Mauricio Epsztejn—
“Igual que baldosa floja salpico si alguien me pone el pie…”
A veces las baldosas salpican no sólo porque llovió sino
porque simplemente son parte de las miles y miles que están rotas y tapizan, injustamente
distribuidas según los barrios, la geografía de la Ciudad de Buenos Aires. Cualquier
persona que la transita, de día o de noche, conoce esa realidad por la que
muchos terminaron en el piso y lastimados o, cuando menos, embarrados.
Si el lector piensa que la cita del epígrafe era la introducción
para una nota sobre música popular, nos queremos disculpar pues, por lo que
venimos diciendo, ya se habrá percatado que el tema apunta en otra dirección,
que lo artístico no encaja en el contexto, por lo que, aun estando lejos de la
troupe de aplaudidores del presidente Mauricio Macri, le birlaremos la
muletilla que usa para salir del paso cuando algún periodista lo arrincona con
preguntas incómodas y diremos que por ahora: “esa se la debemos”.
La realidad sobre la que vamos a hablar es, literalmente,
más pedestre: un negocio privado con fondos públicos que implica pagarle 14 millones de pesos a la consultora
norteamericana McKinsey, amiga del PRO, a razón de 160.000 pesos por día, para producir un informe sobre el estado de
las veredas en la ciudad y qué hacer al respecto, en un distrito que esa fuerza
gobierna desde hace 9 años (8 años de Mauricio Macri y el último de Horacio
Rodríguez Larreta, su hombre de confianza en la CABA).
La convocatoria de empresas para hacer el trabajo fue por una
licitación privada (no pública, que ofrece más garantías de transparencia),
donde se presentó, casualmente, un solo oferente, McKinsey, al que, casualmente, se la adjudicó. Difícil
entender la diferencia entre ese proceder y la adjudicación directa a un
candidato digitado.
Además sería bueno que el gobierno explique por qué, si las
Comunas son las responsables de cuidar el grueso de las veredas de la ciudad
involucradas en el proyecto, qué necesidad había de otorgarle ese trabajo justo
a tal privado, cuando hay áreas de gobierno capaces de respaldar técnicamente a
las Comunas y por qué, con tanto dinero destinado a publicitar a través de carteles
y otros medios de comunicación, las reuniones de Larreta con vecinos, no se
publica una dirección de mail y un teléfono donde los simples vecinos de la
ciudad puedan informar de manera gratuita lo mismo que Larreta le da como
negocio millonario a los amigos de Lopetegui y Quintana.
Por otro lado, sería bueno que el gobierno informe por qué
hay tantas veredas rotas después de haber sido arregladas hace escasos meses,
por las que el gobierno de la ciudad pagó desde 2014 unos dos mil millones de
pesos ($ 2.000.000.000), qué funcionarios participaron durante ese período, quién
hizo el control estatal sobre la calidad del trabajo, quién aprobó los pagos,
el detalle de los materiales empleados por los contratistas privados, si hubo
alguna investigación sobre posibles desvíos de materiales y personal hacia
emprendimientos privados, los recaudos que se tomaron para evitarlo, la
garantía que dieron los privados por las obras, si hubo penalidades por
fraudes, incumplimientos y/o negligencias.
Un informe de esa amplitud sólo el Estado está en condiciones
de hacer y no puede delegarlo en un privado como McKinsey, al que le cedió el
teatro Colón para un evento privado y con el cual puede haber un conflicto de
intereses.
Un gobierno que ha hecho de la transparencia y la anticorrupción
su caballito de batalla electoral. Un pobre equino ya bastante chamuscado, podría
hacerse merecedor a una cucarda si logra atravesar indemne este laberinto de
dudas presentadas ante la Legislatura de la ciudad y los organismos de control,
sin necesidad de un McKinsey generosamente retribuido.
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