jueves, 30 de abril de 2015

El asesinato de Martin Luther King

Osvaldo Riganti—
A pesar de declamar sistemáticamente valores humanitarios, Estados Unidos los ha pisoteado y ha tenido un tardío reconocimiento de derechos elementales de nivelación social.
La  segregación racial fue de tal magnitud en el llamado Gran País del Norte que los blancos tenían allí barrios, escuelas, hospitales e iglesias para su uso exclusivo. La gran mayoría de los comercios y bares le pertenecían. “Los racistas podían amenazar, maltratar e incluso matar a los negros con toda impunidad” cuenta “Solidaridad.net”.
El pastor de la iglesia Bautista, Martín Luther King, encabezaba el movimiento contra la discriminación racial, que luchaba de manera pacífica por conseguir que se les reconocieran los derechos civiles a todos, independientemente del color de piel que la persona tuviera.

Entre sus iniciativas más recordadas está el boicot de autobuses en Montgomery, en 1955.
Tras una de sus primeras intervenciones en manifestaciones fue detenido y desde su calabozo escribió una larga  carta a sus “queridos hermanos en el ministerio” instando a los negros a “crear en la sociedad, por medios no violentos, la tensión que ayudaría a los hombres a salir de las profundas tinieblas del prejuicio racial para alcanzar las cimas augustas de la comprensión fraterna”.
En 1957 junto a otros líderes negros fundaron la Conferencia del Liderazgo Sureño Cristiano para usar medios pacíficos contra la discriminación y progresar en los derechos civiles.
En 1964 fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz por su lucha contra la segregación racial.
Bisnieto de un esclavo del sur de Estados Unidos, había nacido en Atlanta el 17 de enero de 1929.
En 1963 encabezó una gran marcha sobe Washington donde, ante a 200 mil personas congregadas frente al monumento de Lincoln, pronunció el famoso discurso “Yo tengo un sueño”.
Él y otros representantes de organizaciones antirracistas fueron recibidos por el presidente John Kennedy, quien se comprometió a intensificar su política contra el segregacionismo en las escuelas y contra el desempleo que castigaba especialmente a la comunidad afroamericana.

A fines de marzo de 1968 se trasladó a Memphis, para apoyar una lucha de trabajadores negros que estaban en huelga por mejores condiciones laborales y salariales. Cuando el 4 de abril se disponía a encabezar una marcha solidaria, desde un grupo de conspiradores le dispararon y murió en la sala de primeros auxilios del St. Joseph Hospital a las 20 horas.

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