viernes, 31 de marzo de 2017

Marzo, un mes movido: febrero lo presagiaba y marzo lo confirmó

Mauricio Epsztejn—
Cuando 6-7-8 no es un programa de televisión
Al momento de escribir esta nota —fin de marzo de 2017 —sólo en este mes se han producido una cantidad impresionante de movilizaciones a lo largo y ancho del país cuestionando las políticas públicas del gobierno macrista, en particular las económicas y de derechos humanos, muchas de las cuales convergieron sobre la Plaza de Mayo, transformándola en epicentro del malestar general nacional subyacente, que debido a su masividad le fue imposible ocultar al oficialismo y a su aparato de propaganda público, sumado a la cadena privada de medios hegemónicos aliada.
La seguidilla comenzó con el paro nacional docente del 6 y 7 de marzo, que le impidió a Macri inaugurar normalmente el ciclo lectivo, lo obligó a intentarlo desde los pagos del radical Gerardo Morales, carcelero de la presa política Milagro Sala.

El 7 de marzo continuó con la concentración que el triunvirato de la CGT convocó a desgano frente al Ministerio de la Producción, en un lugar extraño a la tradición popular, pese a lo cual los trabajadores, agremiados o no, ambas CTA y otros contingentes populares, inundaron el espacio público del centro porteño, junto a importantes contingentes de otros sectores perjudicados por la política oficial, que desbordaron a la tolerante, conciliadora y, hasta cierto punto cómplice, máxima dirigencia cegetista, para exigirle masivamente “pongan fecha, la puta que los parió” al paro general nacional que frene la política gubernamental.
El 8 de marzo fue el turno de las mujeres, que cerraron el primer tercio del mes con el paro y
movilización en reclamo de sus reivindicaciones de género, que se concentraron en Plaza Congreso y multitudinariamente marcharon encolumnadas hasta Plaza de Mayo, para cerrar con un acto que fue replicado de diversas formas en ciudades y pueblos sobre toda la geografía nacional y que, trascendiendo las fronteras argentinas fue recogida como bandera en más de 40 países por organizaciones femeninas que llevaron a cabo sus propias acciones de reclamo por motivos semejantes.
La segunda quincena tampoco dio respiro
El 22 de marzo la Plaza de Mayo fue copada por la finalización de la Marcha Federal docente que arrancó el 21 desde distintos puntos del país y durante su recorrido fue realizando actos en ciudades y pueblos en los cuales recibió el apoyo a sus reclamos salariales y en defensa de la escuela pública, además de engrosar sus columnas con contingentes locales que terminaron en la multitudinaria concentración que desbordó la Plaza de Mayo, sus calles adyacentes y avenidas convergentes y cubrió el espacio público con una muchedumbre multicolor, donde se destacaban los guardapolvos blancos.
Dos días más tarde, el 24 de marzo, le tocó el turno a la gigantesca movilización conmemorativa del
41º aniversario del golpe de estado que instauró la última dictadura genocida cívico-militar-eclesiástica, una movilización que posiblemente haya sido la más grande e importante desde que tal práctica se inició para exigir Memoria, Verdad y Justicia. Antes de cantar el Himno Nacional con que se cerró el acto, representantes de cada una de las organizaciones convocantes leyeron por partes el documento final, que se reproduce íntegro en otro lugar de la presente edición. Con el mismo motivo hubo marchas en todas las provincias.
Por eso, la campaña del gobierno macrista por denigrar, minimizar y banalizar el terrorismo de Estado de la última dictadura tienen por objetivo no sólo garantizarle una salida barata a sus ejecutores uniformados ya condenado o que esperan su turno en los tribunales, e impunidad para los demás, sobre todo para los responsables civiles, sus verdaderos promotores y beneficiarios (empresarios, banqueros, jueces, funcionarios y jerarcas de la iglesia).  
Para cerrar esta serie de movilizaciones masivas que durante marzo culminaron en la Plaza de Mayo porteña, al cumplirse el 30 de marzo un nuevo aniversario del paro y movilización que en 1982, bajo plena dictadura, convocó la CGT encabezada entonces por Saúl Ubaldini, se hizo la concentración organizada en esta oportunidad por ambas CTA y el Movimiento de Trabajadores Peronistas Saúl Ubaldini, enrolado en la CGT, movilización a la que adhirieron otras corrientes del movimiento obrero organizado, junto a trabajadores no sindicalizados, movimientos sociales, estudiantiles y demás perjudicados por la política de exclusión y miseria planificada  impulsadas por la plutocracia internacional, que en cada país ejecutan sus respectivos personeros locales.
¿Abril pinta igual que febrero y marzo?
Así como febrero ya presagiaba lo que iba a suceder en marzo, el 6 de abril, con el paro general anunciado y que puede adquirir el carácter de plebiscito sobre la política económica del gobierno nacional, como advirtiera Hugo Yasky en su discurso, seguramente abrirá un nuevo capítulo en la resistencia contra los planes antipopulares ya programados por el macrismo y Cambiemos, que no cierran sin ilegalidad y represión a la que sólo se podrá enfrentar y detener si el pueblo sigue movilizado, en la calle y logra sintetizar una dirigencia política y social, con fuerte participación de los trabajadores, capaz de encauzar esa potencialidad hacia una alternativa de poder, cuya próxima etapa serán las elecciones legislativas de octubre. Si en las mismas es derrotado el proyecto de Cambiemos, se abre la posibilidad de frenar el acelerado deterioro nacional, sobre todo de las condiciones de vida de las mayorías y empezar a dar vuelta la tendencia.
Entre la academia y la calle
Los argentinos formamos parte de un mundo convulsionado, que debate su futuro cuando por todos lados se han derrumbado paradigmas que parecían intocables. Sin embargo, lo que a nosotros y al resto de Sudamérica le suceda durante los próximos años, puede incidir como ejemplo sobre otras geografías aquejadas por males semejantes. Este proceso se lleva a cabo en medio de movilizaciones populares y callejeras, plurales y multitudinarias, laboratorio donde se generan nuevas ideas y formas de organización que, sistematizadas vuelven a la calle, a la vida cotidiana, lugar en el cual ponen a prueba su legitimidad y viabilidad todas las teorías y donde las que sobreviven, perduran siempre y cuando sean perfectibles.
Dado que quien escribe esta columna es apenas una pequeña partícula del magma que masivamente se manifestó en marzo, continuará el 6 de abril con el paro general nacional, seguido por un plan de acción anunciado por ambas CTA, que durante 7 días de abril recorrerá el país haciendo actos en 40 ciudades para culminar el 1º de Mayo con uno central en Plaza de Mayo, pequeña partícula que tiene unas pocas certezas y a quien acosa un universo de dudas para compartir con los lectores.
Una de las certezas es que la disputa por el reparto de la riqueza de un país donde están involucrados grandes actores con intereses contrapuestos, se resuelve en el terreno político, a nivel del Estado, por lo que las luchas sociales por si solas no alcanzan ya que es necesario modificar la relación de fuerzas a ese nivel, es decir, el de la política. Eso significa que donde imperan regímenes democráticos, los movimientos sociales deben articularse con fuerzas políticas existentes o crear las propias, para ganar elecciones y, desde el Estado, producir los cambios económicos, políticos  y sociales que prioricen el interés de las mayorías.
Como el tema del rol y responsabilidad de los movimientos sociales excede la posibilidad de ser tratado este espacio, quién aquí opina sostiene los movimientos sociales deben mantener su independencia de los gobiernos y del Estado, aún de aquellos que se hayan originado en su seno o de alianzas en los que tuvieron un rol predominante. Además, la experiencia enseña que no hay un nexo automático entre movilización popular y construcción política, pero que cualquier construcción política popular será débil si no se apoya en una sociedad activa y movilizada y la escucha atentamente, algo válido aún y sobre todo para gobiernos surgidos desde el espacio nacional y popular, que no deben aislarse en “palacio”, sin contacto directo y frecuente con “la calle”, falencia que suele aquejar a los funcionarios bajo la presión de la propia gestión del Estado. Si eso ocurre, el funcionario empieza a ver el mundo  mediado por terceros, un territorio en el que, además de gente honesta, pululan amanuenses arribistas y adulones de todo tipo, que se mueven a sus anchas en “palacio”, dispuestos a deslizar cosas agradables para el oído oficialista, el oficialismo que sea, que siempre apuestan a ganador y rápidos para cambiar de camiseta según el humor del mandamás de turno.

En cuanto a las dudas, es tan difícil priorizar una que, como diría un aspirante a prócer, se las debo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar, compartir y opinar