viernes, 30 de enero de 2015

Implicancias y contexto del caso Nisman en año electoral

Mauricio Epsztejn—
La trágica muerte del fiscal Alberto Nisman al comienzo de un año signado por una decisiva disputa electoral en octubre próximo, hizo volar un hormiguero cuya profundidad y extensión parecieran difíciles de dimensionar. Esta nota es un intento por reflexionar a partir de poner el hecho en contexto. Lo único claro hasta el momento es que tomó de sorpresa tanto al gobierno como a la mayoría de la oposición institucional. Sin embargo, a esta altura del partido no pareciera aventurado
Alberto Nisman
afirmar que Nisman mismo fue una pieza menor de la operación que no trepidó en sacrificarlo cuando su cadáver les resultó más útil a ese fin que las endebles y disparatadas denuncias amplificadas por un enjambre político opositor carente de propuestas, que le dio efímera fama desde las tapas y pantallas de los grandes medios opositores locales y globales.
Sin duda lo que el drama dejó a la vista es que los principales interesados en esclarecer el hecho a fondo son, en primer lugar los familiares —que hace más de 20 años buscan justicia —; también lo es el gobierno, destinatario de la operación golpista y las instituciones de la República. De rebote, el caso podría representar un punto de inflexión en el camino por romper el entramado de intereses económicos y de poder que hasta ahora impidió transparentar y democratizar al Poder judicial y a los servicios de inteligencia.

Esta nota va a eludir hablar de la investigación sobre la muerte de Nisman —tema mediatizado sin apego a ninguna ética por quienes corren sólo tras el rating televisivo —sino enumerar someramente los hechos que jalonan hasta hoy la trayectoria golpista de quienes intentaron condicionar la política del kirchnerismo desde aún antes que Néstor asumiera la presidencia en mayo de 2003. Son hechos y confesiones, no desvaríos y teorías conspirativas.
Un poco de memoria
Previo a eso conviene dar un pantallazo sobre los actores globales involucrados.
La caída del Muro de Berlín en 1989 pareció dejar al mundo al arbitrio de un único jugador: los Estados Unidos. Hasta hubo un plumífero del Departamento de Estado que habló y escribió un panfleto que duró lo que la manteca en la nariz del perro, sobre la llegada del “fin de la historia” bajo la égida del capitalismo liberal. Sin embargo, lo que hoy tenemos es el intento del capital transnacionalizado por borrar las fronteras para imponer sin límites su hegemonía al mundo, lo que encuentra una creciente resistencia. Del mundo unipolar imaginado y anhelado por Wall Street, la realidad actual nos presenta varios centros de poder que ofrecen un margen para ejecutar políticas opuestas a las que se propugnan desde los centros antidemocráticos del capital financiero, ese poder real cuyo rostro y localización geográfica es difuso, cuyo fin supremo apunta a incrementar su poder y dinero y para lograrlo es versátil en medios, sin atarse a recetas sino a objetivos y cuenta con recursos y agentes en todos los países. Argentina no es una excepción. (Ver el blog : De encrucijadas, de caretas y de moral- Agosto 2014 http://unoytres77.blogspot.com.ar/2014/08/de-encrucijadas-de-caretas-y-de-moral.html#more / ¿Se acabó el partido?- julio 2014 http://unoytres77.blogspot.com.ar/2014/07/se-acabo-el-partido.html#more  / Los buitres y sus pichones criollos- junio 2014 http://unoytres77.blogspot.com.ar/2014/06/los-buitres-y-sus-pichones-criollos.html )

Además, en estos días el caso Nisman le dio particular notoriedad a dos diputadas dignas de integrar la nómina: Patricia Bullrich, jefa de un partido itinerante que integra el PRO, entre cuyos antecedentes figura haber firmado como Ministra de Trabajo de De la Rúa la rebaja del 13% a los sueldos de estatales y jubilados y ser acusada ante el juzgado del Dr. Rafecas por lavado de dinero de las AFJP a favor del grupo Clarín; la otra es Laura Alonso, fundadora y una de las primeras presidentas del capítulo argentino de Vital Voices Global Partnership, una organización norteamericana a cuya financiación concurre entre otros Paul Singer, titular de NML Capital, uno de los fondos buitres que litigan contra la Argentina ante el juzgado neoyorkino de Griesa; además es la Vocal titular de la Comisión Ejecutiva 2014-2015 del Instituto Cultural Argentino Norteamericano (ICANA), vinculado a la embajada de ese país, donde Esteban Bullrich, también PRO, es Vicepresidente 1º.
El mal ejemplo
La crisis mundial que ya lleva varios años hizo emerger, particularmente en Europa, movimientos que al principio eran de una izquierda inorgánica englobados bajo nombre genérico de “indignados”. Nacieron como una izquierda distinta a la que dominó ese espacio hasta el último cuarto del siglo
XX, una izquierda que no tardó en superar la etapa contestataria para asumir un compromiso político y voluntad de poder. Se trata de una fuerza joven que mira con simpatía los sucesos de nuestra Sudamérica y el desempeño de los gobiernos democrático-populares aquí surgidos. Uno de ellos es Syriza, que acaba de ganar las elecciones en Grecia y otro es Podemos, que se perfila muy bien en España. A ellos también les afecta el desarrollo del proceso en Argentina y el resultado de las elecciones de octubre acá, donde, insistimos, se juega mucho más que un cambio de gobierno, porque se consolidará, profundizando, el camino iniciado por Néstor Kirchner en 2003 o el país retrocederá hacia la restauración neoliberal que culminó en el desastre de 2001.
Esa es la disyuntiva que enfrentará Argentina, que incluye a países como ahora Grecia y luego será el turno de España, Francia, Italia o Portugal, sin agotar la lista, a quienes aqueja igual problema: renegociar con quita la deuda externa soberana, sin descargar la crisis sobre sus pueblos.
En esa disputa, el gran capital financiero mundial quiere demostrar que es inviable un camino distinto al señalado por la plutocracia internacional, así como derrotar y escarmentar a quienes se atrevan a desafiar su mandato.
¿Cómo encaja Nisman en el drama?
Hay una alta probabilidad que su muerte haya sido una más de las que registra la estadística de la mala suerte. Sin embargo, cualquier persona medianamente informada sabe que quien se mete en el juego de las mafias, aunque ocupe un lugar secundario, emprende un camino sin retorno y pasa a revistar en la categoría de los descartables.
Además, el caso Nisman tiene ingredientes específicos dentro del plan para limar y en última instancia derrocar al gobierno: continúan los juicios a los genocidas de la dictadura y se abre la de los máximos responsables del golpe, los grandes empresarios que lo financiaron, lo instrumentaron y se beneficiaron.
Tal cosa no sucedió nunca en Argentina y tiene escasos precedentes en el mundo. Eso es lo que quieren cerrar Macri y Massa para garantizarles impunidad y eso apuntan lograr en octubre de 2015.
El show del que formó parte Nisman y que terminó con su muerte fue parte de una operación más vasta que no comenzó con el caso AMIA, sino con el ultimátum que José Claudio Escribano, del diario La Nación, le presentó a Néstor Kirchner en mayo de 2003 y que el patagónico rechazó. Tampoco surtieron efecto las “tres tapas adversas de Clarín”, como suponía Magneto, ni la seguidilla sediciosa contra CFK como el alzamiento contra la resolución 125, las once corridas cambiarias, el embargo de la Fragata Libertad, las sublevaciones en Prefectura y Gendarmería, el golpismo policial, la resistencia a democratizarse de una parte importante de la corporación judicial, la agresión de los fondos buitres… las campañas de Lanatta y la lista sigue y sigue, sin no nombrar la procesión de personajes y candidatos que hacen cola para ofrecer sus servicios a la “embajada” norteamericana.
Y como a pesar de sus esfuerzos, la derecha recalcitrante no encuentra un candidato fiable y competitivo capaz de ganarle con votos al kirchnerista que fuera, se desespera. Esa es la madre de las futuras barbaridades que caben esperar de aquí a octubre y después. Por eso recurren a su clásica herramienta: limar la credibilidad de la presidenta, desprestigiarla, tratar de minar su autoridad política e institucional.
Antes, recurrían sólo a los tanques. Ahora y seguramente cada vez más, será el terror, la prensa hegemónica y los golpes de mercado.
La muerte de Nisman puede inscribirse en ese marco.

Lo que uno espera del oficialismo es que, sin ingenuidad, conserve la calma, se mantenga apegado a la legalidad y siga gobernando.

1 comentario:

  1. Muy bueno Mauricio. Coincido: pese a que pueda venir una escalada de operaciones, el gobierno, sin ingenuidad, debe seguir gobernando en calma.

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