Barrio, república, organismos históricos
Osvaldo Riganti—
La Boca es un barrio de la ciudad de Buenos Aires
situado en el límite sudeste. Su nombre se origina en que está ubicada en la
desembocadura del Riachuelo al Río de la Plata. Es uno de los barrios más llamativos. Se extiende a lo largo de un río
canalizado que se llama Riachuelo. Su historia está relacionada con los
inmigrantes italianos, que fueron formando agrupaciones de obreros, entidades
culturales y asociaciones. Fue concebida como una “pequeña Italia” en Buenos
Aires. “Muchos, hasta en Buenos Aires, hablan de La Boca como si hablasen de
otra ciudad, no de un barrio que está a dos cuadras de la gran plaza Victoria”
describía en la década de 1880 el periodista porteño José Ceppi (alias Aníbal
Latino) en el capítulo “La Boca y sus habitantes. Los genoveses” de su libro
“Argentinos y europeos. Cuadros sudamericanos”. Según distintas versiones en
1870, 1876, 1882 y 1888 fue declarada República de la Boca, en intentos que
conjugaron el simbolismo y pretensiones más osadas. Y hubo un intento unos
siglos atrás.
El genovés León Pancaldo alumbró por primera vez la
idea de La Boca como República Independiente. A través de un movimiento
separatista impulsó la iniciativa y la puso en conocimiento del Rey de Italia.
Tomó como modelo la República de San Marino. Crearon su propia bandera,
superponiendo a la albiceleste el escudo con la cruz blanca de
los Savoia y coronado por un gorro frigio que simbolizaba el republicanismo del flamante estado.
Pancaldo era un marino y comerciante genovés que tras fracasar en expediciones
diversas llegó al Río de la Plata por 1537 o 1538 cuando todavía subsistía el
poblado de Pedro de Mendoza. El objetivo de su expedición era de índole
comercial. Su nave fondeó frente a la desembocadura del Riachuelo y Pancaldo se
vio obligado a bajar a estos lugares para salvar la preciosa mercancía que
llevaba. Esperaba un nuevo barco que lo llevara al país de los incas pero su
proyecto no se concretó por intervención de Oficiales Reales que le decomisaron
la mercadería por incurrir en contrabando de eslavos (dos esclavos). Le
obligaron a vender allí la mercadería entre gente humilde. La Justicia porteña falló en su contra y lo
obligó a pagar 150 ducados al piloto que lo había llevado a encallar en el
Plata para peor. Pancaldo murió en Buenos Aires, solo y vencido.
De la lectura del blog “Genoveses” surge mucha
información.
En 1876 un grupo de ciudadanos boquenses —según
relata el italiano Ignacio Weiss en su libro “Gauchos, Gesuitti, Genovesi” —inician
un movimiento separatista para reclamar la autonomía de la Boca. Se dijo que el
entonces ministro de Guerra Roca se apersonó al lugar y quitó la bandera genovesa.
Blas Vidal en su revista “Caras y Caretas” de 1904 cita a un “Comité de Defensa
del Barrio” en el que fueron figuras preponderantes los vecinos José Fernández,
Rosendo Vernengo, Bartolo Cafferata, Carlos Blanco, Spiro Ungaro y José
Invierno” como factor preponderante de la intentona. No menciona a Roca como artífice de la solución
del conflicto sino al caudillo boquense Pepe Fernández.
La declaración de República Independiente nunca
figuró en los diarios ni el gobierno italiano recibió comunicación alguna.
En 1870 la Boca consiguió su propia jurisdicción y
quedó legalmente separada de San Telmo. Eran mayormente inmigrantes italianos
quienes poblaron la anegadiza región. Predominaban los genoveses. Era un barrio
marinero. Por esos tiempos ya tenía iglesia y escuela propias, aunque ninguna
plaza pública. La mayor parte de su extensión tenía calles polvorientas. Proliferaban
los lodazales los días de lluvia. Prácticamente no había empedrado. En 1884 se
fundó el cuerpo de Bomberos Voluntarios de la Boca.
Recalaban en el barrio simpatizantes y protagonistas
de movimientos revolucionarios que huyeron de su terruño buscando aquí
protección y libertad. Abundaron logias y sociedades secretas. Tuvo auge el
garibaldismo.
Aunque no se logró el ideal de la República
Independiente, los italianos conformaron una sociedad muy particular que le fue
dando a la Boca una fisonomía especial.
En 1907 parte de la elite boquense formó la nueva República de la Boca. Criticaban ácidamente desde su periódico “Quiquiriqui” al presidente Quintana por su actitud represiva contra el movimiento obrero. La Boca sería epicentro de bravas luchas. El presidente de lo que se dio en llamar República era Roberto Hosking. El escudo era una herradura (símbolo de buena suerte) en cuyo interior se dibujaban unos cuernos, como alejando “la yeta”. Apoyaban el movimiento feminista y sostenían la necesidad de aplicar impuestos a los solteros y expulsar a los extranjeros procedentes de Barracas, Constitución y del Centro. Organizaban eventos y fiestas, reuniéndose seguido en la Isla Maciel.
En 1907 parte de la elite boquense formó la nueva República de la Boca. Criticaban ácidamente desde su periódico “Quiquiriqui” al presidente Quintana por su actitud represiva contra el movimiento obrero. La Boca sería epicentro de bravas luchas. El presidente de lo que se dio en llamar República era Roberto Hosking. El escudo era una herradura (símbolo de buena suerte) en cuyo interior se dibujaban unos cuernos, como alejando “la yeta”. Apoyaban el movimiento feminista y sostenían la necesidad de aplicar impuestos a los solteros y expulsar a los extranjeros procedentes de Barracas, Constitución y del Centro. Organizaban eventos y fiestas, reuniéndose seguido en la Isla Maciel.
Tras años de diluirse la en un principio
promocionada república, en 1923 el pintor Quinquela Martín la refundó. José Víctor
Molina fue elegido “presidente dictador”, nominación por supuesto simbólica,
con un toque humorístico y ajeno a las sombrías connotaciones que estas
palabras tienen con experiencias que azotaron al continente y al mundo.
Participaba Juan de Dios Filiberto. Proliferaba la invocación de títulos
nobiliarios por quienes regían los destinos de esta II República. Los desfiles
y festejos callejeros eran frecuentes. Venían figuras internacionales para las
grandes fiestas que en un principio se hacían en el famoso restaurante “El
Pescadito”, pero en 1932 se inauguró el Rancho Banchero, nominado Embajador de
la Fugazza. Su local se llamó “Casa de los Artistas”. Tras el fallecimiento de
Molina en 1960 pasó a ser “presidente dictador” Victoriano Cafferana, que
sacaba decretos invocando siempre que “ordena, decreta y manda”. Tuvo gran
repercusión en 1965 cuando la Caffarena nombró “comendatore de la República” a
los presidentes de Boca Juniors y River Plate, Alberto J. Armando y Antonio V.
Liberti, respectivamente. Paradójicamente Liberti tenía mayor inserción en la
barriada que Armando. Su padre Tomás dio su nombre a una calle. Su sobrino Juan
Carlos integró hasta hace poco la conducción de la República Museo Histórico.
En vida de Quinquela Martín se produjo una escisión, ya que éste creó la Orden
del Tornillo. La misma se diluyó al morir Quinquela. Y la República de la Boca
también entró en un cono de sombras al morir Caffarena en 1972. Federico Cicchero
quedó como vecino de la Boca y referente.
La III República de la Boca se fundó en julio de
1986 en el local del periódico de la Boca, dirigido por Roberto Álvarez. El
lanzamiento se hizo el 20 de setiembre de 1986 confluyendo todos en el Rancho
Banchero. Fue una gran fiesta.
El 23 de agosto de 1870 tuvo lugar la autonomía
boquense, cuando el barrio creó sus límites jurisdiccionales y tuvo un juzgado
de paz a cargo de don Sebastián Casares. Antonio Bucich fundó el Museo
Histórico. Hoy preside el mismo Rubén Granara Insúa, el vicepresidente 1º es
Pablo Abbatángelo (cuyo padre fue ciudadano ilustre de la República y ambos
dirigentes de Boca).
La Tercera República de la Boca destacó en su
inauguración su fin de “promover, honrar y celebrar toda manifestación de
adelanto público, exaltando las artes y las ciencias en general, fieles a la
conducta seguida desde su remoto origen, basada en el amor a las inmortales
tradiciones”.
El sábado 14 de diciembre de 2011 el Barrio de la
Boca se vio sacudido con la celebración de un banquete en la mítica pizzería
Banchero, celebrando las Bodas de Plata de la III República de La Boca. La
conmemoración reunió entre otros a su presidente vitalicio Rubén Granara Insúa,
su ministro de Marina del Riachuelo, José Mercurio, su ministro de Cultura
Literaria, Héctor Miguel Angeli, el Ministro de Juegos Olímpicos, Pablo Abbatángelo/h
y el Embajador en Génova Juan Carlos Liberti.
Adquieren singular resonancia presencias como la de
Abbatángelo y Liberti. El primero, hijo de un pediatra paradigmático de la
barriada y uno de los dirigentes de más lustre de la historia de Boca Juniors.
El arquitecto Abbatángelo condujo la reconstrucción de esa Bombonera tan ligada
a la épica del más popular de los deportes a mediados de la década del 80,
cuando la popular institución atravesaba una situación poco menos que terminal,
al punto que debió ser intervenida por el Estado. La Bombonera había tenido su
propulsor precisamente en el abuelo del arquitecto Pablo Abbatángelo, el doctor
Camilo Cichero, histórico presidente de los auriazules. Hoy Abbatángelo además
de ejercer una acción combativa ante el estado de cosas en Boca Juniors, lidera
un movimiento por la Identidad Boquense. Y hecha está ya la referencia al
significado de Juan Carlos Liberti, para quien el hecho de haber sido ungido
como Embajador en Génova no es casual. Su tío Antonio Vespucio Liberti, al par
que celebrado presidente de River Plate, fue cónsul en Génova durante el
segundo gobierno del General Perón, sufriendo el ostracismo de un lustro a raíz
de las características persecutorias del régimen instalado en 1955. En 1960 fue
plebiscitado prácticamente para volver a River Plate, obteniendo 8 mil votos,
cifra record para la época, en una elección que contó con una considerable
afluencia de asociados riverplatenses afincados en la populosa barriada que
motiva esta nota.
Es digno de mención el Museo Histórico de la Boca,
presidido también por Granara Insúa y secundado en la vicepresidencia por el ya
citado Abbatángelo, propulsor de cuanta actividad tenga el barrio.
También es de destacar la acción de la Junta
Auténtica de Historia y Cultura de la Boca del Riachuelo, que entregó sus
primeras distinciones de BOQUENSES AUTÉNTICOS a Mario Marcellino como exponente
de todas las horas de la “guardia vieja” de la Boca y al reconocido adicto a
Boca Juniors y hombre de la pintura y el joven cineasta Pablo Giorgelli. Se
asociaron al accionar de esta Junta el Ateneo de la Boca y la Agrupación de
Gente de Artes y Letras impulsados por
sus presidentes Eduardo Bucich y Omar
Gasparini, respectivamente, contando también con el aporte del prestigioso
traumatólogo Humberto Ghermeck y su esposa Celia Marcellino de Ghermeck. Celia
Marcellino de Ghermeck, “Chela”, es alma mater del legendario Ateneo sito en la
Boca...
MI COMENTARIO ES PARA INDICAR QUE EL NOMBRE DE VERNENGO NO ERA ROSENDO SINO ROMULO (SOY DESCENDIENTE DE LA FAMILIA VERNENGO NIETO DE EMMA CATALINA VERNENGO) .
ResponderEliminarESTA NOTA BIEN INTENCIONADA LAMENTABLEMENTE ESTA PLAGADA DE ERRORES. COMO POR EJEMPLO AFIRMAR QUE LEON PANCALDO TUVO ALGO QUE VER CON LA REPUBLICA DE LA BOCA, CREADA CUATROCIENTOS AÑOS DESPUES DE QUE ESTE LLEGARA A BUENOS AIRES. ADEMAS LUEGO DE VIVIR MAS DE OCHENTA AÑOS EN EL BARRIO, NUNCA ESCUCHE DE UNA SOCIEDAD QUE SE PONGA ..AUTENTICA..PARA MENCIONAR SU DESCONOCIDO TRABAJO, LEAN A BUCICH PARA NO ESCRIBIR DISPARATES
ResponderEliminarSeñor Anónimo, le recomiendo leer con atención la nota, porque en ella no hay ninguna inexactitud y menos aún se dicen disparates.
EliminarAtentamente
Osvaldo Riganti
Lo de la República de la Boca es puro cuento, ya lo explica muy bien el Señor Granada Inzua, en su librito sobre la historia de ese asunto, del cual el señor Riganti, como otros escribas de iinternet copian y no nombran las fuentes, para nosotros también hay otras cosas mal como el asunto de Pancaldo La nota está escrita muy embrollada, propiamente una mescolanza, y eso de junta auténtica me hace reir, los unicos autenticos que conozco son los que estan, en Lamadrid y Brown, que compraron el Nuevo Banco Italiano, que estaba uzurpado y que ahora en un museo conocido en todo el mundo, el otro día fuí en un acto por el Día de la Raza y me quedé con la boca abierta, ningún barrio de Buenos Aires, tiene para sus tradiciones una cosa así. Ahora los saludo, recordando a un músico que conocí en el treinta y tantos, que se llamaba Aristóbulo Riganti, tocaba muy bién el piano y componía, entre otras cosas un lindo pasodoble, era muy amigo de un tío mío que se llamaba Antonio Corsico Piccolini, también me acuerdo, que muchos años después aparecía en televisión imitando a Perón. Gracias y saludos
EliminarLa nota refleja datos sacados en forma fidedigna. No saqué nada inexacto y la sometí a consideración de personas relacionadas con el tema, que me hicieron ligeras objeciones y aprobaron el resto. Sobre el señor Aristóbulo Riganti, sé quién es. Tanto que era hermano de mi abuelo y revelo en mi libro "Por ese gran argentino" aspectos de su vínculo con el general Perón, que le llegó a proponer ser doble suyo, como consta en cartas que he exhibido.OSVALDO RIGANTI
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