lunes, 18 de diciembre de 2017

La gesta de la Vuelta de Obligado

Osvaldo Riganti—
El monumento
El 20 de noviembre se cumplieron 172 años de la batalla de la Vuelta de Obligado. Allí, cerca de San Pedro, las tropas nacionales se enfrentaron con las anglo-francesas que invadían nuestro territorio.
La libre navegación de los ríos era la cuestión esencial. Los países imperiales ya habían fracasado en 1837 en su intento por crear una republiqueta mesopotámica para internacionalizar los ríos argentinos, con el objetivo de disponer un mercado al arbitrio de ellas.
A tal fin al llegar Aberdeen al gobierno inglés elucubró una política expansionista Enviaron a estas tierras al lord Mandeville, que tropezó con la respuesta de Rosas: “Cualquier cosa que me pasara a mí no se podría responder por la vida de un solo extranjero en esta tierra…Sé perfectamente mi posición y debe aconsejarle a lord Aberdeen que es él quien debe meditar bien las consecuencias de una política de intervención”. Le advirtió que ante una eventual invasión “las guerrillas circundarían la ciudad y bien pronto los obligaríamos a ustedes a rendirse por hambre”
Los diplomáticos de Francia e Inglaterra intimaron a Rosas para que las tropas argentinas evacuaran  la banda Oriental, que el almirante Brown levantase el bloqueo a Montevideo y se reconociese la libre navegación de los ríos interiores de la Confederación. Rosas expidió los pasaportes a los ministros Deffauds —representante de Francia— y Omseley —de Inglaterra— que venían a solucionar el conflicto por la diplomacia o por la fuerza.
El 18 de setiembre de 1845 se declaró el bloqueo anglo-francés a nuestros puertos, cuya escuadra bombardeó y se apoderó de Colonia y Martín García.
Contaban con la ayuda de los unitarios, encabezados por Paz, que intentó sin éxito tomar Santa Fe, y una banda de mercenarios que, al mando de Garibaldi, atacaron Gualeguaychú y siguieron saqueando distintos puntos de la zona.
Fue fuerte entonces la resistencia nacional a la agresión. Rosas rompió relaciones con Francia e Inglaterra. Puso las tropas al mando del general Mansilla, su cuñado y hombre de confianza, una fuerza compuesta por 2.500 soldados, entre infantes, jinetes y artilleros. En la Vuelta de Obligado, como refuerzo para impedir el avance de la flota invasora, Mansilla hizo tender de costa a costa 3 gruesas cadenas.
El 20 de noviembre de 1845, la fuerza invasora lanzó su ofensiva. Lucio Mansilla en su proclama instó a que tremolara “en el  Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea”. Se combatió durante casi 8 horas. A las 3 de la tarde los argentinos estaban casi sin municiones. Hubo acciones heroicas de los combatientes, a pesar de lo cual, debido a la superioridad en buques y armamentos los agresores pudieron pasar. Sin embargo, tanto a la ida como al regreso de su excursión al Litoral y Paraguay fueron permanentemente hostigados desde todo punto favorable que ofreció el Paraná.
Rosas  expresó su adhesión al derecho internacional, por el cual los países por donde pasaban ríos interiores tenían derecho de reglamentar su navegación, obteniendo la adhesión de las naciones  americanas.
Los ingleses abandonaron el Paraná a mediados de 1848 y enviaron un representante para negociar acuerdos de paz. El 24 de noviembre de 1849 se suscribió el tratado, quedando nuestra navegación fluvial únicamente sujeta a nuestras leyes y reglamentos. Las tropas argentinas se retirarían de la Banda Oriental y los extranjeros residentes en Montevideo dejarían las armas. El 31 de agosto de 1850 se regularizaron las relaciones con Francia mediante el convenio Arana-Le Pedour.
Las potencias europeas reconocieron nuestra soberanía sobre los ríos, se  obligaron a evacuar la isla de Martín García, devolver los buques argentinos que estaban en su posesión y saludar el pabellón de la Confederación Argentina con 21 cañonazos, en desagravio a la bandera de nuestra patria. Sonaron los cañonazos y las escuadras de las dos naciones más poderosas de la tierra partieron.
Estos tratados representaron un triunfo notable para la Confederación Argentina, que tuvo resonancia continental.
Hasta la batalla de la Vuelta de Obligado la prensa del mundo apenas se había ocupado de la Argentina. A partir de allí se hizo conocer y respetar como el país que se había atrevido a resistir a las escuadras más poderosas del mundo.
San   Martín legó su sable corvo a  Rosas “como una  prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República ante las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarnos”

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