Osvaldo Riganti—
Buena parte de la historia
del Club Atlético Platense se desarrolló en su estadio de Manuela Pedraza y Crámer,
erigido en 1917. El partido inaugural se jugó el 9 de julio de 1917 entre el
dueño de casa y Provincial Rosario y el primero de un torneo oficial fue el 22
de julio de 1917 contra Porteño.
El club fue fundado en 1905
por un grupo de jóvenes del barrio de Recoleta, quienes para juntar fondos
apostaron al caballo Gay Simón, del Stud Platense, que ganó una carrera en el
Hipódromo de Palermo, gracias a lo cual consiguieron ese dinero. De ahí su
nombre.
El apodo de “calamares” le
vendría, según una versión, de uno de los colores de su camiseta, marrón y
blanca, pero otra se lo atribuye a la tenacidad de sus equipos para jugar en el
barro.
En 1947 el club adquirió
terrenos en Vicente López para erigir el nuevo estadio y obtuvo un préstamo
para hacerlo de cemento armado, pero recién en 1954 empezó su construcción. Sin
embargo el descenso de 1955 obligó a desandar el proyecto.
Intentó distintas
alternativas para volver a primera pero no se daban. En 1961 apostó a figuras
que sentían el peso de largas campañas, como los otrora astros riverplatenses Ángel
Labruna, Alfredo Pérez y Mantegari. Si bien junto al goleador Mazzeo tuvieron tardes
de buen fútbol no alcanzaron la continuidad necesaria para ganar el campeonato.
Labruna se había fichado como
jugador pero era el DT. Contemplaba como alternativa volver a ponerse los
cortos y lo hizo sólo durante 3 partidos, en uno de los cuales, jugado en el
estadio “calamar” ante Tigre, sufrió el sarcasmo de los hinchas visitantes que
le gritaban: “Los de Platense/están
pillados/y pusieron a un viejito jubilado”. Ese encuentro terminó 1 a 1. Con Labruna integrando
el equipo volvieron a jugar en Rosario ante Central Córdoba donde, tras ir
ganando, perdieron 2-1 y el viejo crack de La Máquina decidió que no iba más,
por lo que aún continuó un tiempo como técnico.
En 1964 lograron el ansiado
ascenso tras un torneo en que se disputaba la segunda alternativa para subir a
la “A”.
Harían buenas campañas. En
1967 jugaron en la Boca una semifinal contra Estudiantes de La Plata, otro de
los denominados “chicos”. Era la gran alternativa para figurar entre los
notables del fútbol. El rival en la final sería un Racing que venía ajetreado
por las copas que estaba disputando y ganaría por primera vez. Así que
cualquiera de los dos que se impusiera en la semifinal llevaba las de vencer.
Avanzado el segundo tiempo Platense ganaba 3-1 y su arquero Hurst, con la
pelota en la mano dentro del área, inexplicablemente le pegó una patada al Nº 8
oponente, a Bilardo, y al juez no le quedó otra que cobrar penal. Desde los 12
pasos, primero los “pincharratas” se pusieron 2-3 y luego ganaron por 4-3. Nada
más y nada menos que Labruna era el técnico “calamar”.
En los vestuarios le confesó
a “El Gráfico”: “Es la mayor amargura que
experimenté en tantos años de fútbol”. Para Hurt fue el último partido y
para Platense comenzó una gradual declinación.
A todo esto, el clasificado
Estudiantes vapuleó en la final a Racing, se clasificó campeón por primera vez
e inició una racha en la que obtuvo varios campeonatos de América y uno del
mundo.
La difícil situación del “calamar”
lo llevó a perder los terrenos de Manuela Pedraza y Crámer en 1971, donde había
celebrado sus Bodas de Plata contra Racing y jugó su último partido contra
Newell´s.
Tras deambular durante 8 años
como consecuencia de la pérdida del terreno, se replanteó construir un nuevo estadio
en Vicente López, que inauguró en 1979 contra Gimnasia.
Platense tuvo destacadas
actuaciones a fines de los ‘70 comandado
por Vladislao Cap pero después fue cayendo. En la última fecha de 1987, tras
salvarse del descenso con un milagroso 3-2 en el Monumental, después de ir perdiendo
2 a 0 frente al River Campeón del Mundo, no pudo revertir la decadencia, que
terminó con el descenso en 1988/89. Después hubo años de subas y bajas, pero no
recuperó la categoría principal.
“Tense” (como lo llama su
seguidora hinchada) juega en la 1ª B. Pese a ello, los organismos estadísticos
de nuestro fútbol, por sus calificaciones en base a sus campañas y los muchos
años en que fue animador del fútbol grande, lo consideran uno de los
principales clubes de la Argentina.
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