lunes, 31 de marzo de 2014

Doce años de esclavitud, Obama, Django y los premios cuestionables

Mario Méndez--

De Holywood a Estocolmo
Cuando uno ve la larga, muuuy larga película de Steve Mac Queen (no confundir: no es el mítico actor norteamericano protagonista de La fuga o Papillón; es un director de cine inglés), sobre todo si lo ha hecho, como yo, sabiendo que la película ya ha sido premiada con el Oscar a la mejor película del 2013, no puede menos que pensar en la no premiada Django sin cadenas, de Quentin Tarantino. Django, divertido homenaje al spaghetti western con el tema de la esclavitud como telón de fondo, que en el 2012 se llevó, al menos, el merecido Oscar al mejor actor de reparto para ese genio austríaco llamado Crhistoph Waltz, es sin duda alguna, una película muchísimo más atractiva, original, ágil y disfrutable que el plúmbeo largometraje (diría larguísimometraje) de Mc Queen.
Cuando uno ve Doce años de esclavitud, y sabe que esta película recibió el Oscar a la mejor película, tampoco puede olvidar (al menos yo no pude), que en 2009 el Comité Nobel del Parlamento Noruego le entregó el Nobel de la Paz a Barack Obama. No diré que ambos premios me produjeron la misma indignación, sería muy injusto. El Nobel de la Paz a Obama es un contrasentido absoluto, una cachetada, una burla a la historia y a la política internacional. Es un fiasco serio. Casi no vale la pena extenderse en el punto: basta ver cómo lleva adelante su política exterior el simpático presidente norteamericano. En comparación a esta bofetada, el Oscar a Doce años de esclavitud es apenas un gesto –tontuelo, si se me permite el adjetivo perimido–, para destacar una película políticamente correcta (excesivamente correcta), aburrida y poco lograda, pero que apela a los golpes bajos (argumentales, sonoros, visuales) para que uno, más o menos, se conmueva. Veamos el argumento: Solomon Northup – Platt, el protagonista, es un hombre negro culto, libre y de clase media que vive en el norte no esclavista y es secuestrado y vendido como esclavo en una plantación de Louisiana. Sufre, como todos los esclavos, vejaciones psicológicas y físicas, durante doce años, hasta que, de una manera excesivamente veloz, un buen carpintero religioso (¡pueden ver las analogías que quieran!), interpretado por un inexpresivo Brad Pitt, le hace el favor de mandar una carta al norte, donde los amigos blancos del negro esclavizado, apenas se enteran, lo vienen a buscar y lo liberan. Así, sencillito, sin mucha más pelea que el berrinche del psicópata que era el dueño de la plantación (interpretado por otro buen actor europeo, Michael Fassbender). Y luego hay un epílogo en el que se produce el reencuentro familiar que, con los violines del caso (y la mirada del protagonista que es, sin duda, un muy buen actor), es imposible que no conmueva un poco. Tras el reencuentro, y el abrazo final, llegan los títulos y se aclara que la historia es verídica, que Solomon Northup escribió el libro Doce años de esclavitud  luego de su nefasta experiencia y se dedicó a militar a favor del abolicionismo, cosa que no nos muestran. Y es una lástima, porque lo que sí nos muestra Mc Queen, todo el tiempo, es al ex hombre libre injustamente esclavizado, mientras que los demás esclavos, los que nunca fueron libres, hacen de comparsa. Y nos deja la horrible sensación de que lo fuerte de este caso es que Solomon perdió su status de hombre libre y fue vejado por doce años, pero que los otros… y bueh, estaban ahí, ya eran esclavos. Yo sé (o imagino, si no lo sé) que Mc Queen no debe haber querido que los espectadores tengamos esta sensación, pero es lo que logra, mal que le pese. Todos los sufrimientos de los otros esclavos, incluidos los de Patsy, especie de fetiche de amor y de odio del esclavista, se muestran en función de las reacciones, o las no reacciones de Solomon, que acapara el punto de vista.

Para terminar, permítaseme un juego con algunas conclusiones, y comparaciones:

Quentin Tarantino
1) Que a Tarantino no lo hayan nominado al Oscar por su Django sin cadenas parece una injusta omisión; en cambio que a Steve Mc Queen lo hayan nominado parece exagerado. Menos mal que no lo premiaron.

2) Que a Doce años de esclavitud le hayan dado el Oscar a la mejor película es como una declaración de principios hollywoodense: premiamos lo políticamente correcto, y si es mediocre no nos importa, incluso nos gusta.

3) Que a Barack Obama le hayan dado el Premio Nobel de la Paz es una maravilla del humor nórdico. Lástima que por estas latitudes ese humor no se entienda.

Ficha Técnica

12 Years a Slave; Estados Unidos/Reino Unido, 2013.

Dirección: Steve McQueen.

Guión: John Ridley.

Fotografía: Sean Bobbitt.

Montaje: Joe Walker.

Música: Hans Zimmer.

Duración: 134 minutos.

Intérpretes: Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong’o, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Sarah Paulson, Brad Pitt.

2 comentarios:

  1. Martín Fernando Romero31 de marzo de 2014, 17:59

    Mucho mejor la crítica que la película. Felicitaciones Sr. Mario Méndez

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno. Impecable lenguaje el de Mendez ... otra!

    ResponderEliminar

Gracias por participar, compartir y opinar