domingo, 30 de agosto de 2015

Monumento al supositorio de hormigón

El título no es una broma. Cualquiera lo puede apreciar con sólo darse una vuelta pasando frente a la estación Flores del Ferrocarril Sarmiento.
A alguien, en el Gobierno de la ciudad encabezado por el Ingeniero Macri se le ocurrió la opinable idea de rendirle un homenaje a Hugo del Carril y al actual papa Francisco, decorando con mayólicas alusivas la extensa pared que cierra el fondo de los edificios cuyos frentes dan sobre la calle Yerbal y tapizando el piso con premoldeados de cemento y mosaicos.
No vamos a opinar sobre la obra artística, que a unos les puede gustar y a otros no, sino sobre el criterio arquitectónico, el costo y plazo para la ejecución de la obra.
El patrón es igual al aplicado en el resto de la ciudad: donde hay una calle pavimentada con los antiguos adoquines de granito, se la tapa con hormigón, independientemente de la tradición barrial, de su historia y criterio urbanístico, salvo donde los vecinos se oponen y lo impiden con vehemencia. Como este pasaje tiene de un lado la estación de trenes y del otro al paredón, fue algo ignorado por los funcionarios y fue tapado según acostumbran.
El plazo de ejecución de obra, según reza el cartel, era de 60 días y el costo de casi 1,5 millón de pesos. Como desde que comenzaron a trabajar ya transcurrieron más de 8 meses y aún no concluyeron, cabe la pregunta: ¿esperarán las cercanías del 25 de octubre para sacarse la foto y cortar la cinta?
Si ese tiempo es el que le viene insumiendo al gobierno de la ciudad los cien metros de ese mínimo pasaje, uno se explica lo difícil que le resulta cumplir la promesa preelectoral en 2007 de construir 10 kilómetros de subte por año.

Al fin, la obra está casi terminada y mientras las imágenes del cantor y del papa Francisco quedaron sobre la pared para el disfrute de quienes pasan a su lado, la perspectiva que visualiza cualquier transeúnte o vecino desde la ubicación que se le ocurra, es la de dos majestuosas hileras de supositorios de hormigón que cruzan la cuadra desde Bolivia hasta Artigas. Casi una ofrenda a la escatología.  


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