domingo, 29 de diciembre de 2013

A 30 años de Raúl Alfonsín asumiendo la presidencia

Osvaldo Riganti--
Raúl Ricardo Alfonsín asume la presidencia
Alfonsín se dirigió a la enorme concurrencia desde el balcón del Cabildo,El 10 de diciembre se cumplieron 30 años de la asunción del gobierno por parte de Raúl Alfonsín sepultando a los jerarcas del Proceso y reinstalando la democracia. Una multitud eufórica se volcó a la Plaza de Mayo, celebrando el final del régimen militar.
Como lo hizo Hipólito Yrigoyen en 1916, buscando instalar una imagen de la civilidad en los nuevos tiempos.

Describió el cuadro de destrucción dejado por la aberrante tiranía pero vaticinó tiempos mejores con el esfuerzo de todos. Su apoyatura eran, aparte del tradicional segmento radical, sectores intelectuales de centroizquierda.

La administración radical creó la CONADEP (Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas) e impulsó el juicio a las cúpulas militares responsables del terrorismo de Estado.

La decisión de enjuiciar a los genocidas adquirió trascendencia internacional, pero quedó afectada por la paralela promoción de los juicio a las dirigencias de los grupos de militantes armados, la guerrilla, concepción sobre la que se fundamentó el equivocado intento por equiparar sus acciones con el terrorismo de Estado, en lo que se llamó “la teoría de los dos demonios”.

Con Grinspun en el Ministerio de Economía apuntaba a un proceso distributivo, sustentado en el fomento del crédito, controles de cambio y precios controlados. Pero al no atinar articular una alianza con los tradicionales sectores populares, no pudo contrarrestar el hostigamiento de las corporaciones económicas, naufragando el primer titular del Palacio de Hacienda de la era alfonsinista.

A Grinspun lo sucedió Sourrouille, que al tiempo de andar elucubró el Plan Austral, que establecía una política de control de precios, salarios y tasas de interés, frenaba la emisión monetaria y los caminos indexatorios.

Una ley de reordenamiento sindical impulsada por el controvertido ministro de Trabajo Mucci naufragó en el Senado.

Pasos como una política de alfabetización y otra de alimentación universal a través del PAN (Plan Alimentario Nacional) fueron aspectos destacados.

Una ola de alegría sacudía al país en esos primeros tiempos ante la plena vigencia de las libertades públicas. Además los éxitos inciales del Plan Austral reforzaban el consenso del gobierno.

El presidente contó con apoyo popular y de la oposición para sofocar las rebeliones militares. Sin embargo, hizo concesiones a los sectores "duros" de las Fuerzas Armadas lo que repercutió desfavorablemente y terminó en las leyes de Obediencia Debida —que eximía de responsabilidad a los militares por debajo del grado de coronel, en tanto y en cuanto no se hubiesen apropiado de menores y/o de inmuebles de desaparecidos —, respecto a la responsabilidad por los delitos cometidos bajo mandato castrense —y de Punto Final —que extinguía la acción penal contra toda persona que hubiere cometido delitos vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de diciembre de 1983.

El gobierno tomó medidas como la ruptura de relaciones con la Sudáfrica del Apartheid y el apoyo al Grupo Contadora —confluencia de países de la región que bregaban por un orden internacional más justo —al tiempo que expuso en todos los foros una política firme de defensa de los derechos humanos. El presidente le enrostró a Ronald Reagan la injerencia en los asuntos internos de los países en esta parte del mundo en pleno Congreso norteamericano. Alfonsín asimismo procuró una acción concertada entre los países latinoamericanos afectados por la carga de una deuda externa que constituía una traba enorme para el desenvolvimiento económico y social de esas naciones.

Alfonsín asimismo en ocasión de su vista a la Sociedad Ruralo en 1988, se plantó ante expresiones de hostilidad de algunos forajidos enrostrándoles que "no son seguramente productores" y recordándoles que no dijeron nada "pálidos de miedo cuando vinieron en representación de la dictadura". El primer mandatario radical, tuvo enfáticas expresiones acerca de la influencia permiciosa de "Clarín" en la vida nacional.

Pero el deterioro de la situación económica y lo que se consideró falta de firmeza ante los "carapintadas" fueron horadando la base de sustentación del gobierno, que en 1987 perdió las elecciones legislativas y de gobernadores en varias provincias, destacándose el triunfo de Antonio Cafiero (un hombre que tuvo firmes posiciones democráticas en aquellos años, no vacilando en plantarse en el balcón al lado de Alfonsín ante la multitud durante los hechos de la Semana Santa) en la estratégica provincia de Buenos Aires.

Tras el triunfo de Menem en la interna justicialista y su avance hacia la primera magistratura, se fue debilitando aún más la posición del gobierno, registrándose en 1989 un proceso hiperinflacionario y saqueos en todo el país, lo cual derivó en la entrega anticipada del poder al caudillo riojano triunfante en los comicios de 1989.

Quedan de Raúl Alfonsín ante la posteridad su decisión de encarcelar a los asesinos del Proceso, no abjurar —más allá de frustraciones y concesiones —de la defensa del rol del Estado, no ceder a la tentación del hueco discurso "manodurista" y haber instalado la vigencia de los derechos humanos como un valor permanente.

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