Osvaldo Riganti--
El anarquismo es un sistema político y filosófico
basado en la idea de una sociedad sin gobierno. Pregona la libertad del hombre,
el libre acuerdo entre semejantes y la organización de un sistema en que no
deben existir clases, intereses privados ni leyes coercitivas. Apunta a
asegurar la producción y el abastecimiento sin explotar al hombre.
El crimen político que se alza contra la tiranía es
presentado por el anarquismo como un acto justo sin condena moral. Ha ido muy
lejos en el desprecio de la vida humana, pero también tienen fundamentaciones
políticas, religiosas y sociales que subyacen en su concepción. No se pueden
negar sus bases filosóficas y científicas ni sus distintas corrientes con
diversidad de métodos.
En nuestro país uno de sus más destacados exponentes
fue Severo Di Giovanni, llegado a Buenos Aires en 1923, procedente de Italia.
Vino huyendo del fascismo. Casado, con 4 hijos, después de la muerte de sus padres,
cuando tenía 19 años se volcó a esta acción. Estudió magisterio. Era partidario
de la acción directa contra el Estado y el capitalismo. Obrero tipógrafo y
autodidacta, sacaba el diario “Culmine” en italiano para difundir la teoría
libertaria contra el fascismo.
Sostenía el anarquismo expropiador, para apoyar la
lucha de los sindicatos autónomos, la ayuda económica a los presos sociales y
políticos del sistema capitalista y el financiamiento de periódicos para
difundir el ideario anarquista, como “La Protesta”. Sostenía allí: “Desde que
se comprobó que la propiedad es un robo, no hay más ladrones aquí que los
propietarios”.
Como respuesta a las ejecución en Estados Unidos de
dos inmigrantes italianos y militantes anarquistas, Nicola Sacco y Bartolomeo
Vanzetti, hizo explotar el 24 de diciembre de 1927 bombas en el Banco City y en
el Banco Boston, con un saldo de 2 muertos y 23 heridos. Las víctimas eran trabajadores
bancarios, transeúntes y clientes. Teniendo noticias de que el cónsul italiano
iba a estar en el nuevo edificio del consulado, en la calle Quintana 475, junto
al nuevo embajador italiano Martín Franclin, el 23 de mayo de 1928 colocó una
bomba que destruyó casi completamente el consulado, matando a 9 personas e hiriendo a otras 34. El
mismo día Di Giovanni fue a la Boca con el propósito de volar la farmacia de
Benjamín Mastronardi, presidente del Comité Fascista de la Boca, en Almirante
Brown 899. Colocó un poderoso artefacto explosivo que fue desactivado por el
pequeño hijo del farmacéutico Dante Mastronardi, al que le llamó la atención el
maletín en que estaba la bomba, por lo que le quitó la manija y el detonador.
Pudo ser una tragedia. Di Giovanni también colocó una bomba en Avenida La Plata
351, que demolió la casa que tenía en Caballito César Alfetra, miembro de la
policía secreta de Mussolini, a quien los exiliados italianos habían
descubierto y denunciado por sus torturas.
En diciembre de 1928 el presidente norteamericano
Herbert Hoover visitó la Argentina. Los hombres de Di Giovanni planeaban volar
el tren en que viajaba como represalia por el crimen de Sacco y Vanzetti. Pero
las fuerzas de seguridad estaban sobre aviso y detuvieron a su compañero
Alberto Scarfó poco antes de colocar el explosivo en las vías. Di Giovanni no
pudo ser capturado pero fue declarado
enemigo público número 1”. Bajó su nivel de exposición y activó la publicación
del periódico “Culmine” desde la clandestinidad.
Desde allí fue un implacable crítico del régimen
tiránico de Uriburu y fue detenido por sus esbirros el 31 de enero de 1931. Se
despidió de su familia y fue ejecutado en el patio de la penitenciaría de Las
Heras al día siguiente, ante varios testigos, entre ellos el escritor Roberto
Arlt, que reflejó el episodio en un artículo.
Este febrero se han cumplido 84 años del episodio.
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