros.
Como primera clasificación de las distintas maneras de ganar dinero, tendríamos que hacer como se hace con la informática: para ganar dinero venderemos “hardware”, “software” o ambas cosas a la vez.  Es decir, nos dedicaremos a la fabricación y/o venta de juegos, tableros, relojes de ajedrez, libros, etc. (el hardware en nuestro caso), trataremos de cobrar dinero por la utilización de nuestros conocimientos (en nuestro ejemplo, la venta de software) o nos dedicaremos a todo.
Para la fabricación y /o venta del material deportivo que hemos mencionado es necesario contar con algún capital para iniciar el negocio y dependerá de una buena planificación comercial, el que tenga éxito o no el emprendimiento.
Pasando al área de ganar dinero por intermedio de los conocimientos, esto lo podemos dividir en tres grandes ramas: 1)La competición  2)la enseñanza y 3)escribir y dar exhibiciones, conferencias, etc    

La dura tarea  de sobrevivir compitiendo

En el rubro de la competición tendríamos que si uno llega a ser un jugador de la elite o el campeón del mundo, gana mucho dinero y recibe invitaciones para jugar torneos con importantes premios, lo que convierte a muchos de ellos en millonarios.
La cosa se empieza a complicar un poco al bajar un par de escalones en el ranking.
Los cambios que se produjeron en el mundo y fundamentalmente en todo el bloque de países detrás de la cortina de hierro con la caída del Muro de Berlín y  la disolución de la Unión Soviética, tuvo mucho que ver con la gran diáspora de importantes maestros de ajedrez originarios de dichos países que se produjo por toda Europa, principalmente  en la última década del siglo pasado. 
Los referidos maestros, que tenían una vida cómoda en sus lugares de origen, ya que eran mantenidos por sueldos estatales, de golpe, vieron cambiada su situación económica. Muchos de ellos tomaron la decisión de expatriarse en busca de horizontes más favorables, tratando de continuar viviendo del ajedrez. España, gracias a unos cuantos años de bonanza económica fue uno de los más elegidos para emigrar y vivió una gran “primavera ajedrecística”.
Pero como en toda economía capitalista, en las que imperan las leyes del mercado, rige fuertemente la ley de la oferta y la demanda. Y si bien hay muchas competencias en España y en los países de Europa en general y las distancias entre las ciudades son cortas, por lo que es fácil trasladarse de un lugar a otro para participar en los torneos,  normalmente hay muchos maestros importantes dispuestos a competir por los premios en disputa.
Por lo tanto, la cosa no es tan sencilla para poder sobrevivir, ya que son muchos los jugadores que pujan por los premios y no siempre uno puede ganar. Y si no se triunfa o no se sale ubicado en un puesto importante no se cobra.
A modo de ejemplo, les copio la publicidad de un torneo reciente en Almería, España.


XXXI OPEN INTERNACIONAL DE AJEDREZ
”FERIA DE ALMERIA 2015”
BASES DEL TORNEO

1. SISTEMA SUIZO A 7 RONDAS. PARTIDAS DE 20 MINUTOS finish POR JUGADOR.
2. PREMIOS METALICOS:

GENERAL
1ºCLASIFICADO 200€+TROFEO
2ºCLASIFICADO 120€
3ºCLASIFICADO 80€
4ºCLASIFICADO 50€
5ºCLASIFICADO 30€
Los titulados (MI y GM) solo pueden optar a estos premios.

PROVINCIALES
1ºCLASIFICADO 100€
2ºCLASIFICADO 60€
3ºCLASIFICADO 40€
4º CLASIFICADO 20€
Para complicar un poco más la cosa, muchos jugadores argentinos y latinoamericanos, que tienen pocas posibilidades de competir en su patria, para progresar deportivamente también van a Europa a participar de las competencias, lo que hace más difícil aún el salir premiado.
Hace unos diez años y estando aun España en una excelente situación económica, este escenario para los maestros de ajedrez ya era difícil, por lo que no me quiero ni imaginar lo que puede estar sucediendo en la actualidad.
De aquella época, les transcribo un fragmento interesante de un artículo de Daniel Borasteros sobre el tema, publicado el 13 de junio de 2005 por el diario El País, de España, llamado “Los buscavidas del tablero” 
Davor Kolmjenovic maestro croata, mencionado en el artículo del diario El País de España

Los buscavidas del tablero

(Reportaje:AJEDREZ | Miserias y penalidades de los desheredados de la élite)
Grandes maestros internacionales malviven en España jugando torneos menores, organizados en grupos, retándose por dinero y viajando en trenes nocturnos
Davor Kolmjenovic nació en Zagreb (Croacia), tiene 60 años, sostiene que ha ganado al búlgaro Véselin Topalov, segundo mejor jugador del mundo, y se ayuda para comer con las manos. Kolmjenovic, gran maestro, vive de jugar al ajedrez, pero se guarda, envueltos en servilletas, los restos del pan "especial" que ha pedido en la comida. Viaja en trenes nocturnos, en ocasiones escondido en los servicios; duerme donde puede y se alimenta de pequeños paquetitos de fruta que compra en los supermercados. Gana entre 300 y 900 euros al mes. Participa en más de 50 torneos al año. Los premios oscilan entre los 20 y los 1.500 euros para el ganador. Un botín que en España se reparten más de cien grandes maestros y maestros internacionales para "sobrevivir". Muchos de ellos, rusos, argentinos, cubanos, serbios, croatas o de países resultantes de la atomización de la antigua Unión Soviética.
Algunos jugadores denuncian en el cuartelillo a los 'sin papeles' para eliminar competencia
Todos son profesionales entre los 300 mejores de un deporte exigente y tecnificado que demanda más de cuatro horas de estudio al día.
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Ante esta dura realidad, pienso que es mejor dedicarse a otro rubro más rentable y dentro del ítem competencias debe ser más lucrativo y requiere menos esfuerzo el ganar dinero siendo dirigente de algún club o federación, aunque esto tiene el inconveniente que para ello hay que ser elegido. 

Un camino más fácil: La enseñanza

Este es el método más común y “fácil” entre los tres ya que para obtener ingresos de este deporte enseñándolo, no necesariamente requiere de un nivel de conocimientos elevado, sino que muchos monitores o promotores se limitan a enseñar las reglas del ajedrez y sus aspectos teóricos, tácticos y estratégicos en los matices básicos del juego. 
Enseñando ajedrez a adultos
No es de extrañar encontrarse en Universidades, Escuelas e Institutos con talleres de ajedrez cuyos tutores no requieren ser maestros y obtienen ingresos por lo general bastante buenos (como un profesor normal) enseñando a niños y jóvenes. Además, muchos países están en camino de implantar la enseñanza del ajedrez obligatoria en las escuelas, lo que va a ampliar muchísimo la demanda de instructores. 
Cabe destacar que también existe un área de formación competitiva, lo que significa que jóvenes o también adultos con gran potencial reciben instrucción de un maestro para su entrenamiento con el fin de competir. Esto es denominado ajedrez de alto rendimiento o de competencia y requiere un nivel superior de maestría por parte del docente,  por lo que el salario percibido suele ser mayor al de un tutor que enseña ajedrez básico.

Escribir y dar Exhibiciones

También hay maestros que ganan dinero a través de los libros que escriben y de dar conferencias, charlas, simultáneas (jugar con muchos jugadores a la vez), etc.  Son generalmente grandes maestros con una carrera consolidada en la competencia en años o que han conseguido títulos importantes que los hacen suficientemente reconocidos como para ser considerados para dar exhibiciones. 
Ex campeón mundial de  ajedrez Garri Kasparov, dando una sesión de partidas simultáneas
De la misma manera hay maestros que escriben libros y consiguen importantes ventas o se desempeñan como periodistas en diarios y revistas, pero lo que si es cierto es que al menos requieren tener un nivel profesional en ajedrez, lo que demanda previa dedicación por varios años y miles de horas dedicadas a su perfeccionamiento. 

Cabe destacar que con el gran avance de internet y los medios digitales, la venta de libros no es tan significativa como lo era en el pasado. 

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