domingo, 30 de abril de 2017

AFA: nueva conducción e inicio a todo vapor

Osvaldo Riganti—
La AFA quedó en manos del yerno, Claudio “Chiqui” Tapia, y el suegro, Hugo Moyano. Entre ambos, Daniel Angelici, ariete de Mauricio Macri en Boca Juniors y el fútbol argentino.
Destino el de Tapia con algunas similitudes con el ya fallecido Julio Grondona. Este inició su larga trayectoria como presidente de un club, entonces del ascenso, Arsenal de Sarandí. Tapia también, en Barracas Central.
Y fue elegido por casi unanimidad, como lo era el hombre de Sarandí, cuyo poder sólo osaron  desafiar Nitti y Vila durante su largo reinado.
El origen fue también humilde. Ferretero el uno, barrendero el otro. Y vaya casualidad, Tapia ostentaba  esta condición en una empresa de Macri, el hombre que ahora a su pesar debió consentir que sentara sus reales en el edificio de la calle Viamonte. Hubiese preferido “algo más parecido a los tantos CEOS de su gabinete”, conjetura “El Día”. Pero el titular del Poder Ejecutivo debió ceder al poder que el nuevo primer mandatario de AFA fue acumulando en ese organismo. Conjeturas que se tejen en el medio futbolístico dan cuenta que Luis Segura no fue ajeno a las voluntades que su sucesor fue sumando.
Es que cuando la embestida de Tinelli para quedarse con el fútbol, Tapia se puso al lado con Segura. Después, las cosas se fueron dando como se fueron dando, pero en el fútbol y en la vida la devolución de favores es moneda corriente.
La condición de barrendero en los orígenes de Tapia suscita evocaciones por las modalidades imperantes en el país con los sombríos días de fines de 1955 cuando el almirante Rial, uno de los jerarcas de la dictadura instaurada, aseguró que “esta Revolución se hizo para que el hijo del barrendero muera barrendero”. Hay mucha similitud entre aquella filosofía de lo que el ingenio popular  llamó “Libertadura” y la vigente en estos tiempos de “Revolución de la Alegría”, en que las declaraciones de sus principales popes enfatizan que el destino del pobre es morir pobre y si alguna pretensión albergó en contrario, debe  archivarla y convencerse que esa fue una malsana ilusión que alentó el kirchnerismo.
Pero por cierto el destino de Tapia no parece ser el de otros barrenderos.
Hubo algún caso aislado en la suma de voluntades cosechadas por Tapia.
River Plate, por caso, votó en blanco a través de su vicepresidente Brito, el hombre que dijo que “ya sabemos que Gallardo a fin de año se va” para ser al día siguiente rectificado por el presidente D´Onofrio, que aseguró que de seguir él al frente del club hay Gallardo para rato.
Pero en el caso que nos ocupa, Brito se alineó firmemente con la posición de D´Onofrio, que no aceptó ocupar cargo alguno en la entidad madre de nuestro fútbol, asegurando que no comparte el proyecto del flamante triunvirato Tapia-Angelici-Moyano.
Sin embargo en su momento D´Onofrio se alistó con Angelici y Moyano en el operativo de renuncias coordinadas a los cargos, que derivó en la orfandad y destitución de Segura.
Se señalaba que Tinelli –otro que quedó afuera– iba a conducir junto a D´Onofrio (uno de sus principales sostenes –si no el más–) en su tentativa de gobernar desde la calle Viamonte la Superliga. Pero al cierre de este número se decía que el conductor de “Bailando” se alejaría del fútbol. No se termina de saber a ciencia cierta qué temperamento adoptará en definitiva.
En su momento esgrimió algo similar en su club, San Lorenzo de Almagro, en que invocó  que razones de trabajo lo forzaban a apartarse de la conducción. Pero al adjudicarse los azulgranas la Libertadores reapareció bruscamente en los primeros planos e inició rápidamente su fracasada escalada para regir los destinos del más popular de los deportes.
El gobierno de Tapia comenzó dando señales de celeridad y firmeza en las decisiones. Así celebró rápidamente el acuerdo definitivo por el tema de la televisión con Fox y Turnes, al tiempo que despachó al efímero seleccionador nacional Bauza, que debió irse con la música a otra parte en medio de sus predicciones de que ganaríamos el año que viene el Mundial, su calificación de 10 puntos para sus dirigidos tras un pobre partido con Chile y su comentada conformidad exteriorizada tras la derrota ante Bolivia que tanta desazón causó, porque “en el segundo tiempo se jugó mejor”
Las horas por venir seguramente traerán prontas noticias sobre el perfil que imprimirá Tapia a su gestión. La nominación del nuevo coach del representativo nacional es una de ellas. Pero no la única, seguramente.

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