Osvaldo Riganti—
Parece que la oleada mercantilista que ganó a Boca
Juniors desde el advenimiento de Mauricio Macri es extensiva ahora a River
Plate. Sectores incrustados en la administración del presidente D´Onofrio
pugnan en tal sentido.
En
la última Asamblea empero, merced a la presión de sus integrantes capitaneados
por el vocero de la mayoría Sebastián Gagliardi, que hizo un firme planteo
adverso a tal propósito en base al documento “NO A LAS S.A. EN EL FÚTBOL ARGENTINO”,
suscripto por la unanimidad de las agrupaciones actuantes en la vida política interna
del club de Núñez, forzó al titular del club a sostener esa orientación llevándola
al Congreso y a los partidos políticos. D´Onofrio venía sustentando una actitud
ambigua: “River va a seguir siendo una sociedad civil, pero no puedo obligar a
otros clubes si desean lo contrario”, había dicho reiteradamente. Sin embargo,
al cierre de la Asamblea giró en su postura y se comprometió a efectivizar el
pronunciamiento asambleario sentando un categórico rechazo a la introducción de
las S. A. en la AFA, en momentos que recrudecían las versiones de una batería
de medidas del Poder Ejecutivo para lograr el sueño dorado de Mauricio Macri: que
los clubes se transformen en Sociedades Anónimas.
“Voy a ir al Congreso y los partidos políticos
con esta posición” afirmó D´Onofrio ante una concurrencia que coreó
entusiastamente “¡El club es de los socios!”
Pero
así como sus tradicionales rivales padecen la caída en picada de Boca Juniors
como sociedad civil, los asociados riverplatenses siguen viviendo momentos de
zozobra. Su máxima autoridad viene diciendo reiteradamente que es una hipótesis
suprimir el nombre de Antonio V. Liberti y dar al estadio el de una firma
extranjera. Desconfiados conocedores de los tejes y manejes en el fútbol
argentino pusieron en duda el remanido argumento de “saneamiento del pasivo”
que esgrimió el comando “millonario”. A poco de andar las manifestaciones
presidenciales parecieron robustecer tales temores. “Así podríamos pagar
mejores primas a jugadores que no podemos retener por sus demandas económicas”
dijo D´Onofrio en “La Red”. Un argumento que parece endeble en un club que pese
a tal contingencia cosechó la más importante racha de títulos internacionales
de su historia.
En
estas condiciones la salida propuesta parece más encaminarse a que los
jugadores se lleven el oro y el moro que a otra cosa. Estos abultarían sus ya
considerables patrimonios y la identidad riverplatense sufriría un traspié, al
despojarse al estadio del nombre del dirigente más popular. Las estimaciones
económicas de D´Onofrio no refuerzan el entusiasmo. En un momento habló de u$s
14 millones que ingresarían a las arcas del club por el operativo que ya
levantó una polvareda de cuestionamientos por esos lares. Pero en
manifestaciones que recoge “Diario Popular” se habla de u$s 5 a 10 millones, lo
cual torna muy confuso todo, porque son millones de dólares los que van y
vienen.
La
oposición riverplatense ha disparado su artillería ante un tema que considera
como inmerso en una ofensiva contra la historia. El principal líder opositor,
Antonio Caselli, en su visita al Movimiento de Conducción Riverplatense (MOCRI,
una de las agrupaciones con mayor peso en la vida política del club, que dio al
mismo dos presidentes, los doctores Hugo Santilli y José Aguilar) fue
categórico en el rechazo: “Que pinten todo el estadio con el nombre de la firma
que quieren traer pero que no toquen el nombre de Liberti. Parecidas posiciones
esgrime otro candidato presidencial el ex presidente del Departamento Físico
Omar Gagna.
Llamó
la atención que todavía no se haya se pronunciado sobre el particular el doctor
Kiper, sempiterno crítico de distintas gestiones. Como dato ilustrativo no está
de más considerar que en la última Asamblea, sus representantes de socios
tuvieron posiciones de acercamiento al oficialismo y hasta de encomio a la conducción.
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