Mauricio Epsztejn—
Como ya es conocido, el 27 de abril pasado se produjo un
incendio en Paez 2796 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde
murieron calcinadas dos criaturas de 7 y 10 años y sufrieron quemaduras o
principios de asfixia sus padres y un policía. Allí funcionaba uno de los
tantos talleres clandestinos que en la CABA confeccionan ropa para distintas
firmas —incluidas marcas de primer nivel como la encabezada por Juliana Awada,
esposa de Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad y candidato a presidente
—en condiciones de vida no sólo indignas para los trabajadores y sus familias
que los, sino ilegales, lindantes con la servidumbre y el trabajo esclavo. Por
eso la frase del título no es retórica.
Como esa situación es conocida por las autoridades y cuenta
con complicidades, particularmente en el gobierno de la Ciudad, el incendio y
sus víctimas sólo agregan un eslabón a la ya extensa cadena. En esas cuevas se
produce gran parte de la ropa comercializada y consumida no sólo en el área
metropolitana sino en el resto del país. Basta recorrer durante la semana la
Avenida Avellaneda y sus calles aledañas de la CABA, en Flores y Floresta y la Feria
de La Salada, en el Gran Buenos Aires, para ver la cantidad de ómnibus y
utilitarios provenientes de distintos puntos del país, para formarse una idea
de la envergadura del negocio y de los miles y miles de trabajadores
involucrados, buena parte migrantes de países vecinos.
Tragedias como las de la calle Paez replican otras en el
mismo barrio, incluso con más muertos, como la del 2006 en un edificio de Luis
Viale 1269, cuya causa judicial corre peligro de cerrar sin condenas debido a
la inocultable decidia judicial.
Un padre que reclama justicia |
Pero como el tema excede la impunidad que gozan algunos
empresarios, si la situación no se revierte es posible que los muertos y demás
víctimas aumenten. Evitar que suceda es responsabilidad indelegable del Estado en
general y de funcionario con nombre y apellido en particular.
Como desgraciadamente las organizaciones sindicales más
grandes no tienen entre sus prioridades la lucha contra el trabajo no
registrado, el llamado “en negro”, porque
privilegian la defensa de los de mayores sueldos, la organización de aquel
sector para defenderse es más dificultosa y se reduce a la ayuda solidaria de
vecinos y demás organizaciones sociales, una de cuyas acciones fue la marcha del
reciente 14 de mayo entre los dos edificios incendiados.
Por otro lado, la exitencia de una gran masa de trabajadores
no registrados le permite a muchos empresarios chantajear y tirar abajo el
resto de los salarios y sueldos, aunque eso conspire contra el bienestar general,
ya que si los trabajadores no tienen dinero, no hay consumo y la economía se estanca.
Convocatoria a la marcha |
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