Osvaldo Riganti—
Con su partido frente a Sacachispas el
22 de abril, si bien desfavorable en el marcador, Excursionistas inauguró su
cancha de césped sintético. Es el único caso en el fútbol argentino, más allá
de la pertenencia del club del Bajo en la 1ª C. Hay otros, como el de River,
con un field similar, pero destinado a su Escuela de Fútbol Ángel Labruna.
El césped sintético y las dimensiones
más grandes de la cancha, alientan perspectivas de un juego de gambeta y más
rápido. Los fanáticos de Excursionistas se ilusionan con las perspectivas de lo
que puede hacer su Nº 10, el “Mago” Orsi, hoy en el banco, habiendo pasado
largamente la barrera de los 30 años.
Pero se cree todavía en las posibilidades
de asegurar la circulación de pelota y activar la llegada de este último,
exponente de una raza de eximios jugadores como Omar Higinio García (gran
figura en el San Lorenzo campeón de 1959), Hugo González (Nº 10 del Argentinos
Juniors que sacudió al fútbol argentino en 1960) y Carlos López (mediocampista
contratado en 1973 por River Plate, donde alternó con hombres como J.J. López,
Merlo y Alonso).
A pesar de haber jugado un solo partido
en la primera de Excursionistas y ser catapultado a la fama por Defensores de
Belgrano (con su recordada trayectoria en Huracán, la Selección Argentina o
habiendo vestido también la camiseta de Independiente), René Houseman, el
mundialista de 1978, es un emblema del club por su consecuente condición de
“hincha” y por haber hecho buena parte de su carrera en las inferiores del club.
Su hijo es hoy miembro de Comisión Directiva.
Excursionistas fue fundado el 1º de
febrero de 1910 en el Bajo Belgrano por iniciativa de un grupo de jóvenes que
se reunían en la esquina de Pampa y Migueletes, desde donde organizaban excursiones al Delta del Paraná y de ahí
surgió el nombre. La primera sede estaba en Palermo, sobre la calle Soler 3631 (Soler
y Coronel Díaz) y hacían de locales en la cancha del club Florida, ataviados
con el verde y blanco, debido al blanco de los manteles y al verde del césped.
En un principio se llamó Unión
Excursionistas, pasando a llamarse Excursionistas a partir de 1920, un nombre
que fue elegido por unanimidad.
Tras mucho pelear desde sus albores, le
cedieron un descampado en Bajo Belgrano, que conserva hasta hoy, entre las calles
La Pampa, José Hernández, Miñones y Migueletes, ubicado en La Pampa 1376. Tiene
capacidad para 5.500 personas.
Durante los años del amateurismo jugó en
primera (ganó el ascenso en 1924). En 1925 le ganó a River por 1 a 0. En 1928
empató con Boca en el Bajo, en un partido en que la hinchada auriazul llenó la
cancha de latas. Ese mismo año le ganó a Independiente.
Un jugador suyo, que fue figura emblemática,
Pedro Thilet, integró el seleccionado argentino en 1926. No entró en el
profesionalismo. Desde 1935 pasó a participar del torneo de Segunda División de
AFA.
Ha sido el suyo un largo peregrinar en
las divisionales “B” y “C”. Hace ya 2
décadas que está anclado en la C.
En sus inicios Excursionistas tenía una
camiseta blanca, con una franja verde horizontal. En 1920 instaló un modelo
parecido al actual, blanca y verde a rayas.
Por los ´60 usó camiseta celeste, en
1973 fue bordó, algunos partidos en los ´80 la usó naranja, rosa en 1994 y
cuando fueron agredidos los jugadores de Comunicaciones al comenzar el milenio
llevó por un tiempo el negro.
En un partido con Laferrere como eran
casacas similares y este club era visitante, “Excursio” jugó el primer tiempo con la camiseta del rival de todas
las horas, Defensores de Belgrano y en el segundo con camisetas azules de
Centro Asturiano.
En 1969 Chacarita salió campeón
venciendo en la final del Metropolitano a River por 4 a 1. Durante un tiempo
como homenaje Excursionistas llevó los colores del cuadro campeón de San
Martín.
Hace una década, cuando un estilo de conducción
daba signos de agotamiento algunos hombres de larga militancia en el viejo club
como el dos veces presidente Eduardo Castro, el que fuera tesorero Eduardo
Roncoroni (hijo del socio Nº 1, Santiago
Roncoroni) y otros viejos luchadores crearon el “Círculo de Amigos de
Excursionistas”, agrupamiento liderado por dos ex presidentes significativos de
la historia del viejo club, como Guillermo Black (un hombre que gozó de un
reconocimiento de larga data en las filas de la institución) y Camilo
Scorpaniti (el último presidente campeón). Guillermo Black falleció y el
nucleamiento pasó a llamarse “Círculo de Amigos Guillermo Black”.
Hace 6 años, con el advenimiento de los
hombres de esta agrupación, se produjo el anhelado recambio institucional.
Lideraron este proceso dentro de la
institución Ángel Lozano (que la conduce desde entonces) y Gustavo Antelo
(que lo secundó como vicepresidente).
Antelo falleció en las Islas Malvinas en un viaje del que participó con sus
compañeros combatientes en el archipiélago. Hoy el remozado vestuario lleva su
nombre. La vicepresidencia recayó en Guillermo Baquero. Y el joven hijo de
Antelo ha tomado la posta integrando la Mesa Directiva, junto a muchachos que
van adquiriendo predicamento como el secretario Javier Figoli, el tesorero Juan
Pablo Scrigna, el vocal Javier Méndez, el presidente del Consejo de Fútbol Daniel
Lozano (hijo del presidente).
Se buscan establecer vasos comunicantes
con sectores del barrio por su conformación social algo hostiles a los equipos
de fútbol.
El club recibe el apodo de “villeros”
porque durante gran parte de su existencia lindaba con una Villa del Bajo
Belgrano, a la cual la dictadura de Videla erradicó en vísperas del mundial
jugado en 1978 en nuestro país.
Allí se practican múltiples disciplinas
deportivas. Hasta el fútbol femenino forma parte de ellas, participando de los
torneos de AFA, en que disputa un espacio con River, Boca y otras poderosas
instituciones de nuestro medio. La práctica de hapkido (arte marcial coreano moderno)
constituye una de las más novedosas.
En 2013 se inauguró la Biblioteca
Digital “Raúl Gantes”, que conjuntamente con el Museo, el Instituto
Excursionistas y el Centro Cultural del Bajo Belgrano Eusebio Gurostidi lleva a
cabo distintas formas de asistencia a los vecinos e instituciones que albergan
a la niñez. Esta a su vez tiene inserción permanente en la entidad del Bajo
mediante la práctica de Baby Fútbol, Futsal y pluralidad de actividades.
La cancha de césped sintético es un dato
ilustrativo de que soplan nuevos vientos aunque bien dice “Página 12” que “la
ilusoria imagen de nuevos ricos” no es fácil compatibilizarla con la vida del
club. Agrega: “Había que verlo al presidente Ángel Lozano, con mameluco y todo,
pintando la platea o al también dirigente Gabriel Chepenekas llevándose a lavar
a su casa las camisetas de los jugadores para ahorrarle a la tesorería los 100
pesos del lavadero. Un puñado de lunáticos sacrifican tiempo, familia, trabajo,
iluminados por una utopía permanente: hacer que el club sobreviva y si es
posible crezca”. El club contempla la realización de obras para el futuro, que
hacen al ensanchamiento de la base social.
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