domingo, 29 de septiembre de 2013

A 40 años del golpe de estado en Chile

Mauricio Epsztejn
Salvador Allende
El 11 de septiembre se cumplieron 40 años del derrocamiento del gobierno constitucional chileno encabezado por Salvador Allende y su muerte, en lo que fue el inicio de una de las dictaduras cívico-militares más largas y sanguinarias de esta Sudamérica.
También fue en otro setiembre, el 4 de setiembre de 1970, que la Unidad Popular, una coalición por él encabezada, ganaba las elecciones democráticas en lo que fue la primera vez que lo lograba enarbolando las banderas del socialismo. El mismo día, el gobierno de Estados Unidos presidido por el republicano Richard Nixon decidió lanzar una operación para derrocarlo, una tarea que le encomendó al entonces Asesor de Seguridad Nacional, luego Secretario de Estado y premio Nobel de la Paz, Henry Kissinger, quien recurrió a la CIA y cuya primera acción fue asesinar el 22 de octubre de 1970 al general René Schneider, comandante del ejército chileno, usando al grupo derechista Patria y Libertad.
Esta nota es un homenaje al Presidente Salvador Allende quien, consecuente con sus convicciones hasta el fin, ofrendó su propia vida en el altar de la democracia y la justicia social. Si bien no fue el único que en esta Sudamérica pagó por ello, la envergadura de su figura se derrama como ejemplo.

Semejanzas

Sin embargo, fechas como esta no sólo dan pie al homenaje sino que se prestan a reflexionar sobre ciertas regularidades en el proceder de los Estados Unidos, independientemente del partido gobernante y de los cambios producidos en escenario mundial desde aquel 1973. Lo mismo se puede decir respecto al proceder de muchos otros actores sociales de este subcontinente.

Al momento en que Salvador Allende asume la presidencia de Chile la situación de los países que lo rodeaban o más influyentes de la región era la siguiente:

Dictaduras cívico-militares de derecha en: Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia —que además le sumaba el conflicto territorial derivado de la guerra del Pacífico de fines del siglo XIX.

Dictadura nacionalista: Perú, enfrentado con Chile por la misma guerra del Pacífico.

Es decir, el gobierno de la Unidad Popular asumió enfrentando la contra de EE. UU. y de la mayoría de sus vecinos.

En cuanto a las fuerzas internas, Salvador Allende no tuvo ni un día de paz desde que asumió.

Al asesinato del general Schneider, le siguieron las conspiraciones internas, el sabotaje económico, el desabastecimiento, la acción desestabilizadora de la ultra izquierda, las caceroleras esposas de militares, el paro por más de dos meses de los empresarios camioneros, el desabastecimiento, las huelgas mineras de los obreros mejor pagados, el poder judicial transformado en partido de la oposición y, por último, el 22 de agosto de 1973 la Cámara de Diputados por 81 votos (los del Partido Demócrata Cristiano y Partido Nacional) contra 47 de la Unidad Popular, declaraba ilegal al gobierno y hacía un llamamiento público a las fuerzas armadas y de seguridad para que deliberaran sobre la situación institucional, lo que representaba un abierta convocatoria al golpe de estado.

Un papel relevante lo jugó el diario El Mercurio, propiedad de Agustín Edwards que, según documentos desclasificados de la CIA recibió de Estados Unidos u$s 2.000.000 para la propaganda desestabilizadora.

Si el lector encuentra alguna semejanza con personajes, discursos y situaciones actuales en los países de esta Sudamérica, les advertimos que no se debe a la casualidad.

Diferencias

Tan cierto es que el fin de la guerra fría dejó a Estados Unidos como la única superpotencia a nivel global, como que las resistencias a su dominio también se fueron globalizando y cada vez le cuesta más imponer su voluntad sin medir las consecuencias.

Por eso, aunque ahora tienen un presidente negro y ya no se diferencia por razas la actuación de la superpotencia, ni hay discriminación de hacia dónde los pueblos oprimidos dirigen sus insultos, la historia está lejos de haber llegado a su fin porque en el proceso se fueron conformando bloques de naciones que empiezan a tallar en la arena internacional con un nuevo equilibrio de fuerzas.

En ese panorama, Sudamérica y el Caribe dejó de ser el sumiso patio trasero de Estados Unidos y discute su destino independientemente de lo que opine el Gran Hermano. Aunque nadie puede afirmar que sea un proceso sencillo y concluido, lo comprobable es que si 40 años atrás triunfó el golpe contra en el Chile de Salvador Allende, en la actualidad este cono sur contiene fuerzas internas en la diversidad de sus países, capaces de neutralizar golpes como aquellos. Venezuela y el intento contra Chávez fue un caso; Bolivia y Ecuador, con el apoyo de UNASUR, fueron otros. A su vez, la participación de la apenas nacida UNASUR, que evitó una guerra entre Colombia y Venezuela, muestran una nueva realidad regional promisoria, que amplió sus acuerdos hacia países caribeños, incluida Cuba y respaldó en todos los foros el reclamo argentino por Malvinas, al mismo tiempo que trabaja por avanzar en la integración regional sin pedirle permiso a nadie, a pesar de que aún persisten enclaves que pugnan por repetir el pasado.

En ese marco, Chile también empieza a desprenderse de la herencia pinochetista que aún le pesa como lastre y puja por abrir otra vez sus grandes alamedas para que irrumpa la esperanza.
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Homenaje a Salvador Allende

Audio producido por Tengo una Idea para Radioteca.net (de Radialistas Apasionadas y Apasionados), al que se puede acceder a través de:
http://radioteca.net/audio/homenaje-a-salvador-allende-11-09-73/

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