lunes, 31 de marzo de 2014

PRECEPTORES, LOS DOCENTES IGNORADOS

Cristian Emiliano Valenzuela Issac--

PRECEPTORES, LOS DOCENTES IGNORADOS es el título de una reciente obra de Leandro Montaña, jefe de preceptores en una escuela media de la Ciudad de Buenos Aires desde hace más de 20 años que decidió compartir reflexiones y experiencias sobre su rol escolar. El preceptor es historizado, desplegado y analizado. Pero la tensión en el rol existe, y a pesar del rastreo pedagógico de la figura del preceptor, Montaña lo llama hoy “el docente ignorado”.

“Yo voy a ser su preceptor”

El preceptor, ese profe de la escuela que no enseña ninguna materia. Quizás, el primer vínculo de los chicos que entran al Nivel Medio. Todo nuevo, la solemnidad de la institución escolar, el primer día de clases en la secundaria, ni la señorita ni el señorito, sino profesores. Y el que toma lista, el que dice a los chicos: “Yo voy a ser su preceptor”.

Toma lista, observa, está ahí, cada día. “¿Qué estudiaste para
ser preceptor?”, pregunta siempre el curioso joven. “No, yo soy profe de…”, y ahí el título es una variable contingente, que recorre el abanico de posibilidades que va desde el profe de informática hasta el profe de educación física, o de la maestra jardinera hasta la maestra de grado, o del profe de psicología hasta el psicopedagogo, o que se titula como un simple estudiante de un profesorado... “¿Y por qué no estás dando clases?”, y allí las respuesta pueden ser varías, pero la sensación de trabajo pasajero no escapa del imaginario escolar.

Ser preceptor y su misión histórica

La disciplina, la responsabilidad, el orden como estandartes de su quehacer cotidiano. Montaña muestra que el rol de preceptor se define en diálogo con una época. En 1813, para Manuel Belgrano el preceptor era el maestro que, para normalizar a sus alumnos, no debía dar más de 6 azotes cuando fuera necesario. En 1943, en el Reglamento General para los Establecimientos de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial, se lo habrá ya denominado como “personal de disciplina” destinado principalmente a mantener el orden. En 1982, bajo la pluma del escritor Martín Kohan en su novela Ciencias Morales (2007), se nos muestra a un jefe de preceptores que llega al colegio para identificar subversivos y entregarlos a las Fuerzas Armadas.

Según el autor, el legado disciplinador sobrevive sobre las espaldas del preceptor. Pero hoy la escuela es otra. Habrá quienes lo considerarán un informante, un preventor, o un administrativo. Pero el autor sostendrá la complejidad del rol como “un tutor no reconocido, un docente oculto, ignorado, un miembro clave, pero a la vez solapado y corrido bajo la alfombra escolar”.

Actor en un escenario complejo

Hoy el preceptor es actor en un escenario. Violencia entre los alumnos, desde la verbal hasta la física; adolescentes abusados por sus padres; docentes divididos en bandos, o bien resignados o bien proactivos; autoridades desbordadas o negadoras; un gabinete pedagógico con altos índices de frustración. Y sus medios para formar jóvenes: la sanción, el apercibimiento, la observación, poner límites, el “dejar libres” a los alumnos. Y también otros medios más amables: charlar, estar, recordar un nombre, dar una sonrisa, reunirse con los padres, mediar conflictos, hacer firmar acuerdos, hacerse amigo por Facebook, acompañar y, principalmente, estar ahí con y para el adolescente. Y por último, la cotidianidad de la difícil convivencia en la escuela, o esas situaciones especiales, como: proyectos y emprendimientos, campañas solidarias, jornadas culturales, celebraciones. Bajo la alfombra a veces sucia de la violencia, a veces cargada de burocracia, o a veces impregnada de las huellas del festejo, el preceptor dice presente.

Una obra breve pero intensa, con anécdotas comprometidas y comprometedoras. Leandro Montaña ni tapa, ni tapita, ni tapón, sino que en su libro recicla vivencias e inquietudes y demuestra que de lo oculto, de lo ignorado, de lo solapado, puede construirse un faro instituyente en la escuela de hoy.

9 comentarios:

  1. Excelente artículo sobre el libro de Leandro Montaña. Yo lo leí y me encantó. Me siento totalmente identificada con el libro, con las anécdotas con los Proyectos y con el rol actual del Preceptor en las Escuelas Medias. Hay que apoyar el trabajo del autor, es muy valioso. Muchas Gracias. Fernanda

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  2. Yo no leí el libro, pero como preceptor puedo afirmar que es un desatre. Si no me creen, pasen por el comercial 24 y verifiquen con el personal docente del mismo.
    Aclaro: EL JAMÁS FUE JEFE DE PRECEPTORES (FUE SUPLENTE DURANTE 3 AÑOS EN QUE EL TITULAR ESTABA DESEMPEÑANDO TAREAS EN SUPERVISIÓN)
    Yo, soy un simple docente... Y me río de su libro!! (Como todos acá, en sala de profesores)

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  3. Este libro se comento en algunos lugares de educación, es un libro que puedo haber escrito Rial Ventura de chusmeríos baratos de cuarta el que escribió esta porquería sufre de envidia de resentimiento de ver como los demás realizan y llevan a cabo sus objetivos y proyectos en la vida. Esta persona es pobre de espíritu y muy muy mediocre. En Media llegó que fue escrito con plata que se le han dado a un grupo de preceptores con el mismo denominador frustrados y envidiosos para proyectos Ese dinero fue utilizado en forma ilegal. Toda la escuela los llaman los korruptos apoyados por un par de profesores. El resto de la escuela le da verguenza asco.

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  4. Muchas gracias, Fernanda, me honran los comentarios de preceptoras tan valiosas como vos.

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  5. Le mando un saludo, profesor. Tal vez Ud. prefiera ignorar que un suplente es igual Jefe de Preceptores, como lo fui durante casi 4 años. Pienso en el hecho de agredirme personalmente sin molestarse en leer el libro, lo cual habla de Ud.

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  6. No la conozco, Silvina Pairos, Ud. no figura entre el plantel docente de la Escuela de Comercio N°24 DE 14, por lo cual ignoraré su comentario. Un saludo.

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  7. Yo soy docente, e invito a todos los que quieran, a que concurran al comercial, a enterarse del proyecto (que cierta persona se niega a conocer), de como se trabaja, y como ciertas personas llevan agua para su propio molino olvidandose de los olvidados de siempre: los alumnos. Hay que reivindicarlos, y no faltarles el respeto (cosa que hacen algunas personas que escribieron aca).

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  8. Soy Docente del Comercial ,Preceptora y dueña de una de esas manos de la tapa del libro, me gustaria aclarar que lo que el Prof Montaña intentó con este libro es reivindicar el rol del Preceptor dado que él mismo lo considera valioso y evidentemente no es visto asi por algunos colegas Docentes..En respuesta a las agesiones e infamias vertidas en comentarios anteriores los invito yo también a visitarnos pero no a la sala de profesores sino a ver los resultados del trabajo del Equipo de preceptores en lo que nos importa y nos ocupó "Los Alumnos".
    Por último le pido e invito al Sr.Ingeniero Boehler que se acerque a conversar conmigo cuando quiera y me diga lo que quiera en persona en la Preceptoria de planta alta donde habitualmente me encuentro, A la Sra Pairos no le digo nada porque quien no se anima a dar su nombre verdadero no merece respuesta alguna de mi parte.

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  9. Hola para todos!
    No tuve la oportunidad de leer el libro, me hubiese gustado, por desgracia pareciera que acá se mezclan cuestiones de tinte personal con el profesional. Considero que debe de tenerse en cuenta siempre el aporte del preceptor, independientemente si éste es o no profesor, sino por el simple hecho de ser humano.

    Saludos para todos

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