martes, 30 de junio de 2015

Villas miseria: irrupción y mantenimiento

Osvaldo Riganti—
Los asentamientos informales que nuclean muchas viviendas precarias son conocidos en nuestro país como Villa Miseria.
Reciben su nombre de la novela de Bernardo Verbitsky de 1957 “Villa Miseria también es América”.
La irrupción de las Villa Miseria son consecuencia de que la crisis no tenía trabajo cuando la crisis del 30 y fueron a buscarlo en industrias de Buenos Aires. La publicación digital de cultura y noticias “Soles Digital” considera: ”A principios del siglo XX, la infraestructura de la ciudad de Buenos Aires no estaba preparada para recibir millones de personas llegadas tanto del interior del país como de ultramar. Cuando en 1886 la Capital  Federal incorporó a su jurisdicción las alejadas localidades de Flores y Belgrano, la mayor parte de su superficie era campo. Desde un punto de vista estructural y demográfico, las villas miseria quizás sean un efecto colateral no calculado por el proyecto de país de la Generación del 80”. Paralelamente el régimen conservador que siguió a la caída de Yrigoyen desatendió en forma manifiesta las necesidades de la comunidad entera. En ese contexto hacen en la Capital su irrupción en 1932 con la Villa Esperanza.

Las corrientes migratorias modificaron el perfil de la ciudad. Barrios transitorios se hicieron permanentes y surgió una nueva categoría social que la sociedad opulenta mira con desdén: el villero.
La Villa 31 es una de las más grandes en la Ciudad de Buenos Aires (CABA). Se empezó a conformar durante los años ´30 del siglo pasado y actualmente está integrada por los terrenos de YPF, Comunicaciones, Güemes, Inmigrantes y Autopistas. A ello hay que agregarle el asentamiento 31bis ubicada en la zona de las vías del ferrocarril.
La provincia de Buenos Aires, particularmente su conurbano, congrega numerosos conjuntos de viviendas precarias, no siempre consideradaos villas miseria, uno de cuyos exponentes es el conocido como Fuerte Apache, un complejo de monoblocks que surge del propósito de reubicar gente de la villa 31. Este es un complejo de monoblocks localizado en Ciudadela, partido de Tres de Febrero, lindante con la CABA y en el que actualmente viven unas 40 mil personas. Su construcción, iniciada por la dictadura de Onganía, se hizo en varias etapas, una de las cuales fue la de 1978, durante otra dictadura y previo al mundial, con intención de borrar a la vista turística una de las calamidades en Argentina. En el año 2000 hubo que demoler los nudos 8 y 9 de este complejo por fallas estructurales
Padre Carlos Mugica
y peligro de derrumbe. El nombre que le asignaron sus primeros habitantes fue “Padre Mugica” en homenaje al que tanto hizo en la villa 31. En 1976 el barrio fue bautizado oficialmente como “Ejército de los Andes”, pero ahora es conocido como Fuerte Apache por como lo llamó el periodista José de Zer mientras transmitía un hecho policial que allí se estaba produciendo.
Además, La Cava, una villa de las más importantes, está en el Partido de San Isidro —provincia de Buenos Aires —y otra en la Isla Maciel, de Avellaneda. El fenómeno de las villas miserías se replica en otros partidos de la misma provincia, como la Villa Pulmón —en San Nicolás de los Arroyos —y en otras como Villa Mabel —en Entre Ríos—, Villa la Lata en Rosario, Malvinas en Bariloche, 15 de octubre en Córdoba, Barrio Paraguay en Mendoza, La Chola en Corrientes, La Rubita en Chaco, Chacra 17 y 11, en Posadas.  
Miradas como algo exótico por ciertos turistas del primer mundo, constituyen una llaga de la comunidad latinoamericana. En Brasil se las denomina favelas, en Uruguay cantegriles, en Chile callampas, en Venezuela ranchos, en Paraguay chacaritas.
Pero el Viejo Mundo no está exento de estas nominaciones. Así en España están las chabolas y Estados Unidos muestra más allá de las autopistas el auge de la pobreza, con carpas instaladas en la calle y proliferación de gente buscando refugio.
La crisis de 2001 acentuó el problema en nuestro país. La villa miseria ha crecido como manifestación conflictiva del sobrante humano.
Antes de acceder a la Jefatura de Gobierno, Mauricio Macri aseguró a “Clarín” el 17/6/2007 que iba “a urbanizar las villas, abrir las calles e iluminar”. Nada de eso ocurrió. Durante su gestión los asentamientos se han multiplicado y miles de millones de pesos destinados a vivienda no se han utilizado.

El libro
Otra cuestión a considerar es la estigmatización racista de los villeros, un fenómeno muy anterior al nuevo milenio. Hace casi 60 años el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires pretendió prohibir que se levantasen nuevas villas. El entonces concejal Alfredo Vezza, planteaba en “Noticias Gráficas”: “Llegan a la villa, las chicas, muchas de ellas morochitas y se producen esos problemas de vergüenza que siempre queremos ocultar en los recintos”. Se quejaba que encontraba a las 10 de la mañana “a muchos zánganos tomando mate, esperando que el maná o la esposa le solucionen los problemas. Convengamos una cosa ¿cuál es la gente que realmente necesita vivienda y cuál se encuentra cómoda tal como está? Como no se puede decir que están de más, tendrán que marchar a nuestro ritmo. En eso seremos inflexibles y asumiremos la responsabilidad consiguiente”.

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