lunes, 1 de diciembre de 2014

Ferro quiere volver a ser Ferro

Osvaldo Riganti—

Ferrocarril Oeste fue fundado por empleados del ferrocarril el 28 de julio de 1904. Lo administraban ellos mismos,consiguiendo que la empresa les otorgara los terrenos actuales, donde estaba la llamada "Quinta de Doña Anita":

Allí, en Avellaneda y Cucha Cucha de la Ciudad de Buenos Aires se levantó el estadio que se inauguró en 1905 y fue reconstruido años más tarde, luego que un incendio en 1931 destruyera por completo la tribuna de madera y zinc. El nombre original era "Club Atlético Ferrocarril Oeste de Buenos Aires" y el 18 de agosto de 1938 paso a llamarse Club Ferro Carril Oeste como hoy se lo conoce. Su primer presidente fue Eduardo Bouchez.


Su primera casaca fue blanca con un escudo colorado en forma decorazón a la izquierda y las iniciales del club bordadas en blanco. Como era habitual vestirse con camisetas iguales a las de los equipos ingleses, Ferro eligió la del Aston Villa de Birningham.

El fútbol fue su deporte más relevante, pero en basquet fue uno de los más grandes.

El estadio se llama Ricardo Etcheverri en honor al vicepresidente que fue impulsor de múltiples disciplinas campeonas y está ubicado en Avellaneda y Martín de Gainza con su fondo a los terrenos del Ferrocarril Domingo Faustino Sarmiento. Tiene una capacidad para 24 mil espectadores y actualmente, es el único estadio porteño que se mantiene en el mismo lugar desde su inauguración. Su sede social está ubicada en Federico García Lorca 350 y es una construcción típicamente inglesa. Estadio y sede fueron declarados en 2005 sitio de interes cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En 2012 en la Legislatura se frenó un proyecto inmobiliario que cambiaba la estructura de la zona. El Microestadio Héctor Etchart es reconocido como la "catedral del básquet", uno de los mejores estadios del país.

Ferro Carril Oeste fue destacado por la UNESCO en 1988,"Por sus servicios sobresalientes prestados a la educacióm física y al deporte", un honor que sólo comparte con el Milan.

En el fútbol tuvo una historia de ascensos y descensos, con grandes campañas como la de 1959 y las del primer lustro de los ´80 y jugadores destacados como Roma, Marzolini, Vidal, Balay, Berón Cañete, "Cacho" Sacardi, Cuper, Crocco, Rocchia y Márcico entre muchos otros.

Es tradicional la camiseta verde de Ferro. De todos modos utilizó otras. Por ejemplo en los ´60 una a rayas al estilo del Celtic de Glasgow y en los ´70 una "naranja" como la de la Naranja Mecánica, de la Selección Holandesa.

Tiene un campo deportivo en Pontevedra, en el Partido de Merlo, un predio que se extiende por 17 ha. y  media, con sector de camping, asadores, quinchos, proveeduría, vestuarios, natatorio olímpico, canchas de tenis de cemento, patio deportivo, canchas de fútbol, voleibol, pista aeróbica, voleybol de playa. Allí existe una gigantesca arboleda y es considerado uno de los mejores polideprotivos del país, donde entrenan el plantel profesional y las inferiores.

En los ´90 la caída abrupta de la clase media coincidio con la suya. Ambas estaban interrelacionadas. Su zona, su perfil societario, eran la expresión de una clase media otrora pujante.De aquellos casi 50  mil socios que llegó a tener en los tramos finales de la década pasada, quedaron poco más de 7 mil y un pasivo significativo. Atrás quedaban las grandes campañas como la de 1981 en que fue sumbcampeón metroplitano y nacional, relegado por Boca y River o la de 1982, campeón Nacional, bajo la conducción de Carlos Griguol, el hombre que fue su estratega. Figuró en lugar destacado en los torneos de 1983, fue Campeón Nacional en 1984 derrotando a River en los dos partidos finales con un 3 a 0 y un primer tiempo para el recuerdo en que selló ese resultado nada menos que en el Monumental y se consagró en su cancha por 1 a 0 ante los "millonarios", siempre con Griguol como guía. En el Metropolitano fue subcampeón.

Santiago Leyden lo gobernó 30 años, entre 1964 y 1993, durante los que Ferro obtuvo títulos locales en fútbol, en básquet (campeón sudamericano en 1981, 1982 y 1987) y voleibol. Con él Ferro llegó a tener 42 mil socios. Cuando se fue, quedaba la tercera parte, ya instalada la crisis de los ´90.

Felipe Evangelista asumió a fines de 1993 con una deuda de u$s 5 millones. Todos los jugadores eran del  club, surgidos de las inferiores.

En 1994 Griguol se fue y al poco tiempo pidió ante la justicia la quiebra del club por un documento impago de u$s 50 mil no levantado al vencimiento. La deuda la documentaron y una parte de la operación se canceló endosando documentos firmados por la transferencia a Rosario de Roberto Molina. Vesco, el presidente de Rosario, reconoció el atraso, envió un cheque a Buenos Aires y levantó el documento.

Evangelista suscribió un contrato con Mascardi por el cual le entregaba la repesentación para todo tipo de compra y venta entre el 4 de marzo de 1994 y el 30 de agosto de 1995. Así Ferro transfirió a Burgos, Ayala y Molina, los dos primeros a River y el último a Central, todo por 400 mil dólares aunque se escucharon expresiones de que en los libros del club rosarino figuraban 600 mil. Todo pasaba por Mascardi.

Uno de los últimos actos de Evangelista fue privatizar cuatro áreas estragégicas del club: el tenis, el centro de aptitud física, el Jardín de Infantes y las Oficinas de Captación de socios. Evangelista fue derrotado en 1996 por Marcelo Corso y dejó una deuda de más de 16 millones de dólares según la nueva conducción y casi 11 según la Memoria y Balance. De una forma u otra la situación era comprometida. El equipo salió anteúltimo. Quedaron sólo seis jugadores en su patrimonio: Chaparro, Rocha, Sánchez, Vargas, Vidal y Cura Marino.

Con Corso subsistieron los problemas. El 12 de diciembre de 1999 ganó Leyden con el 58 % de los votos y despertó grandes expectativas por un pasado de grandeza bajo su dirigencia. Encontró otro mundo. "No estaba ni estoy costumbrado a manejar miseria" le dijo a "Clarín" en mayo 2000. Poco después renunció. Falleció un par de años después. Fue funcionario en Deportes de la Nación con el general Viola y en Deportes de la Ciudad con De la Rúa.

Quedó el vice Bondart, al que le hicieron un escrache pidiendo su renuncia y la de toda la CD en medio de una grave crisis. Las deudas se multiplicaban, jugadores por doquier reclamaban la libertad de acción por falta de pago y el club estaba inhibido por el Banco Central. El club quebró en 2002. Como presidente residual quedó Walter Porta, cuando el pasivo era de 27 millones de pesos.

La quiebra dio origen a varias marchas de socios que protestaron por la decisión judicial, que además dispuso que el club fuera manejado por un organo fiduciario compuesto por los contadores Osvaldo Varela y Jorge Oliva, más el abogado Eduaredo Andrada. Este tipo de entidades con difucultades económicas están reguladas por un regimen especial (ley 25.284), que a diferencia de lo que ordena la Ley de Quiebras, admite la continuidad de las funciones del club bajo la conducción de un fideicomiso controlado por autoridad judicial. En 2003 se firmó un acuerdo con Gustavo Mascardi y su empresa Gerenciar S.A. El fútbol lo pasó a gerenciar Mascardi.

La Cámara de Apelaciones en lo Comercial apartó al juez Rodolfo Herrera del Proceso de quiebra y designó por sorteo a la magistrada Margarita Braga. Herrera había armado una licitación para vender el estadio y allí construir un shopping. Una cámara oculta del programa "Telenoche investiga" de Canal 13 mostró el 3 de diciembre de 2003 al juez manifestando su intención de armar la licitación junto al arquitecto Alejandro Etcheverry, socio de Ferro y hermano del fallecido ex vicepresidente de la entidad Ricardo Etcheverry. Se habló de 15 millones de dólares que "darían vuelta" en medio de la elaboración de los pliegos "para obras y factibilidad" a la medida de una empresa constructora.

Las deudas y juicios se sucedían. En medio de tanta penuria, en 2008 por culpa de una cañería se inundó estadio y destruyó el piso de parquet. Con el aporte de los socios se pudo reconstruir.

Daniel Guiñazú en "Mundo 10" del 24/10/2014 recuerda el poco edificante episodio, aludiendo a la frustración de "un negociado inmobiliario del juez Rodolfo Herrera en combinación con el empresario Mascardi para forzar la venta de los terrenos del estadio a precio vil y construir allí tres torres de departamentos". Guiñazú detalló asimismo: "Herrera y los 3 integrantes del primer órgano fiduciario fueron apartados de la quiebra y enjuiciados y recién con la llegada de la jueza Braga se echaron las bases para la recomposición económica e institucional del club".

"Diario Popular" del 13/9/2012 daba cuenta de que "piden juicio oral para Mascardi por la quiebra de Ferro". Acotaba que el empresario y otros 11 imputados eran acusados de "cohecho, negociaciones incompatibles con la función pública y administración fraudulenta".

La jueza Margarita Braga aprobó el plan de pagos. Y resolvió levantar la quiebra del decretada hacía casi 12 años. A partir de esa decisión queda abierto el proceso para que los 8 mil socios habilitados para hacerlo el 30 de noviembro voten nuevas autoridades y logren la normalización institucional, en lo que se espera sea el punto de partida del retorno a las mejores tradiciones de una institución que supo ser señera. Existió algarabía entre los socios el día 17 de octubre del presente año en que se tomó conocimiento de la posibilidad del retorno a tiempos mejores. Ferro quiere volver a ser Ferro.

"Clarín" decía el 4 de diciembre de 2003. "El juez Herrera quiso subirse al último tren y el arquitecto Alejandro Etcheverry, socio del club y hermano del fallecido ex vicepresidente de la entidad planeaban vender el estadio de Caballito y construir un shopping con una inversión de 15 millones de dólares. El Estadio de Ferro se llama Ricardo Etcheverry. Afloran en circunstancias como estas la confesión que en River Plate efectuó el ya fallecido Jefe de Prensa de la Institución, "Beto" González, un periodista de nota, acerca de confidencias que en la oportunidad histórica le hizo un hombre que fue factotum del crecimiento de esta institución, don Antonio Liberti: "Las futuras generaciones se están volviendo muy ambiciosas. Va a llegar un momento que se van a querer llevar el estadio. Pero yo lo hice bien agarrado al río, para que no se lo puedan llevar. El estadio siempre va a quedar".

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