Carta de lectores-05/05/2013
Alicia Motta (Vecina Autoconvocada del
Barrio de Villa Santa Rita).
Era la madrugada
del 2 de abril, feriado largo, en el barrio de Villa Santa Rita de la Ciudad de
Buenos Aires, más precisamente en Helguera y Tres Arroyos, empezó a llover,
mucho, sin parar, con una fuerza pocas veces vista. Pero a pesar de no ser la
primera lluvia intensa, el horror parecía estar presente y se iba acercando
inexorablemente porque enseguida, más rápido que en otras oportunidades, la
calle se cubrió de agua “de cordón a cordón” y subió a la vereda para alcanzar unos
50 centímetros de la altura al llegar a la pared.
Estaba oscuro. Sin
embargo por la ventana igual podían adivinarse dos cosas: que el agua ya pasaba
la ventanilla de los autos estacionados sobre la calle e incluso en la cuadra
siguiente, más cerca de la Avenida Juan B. Justo, solo sobresalían los techos de
los autos. Y lo otro, lo más raro, el agua “no corría”, no se escurría hacia Juan
B. Justo como siempre. No, la calle se había transformado en una gran pileta de
natación de agua sucia.
Una hora después
que empezara este desastre, se cortó la luz. Entonces, como mi hijo había
salido con el auto, le mandé un aviso por el celular para que no volviera porque
estaba todo inundado. Fue inútil porque el suyo no tenía carga, así que no lo
recibió ni se enteró. Cuando casi cuatro horas más tarde apareció asustadísimo
y sin el auto del que alcanzó a salir cuando el agua bajó y le permitió abrir
las puertas, nos contó que se vio obligado a dejarlo “del otro lado de Juan B.
Justo” y a caminar con el agua hasta la cintura para cruzar la avenida pese al “remolino”
que se formaba en Juan B. Justo y Cuenca, allí donde se encuentra un obrador
que nunca supimos para qué estaba allí ni de que se trataba.
Cuando se hizo
de día, lo que vimos fue terrible: autos flotando, gente tomada de la mano intentando
caminar hacia algún lado, vecinos tratando de sacar el agua de sus casas con el
secador, en un esfuerzo sin sentido porque la misma no escurría hacia ningún
lado.
A partir de ese
día, nos conformamos como “Vecinos Autoconvocados”. Primero fuimos los de
Helguera y Tres Arroyos, luego el resto de la comuna 10, nos vinculamos a los
de la 11 con el mismo problema, igual con los de la 7, y ahora ahora se
extendió con los vecinos de Villa Urquiza.
Hay preguntas a
las que las autoridades no nos dan respuesta satisfactoria:
¿Por qué ahora nos
inundamos cuando antes no sucedía?
¿Por qué el agua
no escurría?
¿Por qué el agua
empezó a bajar para el lado contrario al declive de la calle?
¿Por qué se
formó ese gran remolino en el obrador de Cuenca y Juan B. Justo?
Según se dijo en
reuniones que tuvimos con ingenieros que participaron de ésta y de otras obras durante
el entubamiento del Arroyo Maldonado, algo está mal hecho: se habla de una
compuerta que se cerró y eso impide que el agua se escurra, con la consiguiente
acumulación en nuestro barrio; otra versión dice que la causa es la falta de conección
con el canal aliviador; y corren otras…
Lo cierto es que
barrios como Villa Crespo y Palermo, que antes se inundaban, en esta
oportunidad no tuvieron problemas. Así que suenan absurdas las excusas de algunos
funcionarios sobre que: “la culpa es de los vecinos porque tiraron basura sabiendo
que con el feriado, no pasaban a recogerla” ó, “y bueno, qué quieren, con la
cantidad de agua que cayó…”.
Esas no pueden
ser las razones de semejante catástrofe, porque esos argumentos no explican por
qué algunos barrios fueron afectados más que otros por una lluvia tan copiosa,
incluso más que los tradicionales damnificados y por qué quienes nunca las
habían sufrido, ahora la padecen.
No tuvimos luz
por más de quince días, lo que implicó que gente muy mayor o discapacitada
quedara literalmente atrapada en los edificios, sin luz, sin agua potable e
incluso sin gas, porque la fuerza del agua llegó a romper caños de gas. Todos
ellos, estuvieron a la deriva, dependiendo de la solidaridad de los vecinos,
que no fue poca. Los bomberos tuvieron que sacar autos de las cocheras
totalmente inundadas y se habla de muertos que no fueron declarados.
Todo esto fue
prolijamente escondido, ignorado, por el Gobierno de la Ciudad.
Nosotros, los
Vecinos Autoconvocados de Villa Santa Rita, ahora nos reunimos con damnificados
de otros barrios una o dos veces por semana y en conjunto seguimos buscando una
explicación sobre lo que pasó y se tomen medidas para que esta tragedia no se
repita. Porque las angustias, el estrés, los electrodomésticos que ya no
sirven, la comida tirada, las fotos perdidas, cada historia que florece en el
vecino que la cuenta, sigue en carne viva en nosotros y es ignorado por los
medios de comunicación más importantes.
Solo queremos
respuestas. ¿Cómo puede ser que tras el anuncio oficial del fin de las obras sobre
Arroyo Maldonado y los festejos consiguientes que inclñuyeron hasta fuegos artificiales
y carteles a lo largo de la avenida Juan B. Justo, la inundación se repita y
tenga esta magnitud?
Entre las
acciones que venimos desarrollando están las cartas dirigidas al Ing. Macri, a
los consejeros vecinales, al ENRE, a Edesur, avaladas por miles de firmas.
Además, para visibilizar nuestro reclamo en los medios, cortamos dos veces Juan
B. Justo y Nazca; sin embargo, cuando aparecimos en algún noticiero, el zócalo
habló de reclamos por cortes de luz, ignorando que nuestro era por la falta de una
explicación oficial sobre lo ocurrido y sobre las medidas que el Gobierno de la
Ciudad está tomando, si las toma, para evitar que esto se repita.
Hasta ahora no
nos han dado una explicación satisfactoria de lo ocurrido.
Por eso tememos
que el drama se repita. Para que eso no suceda, ¿qué tenemos que hacer? ¿orar
para que no llueva mucho?
En cuanto a la reparación por lo daños
causados por la inundación, el gobierno de la Ciudad nos otorgó un crédito del
Banco Ciudad, a cinco años, con un interés del 0%, a devolver $ 100,= por mes.
Muchas gracias
por publicar esta nota.
Nota
de la Redacción: Según nos informa la vecina que envió esta nota, al cierre de
esta edición muchos de los damnificados aún no habían recibido la
indeminización comprometida por el Gobierno de la Ciudad.
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