Por Salomé Guadalupe Ingelmo
Pese a las
estrictas medidas de seguridad impuestas, el pasado 26 de noviembre, en el Salón de Actos de la Delegación de la Unión Europea en
Helsinki, tuvo lugar la novena entrega de premios del Concurso Literario
Internacional “Ángel Ganivet”. Porque tampoco este año la sociedad finlandesa
ha querido renunciar al evento más importante en lengua hispana que se celebra
sobre su suelo. Como viene siendo habitual, el acto reunió a representantes del
cuerpo diplomático acreditado en Helsinki, destacados miembros del cuerpo
académico de la universidad finesa, escritores e intelectuales en general.
Varios
aspectos llaman la atención en la evolución de este certamen. Sin duda el
primero digno de mención es el espectacular aumento en la participación de
escritores profesionales que hemos advertido en los dos últimos años y muy
especialmente en la presente edición. De hecho, si bien por motivos obvios ‒pues
para nosotros la confidencialidad de las plicas es sagrada y sólo la
Coordinadora, totalmente ajena a las labores del Jurado, está al corriente de
las
mismas‒ no daré detalles al respecto, sí puedo revelar que entre nuestros
participantes ha habido currícula espectaculares, profesionales con amplias y
reputadas carreras a las espaldas, autores realmente sólidos. Basta analizar,
por ejemplo, la lista de nuestros finalistas para hacerse una idea de la
calidad media de las obras a concurso. Aunque la impresión que se saque será
forzosamente parcial, toda vez que muchísimos magníficos escritores con
carreras igualmente brillantes, por exigencias de nuestras directrices ‒no
sobrepasamos nunca los veinte finalistas‒, no han podido entrar en esa lista y
sus nombres, por tanto, permanecerán siempre un misterio.
No obstante,
esencial y muy enriquecedora se revela también la participación de escritores
aficionados con mayor o menos experiencia previa en estas lides. Ellos, con sus
aportaciones, a menudo introducen un viento fresco muy de agradecer. No pocas
veces los noveles son capaces de proponer puntos de vista realmente originales
e innovadores. Además, únicamente por pudor o falta de confianza en las propias
posibilidades, frecuentemente mucho talento se conserva escondido en los
cajones de personas anónimas. De hecho también algunos de nuestros finalistas
cuentan con curricula no tan imponentes aunque sin duda prometedores. A veces
se trata de personas bastante jóvenes o, por el contrario, de edad alcanzada.
Ambos casos, por motivos diversos y hasta cierto punto opuestos, a título
personal, me resultan admirables: toda mi fe en el ser humano descansa sobre
quienes quieren ofrecer algo a su semejantes desde muy temprana edad y sobre
quienes, después de muchos años de servicio a otros, todavía quienes seguir
ofreciendo con entusiasmo y confianza en que su obra resulte de utilidad.
En resumes,
entre los muy diversos perfiles que componen el conjunto de nuestros
concursantes, hemos alcanzado este año una participación altísima, en concreto
de 1.204 escritores. Hemos acogido, literalmente, a participantes de los cinco
continentes. Han llegado textos en español de lugares tan exóticos como Nueva
Caledonia, Singapur, Botswana, Uzbekistán o las Islas Caimán, sólo por poner
algunos ejemplos. Algo especialmente sorprendente si pensamos que se convocaba
la modalidad de Poesía, que tradicionalmente cuenta con menor seguimiento que
la de Cuento. Cabe indicar que, comparado con la modalidad de Cuento, se ha
advertido un descenso de la proporción en la participación española respecto al
resto de países hispanohablantes, lo que induce a sospechar que los españoles
se sienten más intimidados por el género poético. Sien embargo ha sido
significativo el aumento de la participación cubana y colombiana, que han
crecido de especial forma respecto a la de las dos nacionalidades generalmente
más involucradas en este certamen después de la española, es decir la mexicana
y la argentina. Especialmente satisfactorio me parece también el que se hayan
sumado a nuestro proyecto escritores de países centro y sudamericanos cuya
participación precedentemente era nula, o que hayan aumentado las presencias
antes únicamente aisladas.
La composición
de los participantes ha sido básicamente la siguiente: 295 españoles, 232
argentinos, 122 cubanos, 120 colombianos, 101 mexicanos, 59 chilenos, 44
venezolanos, 42 uruguayos, 33 peruanos, 29 brasileños, 12 nicaragüenses, 11
dominicanos, 11 ecuatorianos, 9 guatemaltecos, 7 panameños, 7 salvadoreños, 6
hondureños, 5 paraguayos, 5 puertorriqueños, 4 costarricenses, 4 portugueses…
Todo ello
demuestra, por encima de cualquier otra cosa, que el español está poderosamente
vivo a lo ancho de todo el mundo. A menudo es custodiado, en tierras lejanas,
por personas excepcionales con fascinantes vidas que tienen la generosidad de
contarnos, al menos parcialmente, a través de sus obras. Personas que muy a
menudo, por uno u otro motivo, se han visto obligadas a abandonar sus países de
origen o son hijos de quienes lo hicieron antaño; pero que, aun así, han
conservado celosamente su lengua de origen y la cultura a ella asociada.
Y esto
entronca con otro aspecto que me parece esencial poner de manifiesto. Si
bien todos los años, ya convoquemos Cuento o Poesía, una buena cantidad de
concursantes nos presentan obras de claro contenido social, donde el autor
revela sus preocupaciones por el entorno que le rodea, en la presente
convocatoria el aumento me parece notable. En concreto me gustaría subrayar que
no pocos han abordado el argumento de la violencia desde muy diversos ángulos,
pero siempre con manifiesta preocupación. La violencia, por ejemplo, en
sociedades como la mexicana ha sido recurrente. Pero también la violencia
ejercida sobre poblaciones a las que se obliga a convertirse en refugiados:
sobre quienes pierden hogares y lazos culturales y, arrancadas sus raíces, han
de vagar privados de patria. Muchas veces, privados incluso de la esencial
hospitalidad de una de acogida. Creo que es digno de reflexión el que a tantos
de nuestros autores les haya conmovido este argumento precisamente ahora. Otros
han indagado sobre los vínculos entre la violencia actual y la que justificó
genocidios en el pasado, por ejemplo durante la Segunda Guerra mundial. Hay
quienes se han centrado en la violencia de género o en la racista, en la
ejercida sobre el oponente político o sobre la inocente infancia.
Pero también
hemos asistido a muchas reflexiones sobre la propia literatura, lo que
demuestra el respeto que nuestros autores nutren por una disciplina que
desarrollan con plena conciencia de sus responsabilidades.
Por supuesto
estas son sólo algunas de las muchas consideraciones que sugiere la evolución
del concurso. No obstante, nuestros participantes y simpatizantes podrán
encontrar, prácticamente en tiempo real, información detallada sobre las
novedades referentes al certamen en su recién estrenado Blog y también, como siempre, en
la Web de la Asociación
Países Amigos.
Allí podrán
consultar el acta de fallo con la lista completa de los diecinueve finalistas
cuyos trabajos han sido considerados dignos de tal distinción por parte de
nuestro Jurado ‒condición que a ellos, obviamente, ya les ha sido comunicada‒ y
el ganador. También desde allí podrán acceder a la lectura de la obra ganadora
y podrán contemplar algunas fotos tomadas durante la entrega de premios, donde
se proyectó un fragmento del retrato que el reputado pintor español Alejandro
Cabeza está realizando al ganador de la recién clausurada edición, un homenaje
que forma parte del nuestro premio desde el año pasado. Alejandro Cabeza,
reconocido artista cuyos cuadros forman parte de las colecciones permanentes de
numerosos museos españoles y otras instituciones extranjeras, cuenta con obra
en cuatro museos nacionales españoles, diversos museos provinciales, Academias
como la Real Academia Española, La Academia de San Quirce o la Academia de las
Buenas Letras de Granada, ilustres universidades y múltiples Casas Museo
distribuidas por diversos puntos de la Península.
Para concluir,
me enorgullece poder decir que en la mayoría de nuestros concursantes se advierte
la voluntad de que su obra sirva para mejorar al ser humano, para poner de
manifiesto las deficiencias de nuestras sociedades o los defectos de nuestra
propia naturaleza. Siempre con el afán de corregirlos entre todos. Creo que la
mayoría de nuestros autores se revelan, como pienso debería ser todo autor,
personas esencialmente solidarias.
No menos
orgullo nos causa la enorme fidelidad por parte de nuestros participantes. Es
muy usual que quienes concursan una vez, repitan en años sucesivos e incluso de
forma ininterrumpida. Y es esto algo de lo que nos sentimos especialmente
satisfechos. Si bien nos entusiasma la nueva llegada de escritores que nos han
descubierto sólo hace poco y se acercan por primera vez a este certamen.
A todos,
viejos conocidos y recién llegados, les damos las gracias por la confianza que
depositan en nuestro certamen y por el privilegio que nos conceden al compartir
con nosotros sus obras. Esperamos seguir gozando de ese privilegio en años
venideros, empezando por la convocatoria del 2016. Y continuaremos trabajando
para demostrarnos dignos merecedores de ello.
Por supuesto,
nuestras puertas permanecen también abiertas para todos aquellos que deseen
unirse a nosotros como socios o simpatizantes. Y muy especialmente para las
instituciones, embajadas, ministerios y otras, que decidan apoyar nuestros
esfuerzos en favor de la conservación de una lengua que es la de sus
ciudadanos; que nos une y nos hermana.
Salomé Guadalupe Ingelmo
Coordinadora del IX Concurso Literario
Internacional “Ángel Ganivet”
Para más
información:
+358 44 335 5160
www.facebook.com/paisesamigos
Imágenes:
Monumento homenaje a Ángel Ganivet en la Alhambra de
Granada por Alejandro Cabeza
Fotografía
tomada durante la entrega de premios en Helsinki: Timo Riiho, presidente del
Jurado del Certamen Literario Internacional Ángel Ganivet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar, compartir y opinar