sábado, 30 de abril de 2016

Platense: Manuela Pedraza y Crámer, Labruna y después

Osvaldo Riganti—
Buena parte de la historia del Club Atlético Platense se desarrolló en su estadio de Manuela Pedraza y Crámer, erigido en 1917. El partido inaugural se jugó el 9 de julio de 1917 entre el dueño de casa y Provincial Rosario y el primero de un torneo oficial fue el 22 de julio de 1917 contra Porteño.
El club fue fundado en 1905 por un grupo de jóvenes del barrio de Recoleta, quienes para juntar fondos apostaron al caballo Gay Simón, del Stud Platense, que ganó una carrera en el Hipódromo de Palermo, gracias a lo cual consiguieron ese dinero. De ahí su nombre.
El apodo de “calamares” le vendría, según una versión, de uno de los colores de su camiseta, marrón y blanca, pero otra se lo atribuye a la tenacidad de sus equipos para jugar en el barro.
En 1947 el club adquirió terrenos en Vicente López para erigir el nuevo estadio y obtuvo un préstamo para hacerlo de cemento armado, pero recién en 1954 empezó su construcción. Sin embargo el descenso de 1955 obligó a desandar el proyecto.

Intentó distintas alternativas para volver a primera pero no se daban. En 1961 apostó a figuras que sentían el peso de largas campañas, como los otrora astros riverplatenses Ángel Labruna, Alfredo Pérez y Mantegari. Si bien junto al goleador Mazzeo tuvieron tardes de buen fútbol no alcanzaron la continuidad necesaria para ganar el campeonato.
Labruna se había fichado como jugador pero era el DT. Contemplaba como alternativa volver a ponerse los cortos y lo hizo sólo durante 3 partidos, en uno de los cuales, jugado en el estadio “calamar” ante Tigre, sufrió el sarcasmo de los hinchas visitantes que le gritaban: “Los de Platense/están pillados/y pusieron a un viejito jubilado”.  Ese encuentro terminó 1 a 1. Con Labruna integrando el equipo volvieron a jugar en Rosario ante Central Córdoba donde, tras ir ganando, perdieron 2-1 y el viejo crack de La Máquina decidió que no iba más, por lo que aún continuó un tiempo como técnico.
En 1964 lograron el ansiado ascenso tras un torneo en que se disputaba la segunda alternativa para subir a la “A”.
Harían buenas campañas. En 1967 jugaron en la Boca una semifinal contra Estudiantes de La Plata, otro de los denominados “chicos”. Era la gran alternativa para figurar entre los notables del fútbol. El rival en la final sería un Racing que venía ajetreado por las copas que estaba disputando y ganaría por primera vez. Así que cualquiera de los dos que se impusiera en la semifinal llevaba las de vencer. Avanzado el segundo tiempo Platense ganaba 3-1 y su arquero Hurst, con la pelota en la mano dentro del área, inexplicablemente le pegó una patada al Nº 8 oponente, a Bilardo, y al juez no le quedó otra que cobrar penal. Desde los 12 pasos, primero los “pincharratas” se pusieron 2-3 y luego ganaron por 4-3. Nada más y nada menos que Labruna era el técnico “calamar”.
En los vestuarios le confesó a “El Gráfico”: “Es la mayor amargura que experimenté en tantos años de fútbol”. Para Hurt fue el último partido y para Platense comenzó una gradual declinación.
A todo esto, el clasificado Estudiantes vapuleó en la final a Racing, se clasificó campeón por primera vez e inició una racha en la que obtuvo varios campeonatos de América y uno del mundo.
La difícil situación del “calamar” lo llevó a perder los terrenos de Manuela Pedraza y Crámer en 1971, donde había celebrado sus Bodas de Plata contra Racing y jugó su último partido contra Newell´s.
Tras deambular durante 8 años como consecuencia de la pérdida del terreno, se replanteó construir un nuevo estadio en Vicente López, que inauguró en 1979 contra Gimnasia.
Platense tuvo destacadas actuaciones a fines de los ‘70  comandado por Vladislao Cap pero después fue cayendo. En la última fecha de 1987, tras salvarse del descenso con un milagroso 3-2 en el Monumental, después de ir perdiendo 2 a 0 frente al River Campeón del Mundo, no pudo revertir la decadencia, que terminó con el descenso en 1988/89. Después hubo años de subas y bajas, pero no recuperó la categoría principal.

“Tense” (como lo llama su seguidora hinchada) juega en la 1ª B. Pese a ello, los organismos estadísticos de nuestro fútbol, por sus calificaciones en base a sus campañas y los muchos años en que fue animador del fútbol grande, lo consideran uno de los principales clubes de la Argentina.

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